Robert Urich: el extraño cáncer que acabó con la vida de la estrella televisiva de los 70

Alcanzó la popularidad en series como SWAT y Las Vegas. Su nombre era número puesto en los mejores programas del momento. Pero se fue muy pronto

A fines de la década de 1970, muchos productores contrataban a Robert Urich impresionados por su apariencia juvenil (Foto: The Grosby Group)

Dicen que a mediados de los 60 las alumnas de la Universidad de Florida intentaban pasar más tiempo en los pasillos que dentro de las aulas y que cuando jugaba el equipo de fútbol americano, en las gradas, el público femenino aventajaba en número al masculino. No era para menos. Entre los jugadores se destacaba un muchacho atlético, simpático y con una pinta de esas que provocan que el mismísimo Adonis presente una queja por “competencia desleal”. Era Robert Urich.

Urich nació y creció en Toronto, Canadá. Aunque sus padres no tenían nada que ver con el mundo del espectáculo, el arte comenzó a rondar en la familia. Robert solía escuchar fascinado las historias que contaba Tom, su hermano 10 años mayor, que había decidido ser actor.

Los escenarios lo atraían. No obstante, al terminar el secundario su físico atlético y su capacidad para los deportes le permitió conseguir una beca en la Universidad de Florida. Sin dudarlo, cambió las frías calles de su ciudad por las playas de Miami. Mientras se convertía en uno de los jugadores estrellas del equipo de fútbol americano -en el que unos años antes había brillado Burt Reynolds- no descuidaba sus estudios: se graduó en periodismo radiotelevisivo. Al terminar realizó un máster en gestión e investigación de medios en la Universidad de Michigan. En esa ciudad trabajó de productor comercial en una radio y tuvo su primer acercamiento a las cámaras cuando lo contrataron como meteorólogo en un noticiero. Luego condujo su propio talk show en una cadena local.

Pese a sus pergaminos académicos, la actuación ya lo había picado, y comenzó a colaborar en distintas compañías teatrales. En Chicago, un cazatalentos le aconsejó que esa ciudad estaba muy bien pero que si realmente quería una carrera en el mundo del espectáculo debía trasladarse a Los Ángeles. Así lo hizo.

En 1995 Robert Urich obtuvo una estrella en el Paseo de la Fama (Foto: NBC Television / Getty Images)

Los comienzos no fueron sencillos. Urich lo que deseaba era ser director de televisión, pero sabía que por pinta y posibilidades, lo que podría ser era actor. Además, “tenía necesidad de comer y sabía lo que significa estar sin trabajo”, solía explicar.

Poco a poco su nombre empezó a ser conocido y obtuvo algunos pequeños papeles en televisión. Una tarde, su agente le confirmó que le había conseguido un rol chico en una película grande. Así formó parte de Harry el sucio, junto a Clint Eastwood. Sin embargo, la gran posibilidad en el cine no llegaba. “Me había graduado como investigador y podía ganarme la vida como tal, pero ya había mostrado a mis padres mi orgullo rechazando su ayuda. Era muy joven y me resistí con tal de no pasar por la humillación de reconocer mi fracaso”.

La popularidad no le llegaría desde la gran pantalla sino desde la pequeña: la televisión. Lo llamaron para distintos roles en las series Kung Fu, Marcus Welby y La ley del revólver. Es cierto que eran papeles secundarios pero en los programas más vistos del momento, lo que implicaba que público y sobre todo productores cada día lo identificaran un poco más.

Fue en 1975 que logró el protagónico que lo llevaría a la fama y que, entre otros países, lograría que su rostro se hiciera muy conocido en la Argentina: la serie SWAT. El programa narraba las aventuras de un grupo de policías pertenecientes a un cuerpo de elite. Al principio de cada capítulo quedaba bien claro de qué iba la cosa: “Cuando la gente tiene problemas llama a la Policía, pero cuando la Policía tiene problemas llama a SWAT”.

Robert Urich, con el elenco de "SWAT"

SWAT comenzó a emitirse en la Argentina en 1976 y su éxito fue inmediato. Para esa época era común ver a los chicos jugando e imitando a los protagonistas de la serie. Todos usaban gorras que al momento de pelear con los malos sí o sí debían ser colocadas con la visera para atrás. Las nenas se dividían entre dos equipos. Las que suspiraban por el oficial Luca, personaje que interpretaba el actor Mark Shera, y las que estaban enamoradas del oficial Jim Street, encarnado por Urich.

