El mameluco rojo y la careta de Dalí, un traje que se convirtió en símbolo. Son atracadores, sangrientos, en muchos casos hasta inmorales, pero de alguna forma en el imaginario colectivo representan algo parecido a la justicia social.
En Argentina, la imagen de este grupo de delincuentes estuvo presente en participantes de diferentes marchas y su música se coreó en tribunas de canchas. Así, la fascinación por La Casa de Papel inundó calles y pantallas de nuestro país. Y por si no fuera suficiente, uno de los actores locales más exquisitos se sumó al elenco y lo recibieron como a uno de ellos.
Dice ahora Itziar Ituño -la inspectora Raquel o Lisboa- que de acuerdo a la evolución de su personaje en la ficción, Rodrigo de la Serna “es como un balsamito”. A los halagos se suma Darko Peric, Helsinki: “Es lo mejor que nos ha pasado en las últimas temporadas”. Además lo incluye en una lista de íconos argentinos más que preciada: “El mate, Maradona, Rodrigo...”. De la Serna, entonces, agradece “las flores”.
Los actores españoles se suman por una ventana que se abre desde el país europeo. En cambio, la estrella local, Palermo en la ficción, recibe a Teleshow de este lado del océano. Todos se preparan para el estreno de la quinta temporada de La Casa de Papel.
—Rodrigo, estás en una de las series internacionales éxito de Netflix y con Palermo nos hacés quedar increíble.
—A mí me gustó mucho. Estoy muy agradecido con Vancouver por haberme ofrecido la posibilidad de participar en este éxito global y, sobre todo, de haber conocido esta gente y haber forjado vínculos tan estrechos, tan profundos, con amigos que ya son para siempre. Un personaje riquísimo. Tiene una amplitud emocional, tiene tantas contradicciones...
—Itziar y a Darko que están desde el primer día en el que todavía no se sabía cómo iba a funcionar esta ficción. ¿En qué momento entendieron en lo que se estaba convirtiendo?
Itziar Ituño: —Es un viaje largo de cuatro años desde que empezamos que nos ha llevado por lugares que ni sospechábamos, una experiencia que impacta en la vida de todos. Nos ha cambiado mucho desde que empezamos a hacer La Casa de Papel. La vida te da sorpresas, como decía la canción, y estamos aquí. Cuando echas la vista hacia atrás y ves todo lo que has pasado es inevitable emocionarse mucho.
—En esta nueva temporada hay un primer capítulo en el que tu personaje, Lisboa, es muy protagonista. Todo el peso cae sobre ella y en su rescate en base a cómo termina la cuarta temporada. ¿Cómo lo viviste?
Itziar Ituño: —Con mucha alegría porque me apetecía mucho entrar en el banco. Además, entra de esa manera, en un helicóptero, que es como una cosa muy de cómic, muy heroína. Me apetecía también conocer esta locación, todos los escenarios, me faltaba compartir con los del mono rojo y la careta de Dalí.
—Entrar al atraco.
Itziar Ituño: —Entrar al atraco y hacerlo con un cometido, con una decisión y con un power. Eso me gustó.
—Helsinki es ese personaje enorme, grandote, y es un dulce, también.
Darko Peric: ——Sí, eso dicen (risas). Estoy flipando porque este personaje es uno de los pocos que no tiene haters. Es un regalo. Helsinki me cambió la vida. Como lo han escrito, que no tiene tanto texto como el resto de personajes, que se pegan unos monólogos algunos... (risas). Helsinki es pura acción y lo que provocó es esto, lo que decía mi querido Rodrigo antes, que todos aportamos algo al personaje.
—¿Hay un grupo de WhatsApp de los actores de La Casa de Papel? ¿Cómo es ese vínculo, cómo se llevan?
De la Serna: —Queda el vínculo grupal e individual. Hay un chat, obviamente, que lo hubo, pero son conexiones que van más allá de…
Darko Peric: —Más allá de esto, a nivel individual también, nos llamamos. Como han sido tantos años ya somos una familia, como amigos de colegio. Estuviste con alguien tantos años, al final, pase lo que pase y no solo con los actores. En contacto con los directores, con algunos técnicos.
Itziar Ituño: —Sí, también depende con quién has estrechado más el vínculo, que suelen ser generalmente las personas con las que te ha tocado trabajar más y compartir más de tu vida. Contarte la vida entre toma y toma. Se genera ese vínculo. De todas maneras, nuestra profesión es bastante nómada, se hacen muchas familias y luego se abandonan con el tiempo, porque es así. Saltás a otra producción y se vuelve a generar otro grupo, otras amistades, otro vínculo más, otra familia. Asumes que la cosa es así. Al principio sufres mucho cuando te separas pero aprendes que la profesión conlleva eso.
—Esta temporada también está marcada por la salida de Nairobi, un personaje emblemático de la ficción.
Darko Peric: —Nairobi fue un shock para todos, no solo para el público. A veces, para crear drama, necesitás cosas dramáticas, eventos dramáticos. En la primera temporada pasó con Berlín y en la cuarta pasó con Nairobi. Y ahora la quinta, ya veremos. No tenemos tanto tiempo en pensar en esta nueva temporada porque…
Itziar Ituño: —Tenemos que sobrevivir.
Darko Peric: —Y es pura guerra, con un enemigo que va a por nosotros.
—Guerra adentro y guerra afuera van a tener que enfrentar. Por último, ¿qué es lo mejor que siente cada uno a lo largo de estos años de ser parte de este equipo de La Casa de Papel?
Itziar Ituño: —Es un orgullo ser una piecita más dentro de este puzle que ha tenido tanto éxito. Agradecer un poco al universo que te haya dado esta oportunidad. Ha sido un trabajo arduo que lo hemos dado todo, se nos ha dejado la piel. Nos hemos conocido bien. Nos hemos quedado con el lado humano de toda esta historia. Son estas cosas que te pasan en la vida que te marcan.
Darko Peric: —Sí, un regalo del universo para todos. Es la primera serie que ha hecho Vancouver, una productora pequeña, y que se transforme en un fenómeno... Es un ícono pop La Casa de Papel. No es como ¡yo qué sé! Game of Thrones, pero a nivel social, social, político…
Itziar Ituño: —Ha tenido su eco.
Darko Peric: —En todas las protestas que recuerdo el año pasado en Argentina o hace un par de años en Brasil, en Oriente Próximo, en todo el mundo. Haber sido parte de esto... No sé cómo describirlo. Yo soy yo, no he cambiado, ha cambiado el mundo alrededor mío. Es como... “¡Wow!”.
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