Sergio Goycochea (57) llega puntual para hacer la entrevista frente a la escultura de Floralis Genérica, a unos metros de la TV Pública, donde conduce el ciclo Todos estamos conectados. A los pocos minutos de charla, una mujer interrumpe para pedirle una foto con sus hijos. “Casi no te reconocí por el barbijo”, le dice al ex arquero de la Selección nacional mientras dos niños se acomodan a su lado. Luego, se acercan más personas a saludarlo. Está acostumbrado al cariño de la gente: es un ídolo popular que se ganó el corazón de los argentinos cuando formaba parte del seleccionado que fue subcampeón en el Mundial Italia 90 y campeón en las Copas Américas del 91 y 93.
“Yo vivo el día a día. No es que digo: ‘Hice una carrera en el fútbol, estudié periodismo, trabajo en los medios hace 20 años y ahora tengo la posibilidad de hacer teatro, ¿qué viene después?’. Viene la vida misma”, explica a Teleshow sobre el desafío de protagonizar Bendito tú eres, un espectáculo en el que comparte con 18 transformistas el escenario del Teatro Broadway, bajo la dirección de Flavio Mendoza. El productor teatral había explicado que realizó esta obra para ayudar a transformistas que se quedaron sin trabajo por la pandemia.
En la trama, Goycochea se reúne con sus compañeros de colegio después de 20 años y se sorprende cuando se encuentra con un grupo de mujeres. A lo largo del show, que tiene al ex deportista como hilo conductor, las transformistas cuentan sus historias de vida y llevan al público por diferentes climas: desde la risa hasta la emoción. Con un vestuario espectacular, el show presenta una mezcla de diferentes géneros, bien al estilo Mendoza: la comedia, el musical, la revista y la ópera. El elenco está integrado por: María Castillo De Lima, Eduardo Sola, Carlos Guedes, Kris Barbieri, Santa Beibi, Franko Quiles, Federico Peña, Cris Juno, Facundo Vivona, Eduardo Magaly, Lefer Ibarra, Joel Castañeda – Gaby Girl’s, Mauricio Gurini, Matías Prieto Peccia, Máxima Martin, Julio Cesar Lynch y Franco Rau.
—¿Cómo te sentiste cuando debutaste por primera vez y el público te aplaudió?
—Tenía muchas sensaciones, los nervios lógicos de cuando hacés algo en la vida por primera vez. Fue una elección porque me divierte y me gusta, traté de disfrutarlo, pero sí pasé por todas las cuestiones típicas de un debut. Escuché el aplauso, aunque en realidad estaba más concentrado en la letra y todo lo que tenía que hacer. Todavía no tengo el ejercicio de poder disfrutar un poco más del teatro, en el sentido de reparar en los aplausos, en los silencios. Pero fue muy linda la experiencia y a medida de que vayan pasando las funciones lo voy a disfrutar cada vez más.
—En el show tocan diversos temas como la decisión de cambiar de género, la diversidad, el aceptar al otro. ¿Para vos cuál es el mensaje que quieren comunicar?
—Es justamente acerca de la diversidad, de aceptar al otro. Siempre digo que hay muchos cambios que se dan primero en los papeles y después hay una construcción emocional de las personas para atravesar estas nuevas cuestiones. También es un aprendizaje para mí, involucrarme con todas las historias y escuchar de primera mano el camino que han recorrido estas artistas para llegar a hoy. Lo que terminó de cerrar fue cuando Flavio me planteó el tema del mensaje y te repito: es un aprendizaje. Yo estoy por cumplir 58 años y no dejo de reconocer que nosotros crecimos en otra generación. He ido aprendiendo un montón de cosas a través de mis hijos. Es una posibilidad para abrir la cabeza y dejar un lindo mensaje.
—¿Cómo fue trabajar bajo la dirección de Flavio Mendoza?
—Creo que en el primer o segundo ensayo dije que estaba ante la presencia de un nuevo Bilardo. Tenía un Bilardo futbolístico y ahora un Bilardo artístico que es muy exigente. Hay casualidades o causalidades en la vida. Cuando uno habla de un espectáculo de Flavio te podrá o no gustar el contenido de lo que plantee en el show o en el espectáculo, pero lo que nunca va a estar en discusión es la puesta en escena, el vestuario, esa exigencia después se ve en el escenario.
