Brian Jones murió el 3 de julio de 1969. Poco antes, los Rolling Stones le habían avisado que no querían seguir con él. Es probable que Jones tampoco quisiera seguir con ellos, o más bien, que no supiera qué es lo que quería de su vida. Ese espacio vacante que más tarde ocupó Mick Taylor podría haber sido para el guitarrista Roy Buchanan, o al menos, según el rumor que corrió por entonces. El cuento le sirvió a Buchanan para agrandar un poquito esa fama que le era tan esquiva, aunque fuera un talentoso y aunque la historia hubiese sido real.
“En ese momento todavía estaba un poco desordenado. Ya tenían una baja en la banda y yo no quería ser el próximo. Además, estaba empezando a hacer un pequeño avance en la forma en que iba, y pensé que estaría mejor haciendo lo que estaba haciendo”, se sinceró en octubre de 1986 con un periodista del The Georgia Straight de Canadá. Que de primera mano alguien confirmase si esta propuesta había sido real o no, era una bomba, pero ni el propio Buchanan pudo dar datos concisos. ¿Habría sido una fábula? Si fue así, fue la mentira más repetida de la historia del rock. Pero de ilusiones se vive, y Roy Buchanan no fue la excepción.
Leroy Buchanan nació en Ozark, Arkansas, el 23 de septiembre de 1939. Creció en California y desde muy joven hizo magia con la guitarra. Como muchos otros artistas de esa época, su conexión con la música llegó a través de la Iglesia. En su caso fue por su padre, que trabajaba de agricultor y también oficiaba como predicador pentecostal. El góspel fue el primer paso y luego las canciones de R&B que escuchaba por la radio. A los siete años ya sabía tocar la guitarra y a los 15 supo que tenía entre sus dedos una forma de ganarse la vida. Cuando se mudó a Los Angeles descubrió una interesante escena musical a la que se sumó con su propia banda, Heartbeats.
En los 60 emigró a Canadá para acompañar una banda de rockabilly en la que conoció a Robbie Robertson, quien luego sería conocido por su principal proyecto: The Band. Buchanan siguió trabajando como músico de sesión y luego volvió a Estados Unidos para instalarse en Washington DC y fundar a los Snake Stretchers junto a Danny Gatton, otro gran guitarrista que se suicidó en su casa de Maryland, en 1994. Pero en ese momento, ambos vivían sus años dorados. Fue por ese entonces que genios como Jeff Beck hablaban maravillas de Roy, mientras otros hacían correr ese rumor de que los Rolling Stones querían ficharlo y él se negaba.
Vivir de la música no le resultaba fácil a Buchanan: llegó a trabajar de barbero para poder mantenerse. Él mismo contó que le estaba cortando el pelo a un cliente cuando pasó alguien por la calle con Nancy, la que iba a ser su guitarra mítica. La Fender Telecaster modelo 1953 fue comprada luego de una extraña negociación y lo acompañó largo tiempo. Un especial de televisión en su honor le levantó el ánimo y siguió adelante, aunque se borró del mapa durante los primeros años de la década del 80.
Cuando volvió, lo hizo acompañado de su esposa Judy oficiando como manager. Pero el 14 de agosto de 1988 todo llegó a su fin: fue encontrado muerto en una celda del Centro de Detención de Fairfax County, en Virginia, Estados Unidos. Había llegado hasta ahí detenido por ebriedad, primero, y por agredir a su esposa después, que fue quien finalmente llamó a la policía.
En un descuido del carcelero, Roy Buchanan apareció inexplicablemente muerto, ahorcado por su propia camisa. Luego se pudo comprobar que tenía contusiones en la cabeza, de modo que lo del suicidio podría haber sido un montaje, pero son todas suposiciones ya que el caso no se pudo aclarar.
Las dudas fueron una constante en la vida de Roy Buchanan y lo atormentaron hasta su muerte. Los Stones nunca hablaron de aquella supuesta oferta de trabajo y cuando fue consultado, en una entrevista para la revista estadounidense Rolling Stone, Keith Richards se limitó a contar una escatológica anécdota.
“Roy Buchanan es muy divertido. Eric Clapton, Ronnie Wood y yo orinamos en su cerveza una vez. Es la única vez que nos hemos vuelto tan malos con alguien. Fue una sesión de grabación en los años 70. Le dije: ‘Adelante, Eric, saca tu polla. Vamos a mear en la cerveza de ese hijo de puta. Está siendo demasiado agresivo’. Eric lo negará, por supuesto, pero tengo a Ronnie Wood para respaldarme”.
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