Los 60 de Andrea Frigerio: “Cuando te das cuenta de que tenés una sola vida empezás a disfrutar”

La actriz celebra su cumpleaños y, en diálogo con Teleshow, revela sus secretos para aprovechar a pleno cada momento

Andrea Frigerio (Instagram)

El paso del tiempo es tan inevitable como irreversible. Sin embargo, cada persona elige si lamentarse por eso o capitalizarlo. Y, en el caso de Andrea Frigerio, no cabe duda de que su opción es la segunda. Este lunes, la actriz está cumpliendo 60 años. Pero, más allá de su encanto exterior que para nadie pasa inadvertido, en esta etapa de su madurez ha logrado encontrar el equilibrio exacto que le permite disfrutar al máximo de cada momento. “Yo quiero vivir para siempre ”, asegura la autora de Belleza emocional en diálogo exclusivo con Teleshow.

—¿Te moviliza de alguna manera esto de alcanzar un número redondo?

—Me parece que los moviliza más a los demás que a mí. “¡Wow, ya tenés sesenta!”, se asombran. Pero como yo tengo muchas amigas que estamos todas más o menos en la misma edad, no sentí un choque. Cuando lo pienso, digo: “¡Uh, cuánto viví!”. Pero no soy consciente de que haya pasado tanto tiempo, porque siento que todavía tengo tanto por hacer....Para mí, es como que la vida recién empieza. Es más, cuando cumplí los cincuenta, me di cuenta de que uno no tiene una sola vida: tiene dos.

—¿Cómo es eso?

—La primera vida es la que uno vive normalmente. Y la segunda vida, empieza cuando te das cuenta de que tenés una sola vida. Ahí empezás a disfrutar, a darte cuenta de que todo es ahora. Yo ya hace algunos años que estoy en esa tesitura de disfrutar mucho y de tomar decisiones sobre lo que quiero hacer, sin aceptar nada ni por compromiso ni por ninguna otra razón que no sea que lo quiero hacer.

—¿Y qué fue lo que dejaste de lado desde que adoptaste esta postura?

—Cuestiones chiquitas, sean de trabajo, relacionadas a las vacaciones, sobre el tiempo para dedicarle a la familia...Empecé a priorizar la vida personal mucho más que la profesional. Obviamente, yo estoy con muchas actividades y me encanta lo que hago, porque es lo que amo. Y hace mucho tiempo que no hago lo que no me gusta. Pero, a la hora de tomar decisiones, por ahí si me dan una obra de teatro buenísima pero es en el verano digo que no, porque quiero estar con mis hijos y mis nietos.

—¿Te perdiste muchas etapas de ellos por tu carrera?

—No demasiadas, porque siempre tuve incorporado esto. Me acordaba por ejemplo que, cuando tenía 23 años, me había salido una oferta muy importante en España para representar a una firma muy conocida. Y yo dije que sí porque me pagaban un montón de plata. Así que firmé un contrato por tres meses que se podía extender a seis. Pero me bajé de la campaña en Ezeiza: no fui.

—¿Y por qué?

—Mi hijo Tomy, que hoy tiene 38 años, tenía dos Y la idea era que, después, él fuera para allá a encontrarse conmigo. Pero yo dije: “¿Voy a estar un mes sin el nene?”. Así que no viajé. Y, obviamente, tuve que afrontar los temas legales. Pero, desde chica, yo siempre prioricé a mi familia. Me acuerdo que la primera tapa de la revista Gente la hice sobre un fondo blanco, súper sexy, mientras con un pie hamacaba el cochecito de mi bebé...¡Algo que nadie se imaginaría!

Andrea tiene dos hijos y tres nietos (Foto: Instagram)

—¿Tu hija Fini está viviendo afuera, verdad?

—Sí, en España. Está grande: ya tiene 24 años.

—Y también sos abuela...

—De tres nietos: Olivia de 8 que está por cumplir 9, Ramón de 6 y Jacinta de 4.

—El que te ve no puede creerlo: ¿cuánto hay de genética y cuánto de vida sana para que puedas estar tan bien?

Yo escribí un libro al respecto. Y ahí cuento que, desde muy chiquita, mis hábitos fueron todo un tema. Me los compartieron mis abuelas y yo siempre fui muy obediente, así que me cuidé mucho el pelo, los dientes, la forma de comer, de dormir. Siempre estuve muy atenta, pero no por una cuestión de belleza sino de salud. De todas formas, yo pienso que una persona que está saludable es bella. No importan las facciones ni cómo se vista. Una persona saludable es bella porque está contenta, con una sonrisa, con ganas de hacer cosas...Y tiene un humor especial porque no le duele nada.

—Pero esta rutina saludable, ¿implicó un sacrificio para vos?

