El 8 de septiembre de 2019 miles de personas se entristecían con la noticia de la muerte de Camilo Sesto. En la puerta se comenzaron a amontonar flores, fotografías, cartas y hasta algunos discos de vinilo para homenajear a la voz de baladas inolvidables como Algo de mí, Perdóname o El amor de mi vida. En las redes sociales se multiplicaban los mensajes para recordarlo, desde los que afirmaban que se habían enamorado o hecho el amor con sus canciones de fondo y los que pedían que se comenzara a filmar una serie contando la vida del artista.
Alcanza con leer una pequeña biografía para descubrir que el pedido de una bio serie no podía ser más que acertado. Camilo Sesto fue conocido por su espectacular voz que quedó registrada para siempre en más de 40 producciones discográficas que alcanzaron los 70 millones de discos vendidos. Fue el hombre que en el 75 se convertía en Jesucristo Superstar. El adolescente que a los 16 años con el grupo Los Dayson se presentaba en bodas y bautismos y el joven que cuando lo convocaron para la película Los chicos del Preu aseguraba premonitoriamente en una de sus escenas: “Seré famoso, grabaré discos que se venderán por millones”. No se equivocaba. En 1971 grabó su primer álbum y en las siguientes décadas produjo casi uno por año. Sus temas románticos conquistaban a los españoles pero también a todos los hispanoparlantes.
A mediados de los setenta se convertía en un ídolo de masas, especialmente para las jovencitas de la época, que llenaban sus conciertos y lo esperaban durante horas a las puertas de los teatros. En el escenario su entrega era total, pero en su vida privada se manejaba con hermetismo. Apenas se le conocían relaciones, ni femeninas ni masculinas y el rumor de su homosexualidad lo perseguía.
Se habló de relaciones con Andrea Bronston o Maribel Martín pero solo se supo con certeza de una mujer que ocupó su corazón por un breve tiempo, la mexicana Lourdes Ornelas, madre de su hijo Camilo Michael, nacido en 1983, y origen de uno de los episodios más controvertidos de su vida.
Hasta el nacimiento de Camilo, las noticias de los amores del cantante eran inversamente proporcionales a la cantidad de temas grabados. Por eso, el día que en el aeropuerto de Barajas bajó de un jet privado con Lourdes a su lado y un bebé en sus brazos, la conmoción fue total. Hasta ese momento todos los medios ignoraban la existencia de la mexicana y sobre todo de ese hijo. Ni una foto, ni un rumor, ni la más mínima filtración de datos había llegado a las redacciones.
Semanas después, Sesto hacía la “presentación oficial” de su pareja en una revista española especializada en realeza. “Hace 14 años ella era fan mía. De fan pasó a ser amiga. De amiga, a íntima amiga. De íntima amiga, a eterna amiga. Y ahora es una persona indispensable en mi vida”, declaraba entonces y añadía que su hijo era “fruto del amor” y de sus ganas inmensas de ser padre a los 37 años. “Ya tengo mi hijo, y no quiero ocultarlo ni un segundo, no quiero ocultar lo que es mi felicidad”, explicaba para dejar bien claro “No me voy a casar. Está todo muy aclarado y muy explicado entre la madre de mi hijo y yo”.
Durante un tiempo, Camilo, Lourdes y Camilín (al que su padre apodaba con humor Camilo Séptimo) vivieron juntos en la mansión del cantante en Torrelodones, a unos 30 kilómetros de Madrid. La pareja no funcionó y ella decidió regresar a México con su hijo. Sesto pidió la custodia total del menor y que volviera a España para hacerse cargo de él. “Hasta en la línea de mi mano está escrito que iba a tener un hijo. Y lo tengo”, decía rotundo Camilo.
Según relata la revista Vanity Fair, “El niño vivió su infancia alejado de su madre, algo que le provocó momentos muy duros en su adolescencia, cuando tuvo que pasar por varias depresiones por este motivo. Años más tarde, Camilo Jr. confesaba que su padre no le impedía ver a su madre, algo que ella llegó a asegurar en más de una ocasión. ‘Si mi madre no pudo estar conmigo cuando era pequeño se debió a las dificultades económicas que pasó en aquel tiempo. Ella tenía la libertad de venir, a lo mejor no el poder económico’”.
Camilo Jr. creció entre dos versiones. Un padre que afirmaba que su madre había consentido que se quedara con él y una madre que sostenía lo contrario. Se convirtió en un niño tímido e introvertido que apenas se movía en las entrevistas que daba su padre. Adolescente decidió volver a México, no solo deseaba estar más tiempo con su madre, también quería lanzarse como cantante y sabía que con su padre omnipresente sería muy complejo.