Pese a su éxito el programa duró muy poco. Se lo criticaba por su exceso de violencia y por mostrar policías que adherían más al “dispare primero y pregunte después” que a verdaderos defensores de la ley y el orden. Años después, Urich explicaría por qué se canceló la serie. “SWAT fue un verdadero boom que catapultó a todos sus intérpretes a la popularidad. Pero las presiones de la censura, atacándola de violenta, determinaron su prematuro final, al margen de las desavenencias que surgieron entre Steve Forrest, el actor que interpretaba al comandante del escuadrón, y el resto del equipo”.

Después de interpretar a Jim Street, Urich actuó en otras ficciones, entre ellas Los ángeles de Charlie, pero en ninguna con continuidad. “Son los inconvenientes, los imponderables o los altibajos, como prefieran llamarlo, del mundo del espectáculo. Un mundo duro, ilógico, incomprensible y en ocasiones, incluso cruel. Hoy te sobran las buenas ofertas, los buenos trabajos y personajes, y mañana... ¡se acabó! Abres los ojos y compruebas con desaliento que no te queda nada, que te han olvidado, que tus miles de seguidores se inclinaron hacia otros ídolos”.

La oportunidad volvió a llamar a su puerta y esta vez sí decidió quedarse un rato largo más. Entre 1978 y 1981 protagonizó la serie Las Vegas. Por su interpretación obtuvo dos nominaciones a los Globos de Oro y su consagración como sex symbol. Nunca más se quedaría sin trabajo, tanto que tiene el récord de mayor cantidad de papeles obtenidos en series televisivas.

En el amor tuvo un primer matrimonio con Bárbara Rucker, que duró de 1968 a 1974. Al año siguiente de su divorcio se enamoró y casó con la bonita Heather Menzies. La muchacha era conocida por haber interpretado a Louisa von Trapp, una de las hijas del capitán Von Trapp, en ese clásico que es La Novicia Rebelde. Juntos fueron padres de tres hijos, Ryan, Emily y Allison.

Robert Urich con su esposa Heather Menzies, quien también murió de cáncer, en 2017

Sin llegar a la categoría de megaestrella, Urich había logrado una interesante carrera en la televisión. Su cara se hizo conocida y familiar tanto que, según contaba con humor, la gente se acercaba no para hablarle de sus personajes sino de su familia o sus mascotas. En 1996 protagonizaba la serie The Lazarus man cuando su cuerpo comenzó a dar señales de que algo no andaba bien. Realizó varias consultas médicas, estudios, más estudios, hasta que se logró el diagnóstico: tenía un sarcoma sinovial celular, un extraño tipo de cáncer que ataca las articulaciones del cuerpo.

Es casi inimaginable lo que habrá sido ese diagnóstico para el actor y su familia. Sin perder tiempo arrancó con quimioterapia, radioterapia y fue sometido a dos intervenciones quirúrgicas.

Lejos de esconderse, Urich comprendió que la fama también es buena para concientizar y alentar a otros. Hizo pública su batalla contra la enfermedad e inició un ciclo de conferencias que lo llevó a recorrer numerosas ciudades de Estados Unidos y a hablar ante más de 200 mil personas. Con la ayuda de su esposa creó la Robert Urich Foundation for Sarcoma Research, para ayudar en la investigación contra el cáncer.

Robert Urich, cuando enfrentaba el cáncer

Al trascender su enfermedad recibió innumerables muestras de solidaridad pero también experimentó que Hollywood puede ser una verdadera “trituradora de carne”. Cuando se enteraron que tenía cáncer los ejecutivos de Castle Rock, sin consultarlo, cancelaron The Lazarus man. El actor los demandó por ruptura de contrato ya que sostuvo que pese a su tratamiento podía trabajar. Logró una indemnización equivalente a 73.000 dólares por episodio, que es lo que habría recibido por la segunda temporada.

Mientras demandaba al estudio siguió con su tratamiento y sus charlas. Cuando le preguntaban cómo hacía para seguir adelante respondía “no siempre podemos controlar lo que nos sucede pero sí podemos controlar como reaccionamos” y aconsejaba “Buscar el mejor consejo médico, acumular esperanza y sobre todo rodearse de familiares y amigos para enfrentar la situación”.

Urich siguió dándole pelea a la enfermedad, pero no puedo vencerla. Falleció el 16 de abril de 2002 en California. Murió rodeado de su familia y sus amigos, como quería él, como queremos todos.

El 16 de abril de 2002 murió en California

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