Hablar de películas de acción nos lleva a reparar en Vin Diesel como uno de los referentes del rubro. A lo largo de los años supo ganarse un respeto que lo hacen de uno de los indiscutidos. Si bien sus inicios en la actuación fueron allá por el año 1990, en Awakenings, y hasta pasó por varios proyectos taquilleros, su imagen está vinculada a la saga Rápidos y furiosos, que dio comienzo en 2001.
En las películas basadas en autos deportivos y carreras callejeras, creció bajo el nombre de Dominic Toretto. Junto al recordado Paul Walker, además de una amistad forjaron una gran dupla en la pantalla grande.
Sin embargo, antes de este presente, la de Diesel estuvo cargada de problemáticas complejas. Surgido de una familia de bajos recursos, logró ingresar a la universidad, aunque la abandonó a mitad de camino para seguir su propio camino.
Su primer roce con el mundo artístico tuvo que ver con guiones de películas que el mismo escribió. Ese fanatismo lo embarcó en distintos proyectos sin saber hasta dónde realmente llegaría. La primera película de la participó lleva un guión con su firma: la mencionada Awakenings.
A la par, para poder mantenerse, Vin trabajó como seguridad en reconocidos boliches de Manhattan. Su cuerpo musculoso y su cabeza rapada le dieron el aspecto buscado para ese puesto que recuerda hasta con cierta nostalgia. Nunca renegó de aquella tarea, pese a que tuvo que lidiar con situaciones turbulentas, aquellas que suceden en los recintos nocturnos. Desarrollando esa tarea fue que consiguió el nombre que con el que logró su fama mundial.
Mark Sinclair Vincent nació California, Estados Unidos, el 18 de julio de 1967. Cuando empezó a trabajar en la noche cobró una gran popularidad con su apodo que decidió adoptarlo para siempre. Según contó en una oportunidad, tenía mucha energía, no se cansaba nunca, siempre estaba dispuesto, y por eso sus compañeros le decían Diesel: nunca se agotaba.
Al poco tiempo se adueñó del nombre artístico que sale de las primeras tres letras de su apellido, Vincent, acompañado del sobrenombre que se llevó de su primer trabajo, siendo entonces Vin Diesel. Le pareció divertido, fuera de lo común, y no dudó en presentarse así cada vez que le preguntaban cómo se llamaba. Desde hace dos décadas ya es su marca registrada, y ni siquiera en su familia lo mencionan por el nombre que le pusieron al nacer.
Vin atravesó una infancia y una adolescencia complejas, con situaciones crueles y hostigamiento. Nunca conoció a su padre. Apenas una vez, y con mucha cautela, hizo referencia a esta circunstancia: argumentó que quienes eran sus abuelos no habían aceptado la relación amorosa interracial, ya que el hombre era africano y su madre, de descendencia inglesa.
Si bien Diesel no ahondó en detalles, se cree sus abuelos habrían obligado a sus padres a separarse. El niño creció bajo el ala de su mamá, Delora Sherleen Sinclair, en Estados Unidos. Al poco tiempo la mujer conoció a otro hombre, que crió a Vin como si fuera su propio hijo, dándole incluso el apellido. Esa persona, Irving H. Vincent, era afroestadounidense, aunque no se sabe si en este caso hubo reparos por parte de los padres de su madre.
El hombre era profesor de teatro y, gracias a la buena relación entre ellos, Vin conoció el mundo del arte escénico. Irving lo acompañaba a las clases de actuación y le hablaba de obras teatrales, despertando la curiosidad del pequeño, quien decidiría ya entonces que en el futuro se involucraría en el ambiente artístico.
Diesel creció en Alameda, una de zona marginal del estado de California. Hubo un tiempo en el que el dinero no alcanzaba, pero el joven nunca se quejó. Siempre recuerda esa etapa como una de las más felices de su vida. A diferencia de sus amigos, no tener zapatillas de moda no le generaban preocupación alguna. Pasaba muchas horas en la calle, jugando con los chicos del barrio, reuniéndose en una esquina, que era el lugar en el que todos se reunían.
“En mi vida ha habido momentos en los que he sido muy pobre y, sin embargo, era completamente feliz. Hablo de momentos y el año pasado, por ejemplo, tuve mucho dinero pero no fui feliz, por lo que todo es relativo y no tiene que ver con lo que tenés a nivel monetario”, comentó en 2014, un año después de la muerte en un accidente de tránsito de su entrañable amigo Walker.
Crecer en una zona marginal le sirvió para entender hacia dónde quería ir. Amigos suyos terminaron presos por no elegir el camino indicado. Diese, en cambio, pudo salir. “Tuve muchos amigos que se criaron en la ilegalidad. Varios que se convirtieron en distribuidores de drogas. Cuando uno se cría en zonas marginales y pobres, sabe que para conseguir dinero se tiene que acudir a ellos”, comentó en El Informador, de México.
“Yo no prejuzgo a nadie por sus actividades. Sé que muchos de ellos están al margen de la ley pero también estoy convencido de que hay buenas y malas personas en todas las profesiones... De hecho, puedo decirte que hay mucha más corrupción en Hollywood que en el mundo ilegal”, disparó Vin, que fue parte de estos dos mundos tan distintos, pero a su vez tan similares en algún punto.
En los últimos años, desde que se convirtió en una estrella de Hollywood, resalta todo lo que consiguió, y no haciendo referencia al dinero, justamente. En 2007 conoció a Paloma Jiménez, su actual pareja, con quien tuvo tres hijos: Hania, Vincent y Pauline. Con ellos formó una familia, ese concepto tan trascendente en Rápidos y furiosos
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