“Hola Marcelo Tinelli, estos dos hermanitos son pacientes oncológicos que se atienden en el Hospital Garrahan, su papá también padece cáncer. Su sueño solo es conocerte, ¿podrás cumplírselos?”. Esas son las palabras que contenía el tuit que se viralizó y llegó al mismísimo conductor de ShowMatch. En ese mismo mensaje, estaba también incluido el video en el que Lucas y Camila le hablaban sin intermediarios. “Yo soy Lucas, y yo soy Camila, y venimos de Tucumán al Garrahan. Tenemos un sueño de conocer a Marcelo Tinelli, esperamos poder cumplirlo. Gracias”, expresan los nenes y terminan con un beso a cámara.
Su sueño finalmente se haría realidad este miércoles, minutos después de las tres de la tarde, aunque ellos no lo sabían. Gracias a varios intermediarios que los ayudaron, sus padres los trajeron hacia los Estudios Baires, ubicados en Don Torcuato, desde donde se emite el programa. Al llegar, ellos no tenían idea de dónde estaban, simplemente pensaban que estaban paseando y conociendo un poco de Buenos Aires.
“Tengo mis dos niños que son oncológicos. Y ellos tenían un sueño por cumplir, que se lo comentaron a Yami –coordinadora de la Fundación Che -, que era conocerlo a Tinelli. Entonces ella les preguntó para qué lo querían conocer y él–Lucas- le contestó que era para darle un abrazo”, contó Daniela, su mamá, en diálogo con Teleshow, minutos antes del emotivo encuentro.
Y explicó, con la voz entrecortada por la emoción, por qué sus hijos tienen admiración por el líder de La Academia. “Lucas estuvo un año en un estado muy crítico, no se levantaba de la cama, entonces la compañía de él era la tele y el reloj. Él esperaba y le preguntaba a las enfermeras, a mí, y a los que estábamos, qué hora era. Y un día le preguntaron para qué preguntaba eso todos los días. Entonces él les dijo: ‘Porque yo miro ShowMatch´, cuando estaba el Bailando por un sueño’. Entonces desde ahí Tinelli fue su compañía”. Y agregó: “Fue el – Marcelo- que me ayudó, sin conocerme a mí ni conocer a mi hijo, a que él pueda salir adelante, a que le ponga garra, de ver que sí se puede. Y que hoy él lo pueda conocer…no hay plata en el mundo que pueda pagar esto”.
Camila y Lucas, de 9 y 11 años, tienen tumores malignos en la cabeza: en el caso de ella, lo tiene más cerca del cerebelo y le afectó sus habilidades intelectuales, y en el caso de él, tuvo trastornos psicológicos y convulsiones, y le tuvieron que practicar quimioterapia y rayos. Ambos tienen un retraso madurativo: ninguno de los dos lee y escribe. Y al ser un tipo de cáncer hereditario, lo tienen ambos hermanos. En estos días, están en Buenos Aires esperando un turno para hacerse un estudio. Pero lamentablemente, los tumores no se pueden operar y todos los cuidados que se les están realizando son paliativos.
Finalmente, el momento tan esperado llegó y mientras los chicos estaban jugando en una fuente, Marcelo Tinelli llegó caminando desde el estudio, muy sonriente. Apenas lo vieron, la alegría en sus caras lo dijo todo: no podían creer estar viendo a su ídolo en persona. “¡Tinelli!”, gritaron mientras corrían a fundirse en un abrazo con él, que seguramente quedará guardado para siempre en sus memorias. “¡Hola, amor! ¡Qué lindo conocerlos!”, los recibió el anfitrión. Todo lo que siguió fue una charla íntima, en la que Marcelo pudo conversar con ellos durante un tiempo, preguntándoles varias cosas. Ellos, muy contentos, le contaron que son fanáticos del programa y que lo siguen desde siempre. Por supuesto tampoco faltó un encuentro con sus padres. “Parte de la vida de él, te la debo porque vos fuiste inspiración de él mientras estaba muy mal en una cama”, le dijo conmovida la mamá a Marcelo.
Las sorpresas no terminaron allí: el conductor les entregó varios regalos, entre los cuales había dos tablets, que ellos recibieron felices. Después, conocieron el estudio, no sin antes pasar por el camarín de Guillermina Valdés, que los recibió muy contenta. Sin embargo, las caras de Cami y Lucas se transformaron cuando entraron al imponente estudio de la Flia, acompañados por Tinelli. Subieron al escenario desde donde se abre la pantalla y pudieron recorrer todo el lugar desde donde se realiza el ciclo de El Trece todos los días: el estrado del jurado, las luces, las cámaras. Las fotos, por supuesto, no faltaron: el recuerdo no sólo tenía que quedar en sus corazones, sino también retratados para siempre en imágenes que seguramente verán una y otra vez.
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