Desde entonces, padre e hijo mantenían el contacto pero se veían muy pocas veces. “Es imposible llegar a Camilo, pero no de ahora, de hace muchos años. Hay muchos filtros, si llamas te cuelgan, y a él le llega la información totalmente deformada por los intereses de esa persona. La información a Camilo le llegará como a esta persona le interese. No dejarme a mí nunca en buen lugar”, denunciaba Lourdes en una entrevista televisiva.
“Se están burlando de mí y de mi hijo, aprovechándose de Camilo. Camilo está muy mal, parece un muñeco en las manos de estos tipos, ya no tiene voluntad”, añadía Lourdes y añadía que parecía que el artista estaba secuestrado.
Las declaraciones de Lourdes enojaron al cantante, que envió una nota al espacio televisivo y amenazó con tomar “las acciones jurídicas necesarias contra todo aquello que se hable en los medios de comunicación sin rigor alguno”. Aseguraba que su entorno, solo buscaba protegerlo, y él se encontraba “perfectamente”, sin nadie que lo controlara.
Pese al distanciamiento, Camilo Jr. siempre hablaba con admiración de su padre como artista. Incluso trascendió que, en febrero de 2019, le pidió ayuda y asesoramiento legal para pedir el divorcio de una joven suiza con la que había contraído matrimonio en México poco tiempo antes.
La extraña relación con su hijo deterioró la hasta entonces impecable imagen de Camilo Sesto. Dejó de trascender por sus canciones para tener que salir a desmentir rumores sobre su desaparición o enfermedades. Tanto se hablaba de él, que llegó a afirmar en una entrevista: “Ni estoy ingresado, ni me estoy muriendo; estoy cansado y harto… ¿por qué publican esas mentiras sobre mí?”.
Entre tantos rumores una información fue cierta. En el año 2000 se sometió a un trasplante de hígado y tras un rechazo de ese primer órgano tuvo que pasar por el quirófano de nuevo al año siguiente, lo que le dejó en un frágil estado de salud. Además las cirugías estéticas fueron transformando su bello rostro en otro poco reconocible y de expresión dudosa.
A comienzos del 2019 se supo que Camilo Sesto había regresado al hospital por fallas renales. El 8 de septiembre un comunicado de Twitter anunciaba su muerte.
“Queridos amigos & amigas. Lamentamos mucho comunicaros que nuestro gran y querido artista Camilo Sesto nos acaba de dejar. Descanse en paz”, anunciaba el tuit.
La noticia, difundida en la cuenta personal del artista, fue confirmada por Ornelas y por su hijo, quien dio las gracias a su padre por inspirar su carrera musical. “Algo de mí muere también. Gracias por enseñarme a amar la música”, escribió en Facebook.
Comenzó entonces un nuevo capítulo de la novelesca vida del artista español. Tras su muerte se habló de un “enfrentamiento” entre su representante Eduardo Guervós, su administrador Cristóbal Hueto y su hijo Camilo - manejado en todo momento por su madre, Lourdes Ornelas - a causa del reparto de la herencia. Pero el cantante de Perdóname lo había dejado todo muy bien atado. Imaginando que esto podría suceder, y a pesar de las especulaciones, nombró como heredero universal a su único hijo.
La pelea no era por un monto menor. Estaba en juego la mansión de Torrelodones, varios terrenos, un chalet en Las Rozas, un piso en Marbella, una cuenta corriente de varios millones y, sobre todo, 400 temas musicales registrados que generan, en concepto de derechos de autor, alrededor de 500 mil euros anuales.
Tras la muerte de su padre, Camilo Jr. se instaló en Torrelodones. Aunque como su progenitor siempre mantuvo su intimidad blindada, a las semanas llamó la atención de los medios por un fuerte deterioro de salud debido a sus problemas con el consumo de alcohol. Apareció en las calles de Madrid, desorientado, sin teléfono celular, y sin documentación.
En agosto del 2020, Camilo protagonizó un video en donde se lo vio alcoholizado. “Se me oye pedo, pero no estoy tan mal... me estoy tomando una gran copa a su favor”, dice el músico en el audiovisual transmitido desde su cuenta de Instagram. Desde entonces, el cantante que hace poco estrenó Tributo a mi padre mantuvo un bajo perfil en redes sociales.
A pesar de que en el testamento de la superestrella se estipuló que su hijo era el heredero universal de sus bienes y de acuerdo con la revista TvyNovelas, el administrador y albacea del músico, Cristóbal Hueto, y el representante de Camilo, Eduardo Guervós, decidieron que el hijo del cantante se mantenga alejado de la herencia porque “lo quieren más preparado y con valores antes de entregársela”.
Con el mismo hermetismo de su progenitor, Camilo Jr. nunca accedió a entrevistas para hablar sobre su vida como hijo aunque autorizó ceder algunos objetos de su progenitor para la creación de un museo en su homenaje. Dicen que lo único que desea es llevar una vida más anónima y limitar su exposición pública. Quizá esa sea la manera de cerrar este capítulo de su vida, aunque sepa que seguramente no será el final de la historia.
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