“Fue amor a primera vista”. Así describe Rodrigo Tapari lo que sintió al conocer a su mujer, Antonela Valenzuela. Por ese entonces, ella tenía solo 14 años y él, 16. “Se mudó enfrente de mi casa, yo estaba tomando mates en la vereda y veo que sale una chica de una camioneta. Me enamoré, pero estuve un año para conquistarla, tocando cumbia y cantándole”, relata en diálogo con Teleshow el ex líder de Ráfaga, que también recuerda que sus suegros no estaban de acuerdo con la relación.
El cantante debutó ayer en la pista de Showmatch como una de las cinco incorporaciones que Marcelo Tinelli anunció para La Academia. Y mientras recibía las devoluciones del jurado -obtuvo 36 puntos -, se emocionó por el gran momento que está viviendo, tanto en lo profesional como en lo personal. Es que el domingo se convirtió en padre nuevamente, tras el nacimiento de Matteo, su segundo hijo junto a su pareja, con quien ya tienen a Luciana, de 14 años.
Sin embargo, no todo fue color de rosas en esta historia de amor. “Cuando uno trabaja en la noche, empezás a ser muy infiel, tuve problemas con el alcohol, y todo eso perjudicó mucho porque empiezan las mentiras, uno empieza a ocultar cosas. Más cuando tenés un micrófono en la mano, sos líder de una banda, empezás a hacer giras por todos lados. Eso te marea y empezás a cometer muchos errores”, recuerda.
Pero un día se dio cuenta que no quería que su vida fuera por ese camino. “Vivíamos discutiendo, todo el tiempo la palabra separación salía de nuestra boca y en un momento mi hija, cuando tenía seis años, pidió ayuda a una persona y ahí me hizo un click mi corazón, mi alma, mi espíritu, mi cabeza y dije: ´¿Qué estás haciendo, Rdorigo? ¿Qué es lo que querés para tu vida?´”, cuenta conmovido.
En ese entonces, el destino hizo que le llegue en 2015 una gira con Ráfaga por Estados Unidos, lugar en el que casualmente estaban viviendo unos primos de su mujer. “Cuando los vi a ellos como familia, dije ´yo quiero esto´. Los vi tan unidos y tan armoniosos que les pregunté: ´¿cómo se hace para estar así?´. Y ahí mi dijeron que ellos empezaron en el camino de la fe, fuimos a la iglesia y ahí fue donde comenzó todo. Desde ese año que empecé con ellos a ir a la iglesia en Miami, y hasta el día de hoy, nunca más me separé de este camino”, relata. Y aclara: “Yo no los quería ver, porque estaba peleado con mi esposa y eran primos de ella….pero ella me insistió. Ellos me buscaron y cuando empezamos a charlar, estuve tres noches llorando con ellos contándoles nuestros problemas. Si no hubiese sido por ellos, quizás nuestro matrimonio terminaba destruido”.
Pero la vuelta de ese viaje no fue nada sencilla. “Fue una odisea. Al principio no me creyó porque ella había sufrido mucho y me acuerdo que cuando llegué, ya se había encargado de hablar con toda la familia de que yo estaba loco, que decía que estaba enamorado de Dios y que iba a cambiar. Oré muchísimo a solas para que Dios sane su corazón de las heridas que yo le había hecho. Y ella con el tiempo se dio cuenta de que el cambio era verdadero”, expresa emocionado. En ese momento, cuenta que su mujer también comenzó a ir a la iglesia, “para ver de qué se trataba”.
“Tenemos nuestros pastores que nos guían, hemos tenido nuestras crisis incluso estando en el camino de la fe, Y ahí es donde uno tiene que empezar a limar asperezas, a dejarse moldear también por el amor de Dios, no es de la noche a la mañana.”, explica Rodrigo. Y concluye: “Gracias a Dios, desde el año 2015 que nuestra vida cambió. Fue un proceso, hoy estamos bien, firmes y sólidos en este camino, pero costó”.
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