—¿Cómo te llevás con tus colegas, las transformistas?
—Son 18 drag queen que tienen un talento enorme que lo pueden desplegar en un gran escenario como el del teatro Broadway. Me llevo muy bien, normal, nada del otro mundo. Hemos compartido mucho en estos dos meses de ensayo donde uno está un montón de horas. Acá empieza a tallar lo que te decía anteriormente, involucrarte, conocer las historias, a las personas. No sé si es lo que yo fui a buscar, pero es con lo que me quería encontrar.
—Uno de los cuadros que más me gustó fue cuando hablás con María Castillo de Lima, quien te cuenta su lucha por llegar a ser la primera soprano transexual del teatro Colón.
—Primero es un privilegio haberla escuchado durante dos meses de ensayo en primera fila, sin público como si te estuviera cantando a vos personalmente. La voz que tiene es increíble. La escuché cantar de todos los aspectos, porque hemos ensayado sin micrófono, con micrófono, sin el sonido real del teatro. Tuve o tengo la suerte de disfrutar de eso. El cuadro si bien es ficción tiene mucha realidad porque pasa por su vida y por mi vida también.
—Hoy se utiliza mucho la palabra “deconstruir”, ¿tuviste que hacer un proceso de apertura mental para adaptarte a los tiempos de hoy?
—Lo vivo bien, naturalmente. No me puse condiciones, o sea yo veo personas. Esa es la realidad, primero somos personas. Después la condición y lo que elija cada uno para su vida es una libre elección. Desde el primer día que pisé el teatro siempre vi personas. Así me enfoqué y así voy a seguir enfocado, para aprender y disfrutar de la relación, del talento de esa persona.
—¿Qué es más difícil: atajar penales en un mundial o aprender la letra de una obra con la dirección de Flavio?
—En los penales estás más expuesto, son masivos para bien o para mal. Aprenderme la letra fue fácil porque tengo buena memoria. El tema es que después hay tres caminos: uno es aprender la letra; dos, ponerle lo corporal a la letra ;y tres, el movimiento en el escenario. Es lo más difícil en verdad. Y algo que empecé a aprender ahora que es cuando no te toca hablar lo más difícil es acompañar el cuadro con la gestualidad, porque estás diciendo mucho con el cuerpo, con la cara, con los gestos, sin decir nada. Y eso sí fue más difícil que atajar penales.
—¿Tenés alguna cábala antes de la función? Hay un mito de que usabas una cábala antes de atajar los penales.
—No tengo cábala. Sí llevo algunas cosas, alguna virgen que tiene que ver con la protección. No mucho más que eso. Tampoco me quiero aferrar demasiado, sí tengo cosas incorporadas, pero no es que solo las utilizo para el teatro. Si entro al teatro siempre voy a llegar por el lado derecho, por más que mi camarín esté del otro lado. Es mucho más cerca ir por acá y subir, son cosas que ya tengo incorporadas, pero no he fabricado una cábala.
—¿Qué similitudes o diferencias encontrás entre el mundo del fútbol y del espectáculo?
—Hay un montón de diferencias, lo que podés emparentar es en el desafío. Es la adrenalina de cuando salís a una cancha o cuando salís a un escenario. En el fútbol estás jugando contra un equipo y le tenés que ganar. Y acá estás “jugando” contra el público. Y quizás el partido ganado es si terminás recogiendo el aplauso del público. Emparentado por ese lado, de la presión por hacer algo bien para que termine siendo reconocido.
—Desde hace años que cuidás tu físico, pero ¿hacés algo para cuidar tu salud mental?
—Creo que la mente se entrena en la medida que tengas seguridad y estés preparado para lo que vas a hacer. Después las presiones las vas aprendiendo. Cuando fui futbolista me pasó que en el primer partido estaba nervioso, a los 10 estaba de una manera, a los 100 de otra manera y a los 200 ya manejaba situaciones emocionales por el hecho de haber caminado o recorrido ese camino. No va a ser como el primer viernes que me subí al escenario, con la adrenalina y todas las preguntas que me daban vuelta por la cabeza. Seguramente cuando la obra tenga más recorrido lo voy a poder manejar mejor. Pero creo que la mejor forma de estar tranquilo para hacer lo que decidas es estar preparado.