—No, porque la sigo desde chica. Mi abuela se ha dedicado a explicarme por qué tenía que lavarme mis dientes tres veces por día, por qué tenía que cepillarme el pelo antes de ir a dormir, por qué tenía que tomar agua, por qué no tenía que intoxicarme con cigarrillos o alcohol...Ella era una persona sana y yo lo incorporé. Así que para mí no fue un sacrificio, todo lo contrario. El hábito hace que no te cuestiones por qué hacer algo. Es como cuando uno se acostumbra a bañarse todos los días y no se pregunta por qué, sino que lo hace y no lo vive como un drama.

—¿Qué pasa con la alimentación y la actividad física?

—La alimentación no me cuesta nada porque me encanta. Yo estudié biología, así que el proceso metabólico y todo lo que pasa con cada uno de los alimentos lo tengo claro. Si no hubiera elegido esta carrera, hubiera sido nutricionista. Pero hacer ejercicio sí me cuesta. Yo soy hija de un deportista de elite, porque mi papá fue jugador de rugby, y me ha obligado mucho a hacer deporte. Así que no me gusta. Hice tenis toda mi vida, hockey, natación...¡Pero siempre fue un plomazo! Me gusta caminar, hacer yoga, pilates y todo lo que tenga que ver con la flexibilidad. Pero nada aeróbico ni competitivo.

—Al margen de esto, también se nota cuando uno está bien interiormente.

—Yo pienso que es muy importante lograr el equilibrio y que es un objetivo que hay que perseguir. El cuerpo te dicta que tenemos un eje y necesitamos equilibrio. Pero también es necesario emocionalmente. Y eso se trabaja. No viene como un rayo del cielo. Yo creo que la próxima pandemia que vamos a vivir los seres humanos va a ser la de la depresión. Porque se vive con tanta ansiedad, que todo desemboca en eso. Y es necesario que frenemos un poco.

Frigerio escribió el libro Belleza emocional (Foto: Instagram)

—A veces cuesta...

—Pero hay que tomarse el tiempo para hacer las cosas. Mi hija me reta porque dice que yo soy muy lenta. Y sí, yo hago todo lento: como lento, me baño lento...Me sale así naturalmente, no es una postura. Llego a tiempo a todos lados y cumplo con mis obligaciones, pero todo lo hago con mucha parsimonia. A veces me pasa que se me hace tarde porque surge un imprevisto. Pero, si no, organizo todo con anticipación. Y no dejo que otro me maneje: el “dale, apurate” no va conmigo.

—Tu marido, Lucas Bocchino, ya lo debe tener claro, ¿no?

—Sí: yo tengo que ir a mi ritmo.

—Y cuando te ponés a hacer un balance de tu vida, ¿hay algo de lo que te arrepentís?

—No, estoy re conforme. Porque, si soy quien soy, es gracias a todo lo que viví. Obviamente, me hubiera gustado hacer muchas más cosas de las que hice. Pero bueno, no me alcanzó la vida.

—¿Qué más te hubiera gustado hacer?

—Me hubiera gustado tener muchas vidas: por eso soy actriz. Cuando uno actúa, hace muchos personajes y vive muchas vidas. Es la única profesión que te permite incursionar en vidas que no son las tuyas. Yo he sido marchante de arte, médica, enfermera, chica de pueblo...Y para todo eso estudié mucho. En la última serie que hice y que va a salir en Telefé, El primero de nosotros, soy una psicóloga y, para componerla, me senté con (Jorge) Bucay y aprendí un montón.

—Sé que ya arrancaste con otro proyecto...

—Esta semana empecé con una película que se llama El último hereje, con Germán Palacios, que es de terror y suspenso. Y estoy muy entusiasmada porque no había hecho este género hasta ahora.

—¿Y vas a tener tiempo para festejos en tu cumple?

—No voy a hacer nada especial, porque Fini no está y, como es lunes, los chicos van al colegio. Así que el que quiera vendrá a darme un beso y yo lo recibiré con algo rico en el jardín. No me interesaba hacer un evento grande en un lugar cerrado. Primero por las circunstancias y, segundo, porque no es lo que quiero hacer. Prefiero estar con mi familia y mis amigos y no armar nada multitudinario.

A los 60, la actriz asegura que tiene muchos planes pendientes (Foto: Instagram)

—Siempre volvés al mismo punto: hacer lo que tenés ganas.

—Exacto. Es que de eso se trata, de seguir disfrutando la vida. Con los años, uno va ganando claridad. Para empezar, es mejor persona porque cuando uno es chico hay mucho que no ve. Yo, por ejemplo, no le prestaba atención a la gente grande que tenía dificultades en la calle. Y, después de haber tenido que cuidar a mi mamá y a mi papá cuando se enfermaron, me di cuenta de qué importante es ayudar a los mayores. Te pongo este ejemplo como miles de otros. Pero es algo que aprendí con el tiempo.

—Convengamos que con los años uno también se quiere más a si mismo...

—Te respetás más. Y es muy lindo. No te digo que es lindo quedarse sin años de vida porque no es verdad. Pero esta es una etapa que disfruto mucho. Igual, yo quiero vivir mucho más. Quiero vivir para siempre. Muchos me dicen: “¡Qué horror!”. Pero yo amo la vida y tengo muchos planes por delante.

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