Arrancó la cumbia en La Academia de ShowMatch (El Trece) y Ángela Leiva abrió el ritmo junto a su pareja, Jonathan Lazarte. Y lo hizo con una canción propia, titulada “Amiga traidora”. Con gracia y desenvuelta como si estuviera arriba de un escenario, consiguió la aprobación del jurado y revirtió la energía que había quedado tras su ausencia en el caño: acumuló 35 puntos sobre 40 posibles (y falta el voto secreto de Guillermina Valdes), dejando la vara muy alta para las parejas que sigan.
Pero antes y después de que bailara, la cantante inundó de onda cumbiera el estudio, contagiando al conductor Marcelo Tinelli, quien arengó a los presentes y puso a bailar a todos, como si estuviera animando un casamiento.
En la previa a la performance de la pareja, sonaron “Yo tomo licor” (de Amar Azul) y “La luna y tú” (de Ráfaga), canciones que hicieron bailar a la participante junto a Tinelli, pero también a los bailarines que después serían parte de la coreografía, a los jurados (todos, menos Ángel de Brito, quien no se levantó de la silla en ningún momento), productores y casi todos los que rodeaban la pista, convirtiendo el estudio en una enorme celebración. “Se va armando en todos lados”, describió Tinelli, manteniendo el ritmo. “Así hay que ir bailando, eh, vamos. Con los brazos arriba”, insistió.
“Muévase un poco, por favor. Fuimos al plano suyo y se cortó la música”, lo pinchó Tinelli a Francisco Caivano, productor del programa que estaría iniciando un romance con Leiva, a juzgar por cómo se vienen dando todas las previas en las que la cumbiera participa. Así, Marcelo se le acercó a Caivano y le bailó de manera ampulosa, queriéndolo motivar para que participara de la fiesta. Pero no: el productor se mantenía impasible y con cara de póker, al margen de cualquier tipo de celebración. “No puede ser, es un moplo”, le dijo el conductor a Leiva. “¿Es así de embole siempre?”, le preguntó y ella atinó a reírse. “Sí, un poco. Hace chistes muy malos, solo eso conozco de él”, lo describió la cantante.
Después del ida y vuelta entre Leiva y Caivano con Tinelli como celestino (”Va sumando porotitos de a poco, hasta ahora tiene cinco”, describió ella), llegó el momento del baile. Acompañados por una típica banda de cumbia y con Lazarte con un güiro en la mano (ese instrumento que marca el ritmo y luce como un rallador), comenzaron un recorrido con estética de videoclip y terminaron luciéndose en el centro de la pista, como la mejor pareja de una bailanta. Al terminar, y tras una sostenida ovación en el estudio, la música volvió a sonar, pero para que bailaran todos.
“Quiero que bailen todos, hagan una coreografía acá”, pidió Tinelli, rodeado por todos los bailarines que acompañaron a la pareja y siguió en modo animador. “A ver las coaches, a ver los productores, acá todos juntos... ¡vamos, vamos! Los muchachos del equipo, todos los que están atrás”, insistió. Y justo cuando empezó a sonar el estribillo de “Una calle me separa” (de Néstor en Bloque), apareció en cuadro Guillermina Valdes: salió del estrado del jurado hacia el centro de la pista, encaró a su pareja y por un minuto se fundieron en un baile que remataron con un beso y sonrisas cómplices.
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