—A más de ocho meses de la partida de Diego Maradona, ¿qué pensás que te hubiese dicho sobre tu incursión en el teatro?
—Diego me hubiera dicho: “Te felicito”. Me hubiera venido a ver. Me hubiera gustado que me venga a ver. Más allá de lo que me diga, porque si Diego pudiera venir ahora quiere decir que estaría vivo.
—En tu carrera deportiva tuviste muchos altibajos, fuiste arquero de la Selección y también pasaste por clubes más chicos, ¿qué aprendizaje te dejó el fútbol?
—Extendería un poco esos límites y diría el deporte. Porque en el deporte te educás para competir, para prepararte, para compartir, para saber lo que cuesta lograr algo. Eso es la vida misma y después lo aplicás a todo: los horarios, la preparación, el cuidado, con un montón de cosas. Yo vengo del deporte y como siempre digo: yo lo puedo hacer bien, mal o regular, pero quedate tranquilo que voy a estar preparado.
—Te emocionaste cuando la Selección nacional ganó en el Maracaná la Copa América, y por el desempeño que tuvo el arquero Dibu Martínez. ¿Te trajo muchos recuerdos?
—Primero estuve feliz porque ganó Argentina después de 28 años. Curiosamente el último título me había tocado estar presente en Ecuador 93. Ya no quería tener más ese mote de los últimos campeones. Fue una Copa América muy redonda, se jugó en circunstancias especiales. La íbamos a disfrutar en nuestro país, compartido con Colombia. Terminó siendo en Brasil, donde todos pensaban que nuevamente Brasil se iba a quedar con la Copa América. Haber ganado un título después de 28 años y a eso sumarle que fue contra Brasil en el Maracaná fue muy emocionante. Después la situación particular de Emi Martínez que terminó siendo decisivo en la semifinal con los penales, me emociona. La gente te lo recuerda, te escriben por las redes sociales, te hacen notas, te llaman. En la calle me decían: “Igual que vos en el 90”. Toda esa situación te pone a vos en escena. Fue muy lindo tener esa experiencia y sobre todo trabajando, porque también la podría haber visto solo como espectador. La viví como espectador y trabajando en la TV Pública, fue muy lindo y muy completo para mí.
—Fuiste futbolista, modelo, ahora sos conductor y actor… ¿Te quedan sueños por cumplir?
—Primero fui futbolista, ¿modelo? más o menos, hice campañas publicitarias, conductor sí, y actor no. Es una falta de respeto a todos los grandes actores y actrices argentinas... La gente va a ver el espectáculo y está curiosa para ver qué es lo que puedo llegar a hacer yo un poquito arriba del escenario. No me consideraría actor, es un juego de palabras, pero la verdad no me pondría ese rótulo porque es un camino muy largo y no quiero faltarle el respeto a nadie... ¿Qué más me queda por cumplir? Es que no me lo planteo, la experiencia me ha dicho que tengo que vivir el día a día. Esto apareció de un momento a otro, no lo tenía pensado… No es que estaba proyectando o corriendo detrás de buscar la oportunidad para hacer teatro. Cayó en un momento que estaba bien, en un momento que tengo determinado pensamiento para analizar una situación como esta y subirme a un escenario. No es que digo: “Hice una carrera en el fútbol, estudié periodismo, trabajo en los medios hace 20 años y ahora tengo la posibilidad de hacer teatro, ¿qué viene después?”. Viene la vida misma y en la vida misma también influye mucho el contexto, uno va viendo y tratando de hacer lo que lo haga más feliz posible a uno.
—¿La felicidad la vivís todos los días?
—La trato de vivir todos los días, es muy difícil porque está uno como individuo, pero tiene una esposa, hijos, nietos, padres, hermanos. Entonces empezás a vivir en un círculo porque por más pequeño que sea involucra un montón de personas. A veces a vos te están pasando un montón de cosas lindas y a una persona de ese círculo no. Entonces es muy complejo, pero trato de ser feliz, de disfrutar. Tendrá que ver con los años, me siento muy joven, estoy muy bien pero también a esta altura de la vida hay un montón de situaciones que las miro diferente.
Ping pong de preguntas a Goyco: ¿a quién prefiere a Messi o Maradona?
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