Lizardo Ponce se mueve en los Estudios Baires de Don Torcuato prácticamente como en su casa: es que, a fin de cuentas, pasa más tiempo allí. Entre las grabaciones de La Previa y su participación en La Academia, se lo ve siempre apurado, corriendo de un lado a otro, pero siempre con una sonrisa porque él más que nadie sabe lo que le costó llegar a ese lugar.
“La idea de venir a Buenos Aires sabía que era muy difícil porque acá no tenía absolutamente a nadie, ni un familiar ni nada”, cuenta en diálogo con Teleshow el influencer oriundo de Córdoba. En aquel entonces estaba terminando la carrera de periodismo mientras trabajaba en un diario de su provincia. ”Al llegar obviamente está toda la parte frustrante en la que uno trata de buscar su lugar y cuesta mucho, pero por suerte fui encontrando gente que me fue dando oportunidades”. Y recuerda: “Hice un curso de producción en Ideas del Sur, me volví y hablé con mi papá, le dije que quería irme directamente a vivir para probar si tenía alguna posibilidad”. Pero nada fue tan sencillo. “También es muy difícil la llegada porque a veces uno cree que te va a tocar ´el´ trabajo apenas llegás y la verdad es que no es así. Tuve una etapa muy angustiante que fue el despegarme un poco de mi familia, estar solo”, comenta quien seis años atrás logró que lo llamen para ser panelista en La Previa, lo que fue su puntapié inicial.
Desde muy chico, tenía en claro el camino que quería seguir. “Veía mucho MTV y todos los canales de música, anotaba todo, veía todos los premios, y siempre soñaba con conducir un programa, entrevistar”, relata. Y en ese sentido, su familia lo apoyó siempre, tanto en sus elecciones laborales como personales. Así quedó demostrado cuando, tiempo atrás, Marcelo Tinelli lo sorprendió con la presencia de su familia en el estudio, y fue su papá el que le dedicó conmovedoras palabras en vivo. “Él es un tipo grande que se fue adaptando a mí y a mi forma de amar, de ser libre. Eso ayudó muchísimo a muchas familias, a padres y chicos”, expresa emocionado.
Si bien él considera que nunca padeció bullying, sí tuvo que transitar en la escuela situaciones incómodas por su sexualidad. “Sufría agresiones, comentarios, burlas que me impedían ser quien soy, pero no lo llego a determinar como bullying porque sé de historias de gente que realmente la pasó muy mal y sufrió muchísimo, incluso hasta por parte de sus familias”. Pero espera que algún día todos estos prejuicios terminen de una vez. “Es muy injusto tener que explicar algo que los demás no explican, contar o pasar por un proceso de tener que sentar a personas a decirles algo que para muchos está mal, cuando en realidad está bien”, señala.
En este sentido, tuvo un novio durante cinco años, que lo marcó. “Para mí fue muy importante porque fue mi primera relación con un hombre, mi familia me acompañó muy bien, ya estaba al tanto de mi sexualidad. Pero sí llegó un momento en que lo llevé a mi casa, no había que explicar nada, no había que presentar a nadie, era mi compañero, quien yo elegía y quien me hacía feliz”, cuenta. Hoy por hoy, disfruta de su soltería, enfocado al máximo en lo laboral. “Por supuesto conozco gente y tengo mis amores, pero no estoy en pareja”, asegura. Aunque desliza: “Tengo ganas de ser papá en algún momento muy lejano, de tener una familia y poder compartir todos mis logros con ellos”.
Como buen influencer -aunque a él le resulte “rara” esa palabra para definirse- , fueron las redes sociales las que lo ayudaron a hacerse un nombre y dar el salto a la televisión. Y sin dudas, los vivos de Instagram que hizo con Yanina Latorre durante la cuarentena del año pasado, fueron un boom inesperado.
“Ya habíamos hecho un par de vivos antes de toda la pandemia, pero después en un momento yo hice un vivo, la llamé de casualidad y empezó a entrar gente, se copó y dijimos ´hacemos otro´ y así se fue dando. Lo más lindo es que fue espontáneo, genuino y que nunca hubo un fin ni de lucro ni para otro fin que sea divertirnos entre nosotros, pasar el rato y en un momento sí tuvimos la responsabilidad de hacer que la gente también se divierta y por suerte también pasaba”, explica. Y destaca que esos vivos lo ayudaron tanto en lo profesional, gracias a la llegada a un público masivo, como en lo personal. “Volví de viaje, me tuve que encerrar antes que todos, y cuando me vi en mi casa, me agarró como un poco de preocupación de no poder ver a mi familia, a mis amigos y eso era un acompañamiento para mí”.
Feliz con su presente en La Academia, es también uno de los impulsores del polémico chat de los participantes junto a Rocío Marengo. “Ella es muy picante, la número uno de los realities y entiende que un reality no es solamente cuando salís al aire y bailás o hacés tu gracia. Tiene que ver justamente con la realidad, lo que pasa en el día a día y acá pasan muchas cosas, compartimos muchas horas, por eso es un grupo en el que cualquier comentario mínimo puede repercutir en la pista y eso ella lo sabe usar muy bien”. Sin embargo, cuenta que no es ella su candidata: “Si tengo que elegir uno es Cachete Sierra. El año pasado él ganó el Cantando con un montón de críticas, con comentarios que no sumaban, remándola, haciendo algo que él sabía que le costaba. Y este año se puede dar el gusto de lucirse como se lo merece porque es un gran compañero, es muy talentoso y en cuanto al reality también, porque son pareja, tienen su show aparte”.
Por el momento, disfruta su presente en el certamen, aunque todavía le queden varios sueños por cumplir. “Quiero viajar a Disney con mis sobrinos, y en lo laboral poder tener un programa de televisión viajando por el mundo con mis amigos”, cierra.
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