¿Qué pasa cuando una persona para, mira su alrededor y se comienza a preguntar “qué hago aquí”? De esta manera se empieza desarrollar el conflicto interno que atraviesa Martin (interpretado por Mads Mikkelsenun), profesor de historia de unos 50 años, casado y padre de dos hijos adolescentes. Su vida le aburre, las rutinas lo aplastan y no le encuentra sentido a la aventura de vivir.
El cumpleaños de un colega en un restaurante va a ser el disparador para que Martin y otros profesores que trabajan todos en la misma institución se vuelquen a una actividad que comienza como una diversión pero luego toca la puerta a un vicio imposible de zafar. Se proponen un experimento peligroso: mantener durante todo el día un leve nivel de alcohol en sangre.
Una copa y luego otra. “Un filósofo noruego afirma que todos nacemos con un déficit de alcohol del 0,5 %”, dice uno de los profesores y, entre risas, cada uno encuentra la clave para comenzar a beber. Entonces el alcohol se apodera de ellos.
Así es como cada copa que deciden tomar los lleva a evadirse de una realidad que a cada uno de estos cuatro hombres les resulta opresora. Un profesor de música, otro de educación física y fútbol y un padre de tres niños. Todos van a convertirse en una red que tiene sólo el objetivo de alcoholizarse.
Cada trago les permite, al inicio, brillar en sus clases. En el caso de Martin recupera el deseo sexual y la intimidad con su mujer. Pero también todo el drama que conlleva alcoholizarse durante cualquier hora y momento. El famoso soltar y dejarse llevar, sin control de nuestras propias vidas, parece ser el lema de esta gran historia.
Sin juzgar, Thomas Vinterberg muestra de manera directa y sin mucha metáfora los cambios que va sufriendo cada uno de estos hombres que por momentos actúan como pequeñas criaturas en busca de atención.
¿Cómo hace un hombre ya maduro, que está atravesando la mitad de su vida, para volver a disfrutar cada minuto de su día? “Otra Ronda” encuentra una respuesta y es volver a aquellos años de juventud, sin presiones, con todas las experiencias por delante, donde todo estaba permitido y cuando no tenían personas a cargo como una pareja, trabajo o hasta incluso, hijos. Pero el guión empuja tanto hasta esa idea que provoca que los amigos estén ebrios todo el día de punta a punta, incluso cuando están frente a una clase.
La película tiene una deuda con los roles femeninos que aparecen bastante desdibujados en la trama. La esposa de Martin es tal vez la que toma un poco de protagonismo a la hora de asumir que su marido se convirtió en alcohólico y sufre los embates de este drama.
“Otra Ronda” está dirigida por Thomas Vinterberg, creador también de “La Celebración”, filmó esta película en pleno duelo personal. Cuatro días antes de comenzar con este film, su hija Ida, falleció en un accidente de auto. Devastado por el dolor de perder a su primogénita, el danés dio unos de los discursos más sentidos de la última entrega de los Oscar cuando recibió la estatuilla como Mejor Película Extranjera. “Terminamos haciendo esta película para ella, como su monumento”, dijo durante el agradecimiento y agregó: “Es una película sobre soltar el control en la vida mientras yo perdía el control de la mía”.
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