“Yo soy re cholula. Veo un famoso, me quedo tiesa y pienso ‘¡guau!’. Cuando alguien viene del interior del país le resulta muy loco encontrarse a alguna celebridad. Apenas llegué a Buenos Aires lo primero que me preguntaban era eso. Los porteños no valoran el hecho de poder encontrarse a un famoso caminando por la calle”.
Desde chica que Victoria Braier soñaba con conocer a los famosos. “Amaba a la farándula argentina”, dice a Teleshow y recuerda que en su casa se comía viendo a Mirtha Legrand. También disfrutaba de Intrusos, con Jorge Rial, y por las noches, cuando regresaba de salir con sus amigas, veía la emisión especial del programa de espectáculos de Viviana Canosa.
Llegó de su Tucumán natal a los 27 años. Por ese entonces, su novio -hoy marido- Gustavo iba a hacer la residencia médica en Buenos Aires y ella decidió acompañarlo. Se acababa de recibir de diseñadora gráfica y había estudiado comunicación social. Su experiencia la llevó a conseguir el puesto de Directora de Arte en una agencia en la que propuso generar contenido digital distinto al que se veía por ese entonces.
“¿Qué puedo hacer que no se vea?”, pensó y uno de sus compañeros le sugirió que se enfocara en lo que a ella le gustaba. “¡La farándula, la vida de los famosos!”, dijo y comenzó a stalkear a las celebridades argentinas en sus redes sociales. “Yo veía lo que otros no. Prestaba más atención”, destaca Vicky.
Su nombre artístico es Juariu, una versión “tucumanizada” de “¿Who are you?” (”¿Quién sos?” en inglés). Siempre veía algo de los famosos y le decía a mis amigas ‘¡¿ju-ar-iu?!’”, recuerda quien comenzó haciendo videos sobre los posteos de las celebridades: desde el modo en que aplicaban los canjes hasta las cortinas o algún otro particular detalle de la casa en las fotos que publicaban.
Un año después, en 2019, llegó su primera propuesta para hacer televisión: fue para ser parte de Tenemos WiFi, de Nicolás Occhiato. “Yo me divertía en Instagram, pero no sabía qué hacer en televisión. Era en vivo...”, explica quien agradeció aquella oportunidad: “Te agradezco un montón, pero no”.
Luego de aquella reunión, Vicky le admitió a sus íntimos: “Al único que no le podría decir que no, por la experiencia, es a Jorge Rial”. Como si alguien le hubiera acercado la información al periodista, una semana después le escribió por Twitter para convocarla a una reunión de trabajo porque había visto el tipo de material que generaba y quería que lo hiciera en Intrusos. Así llegó a tener su primera columna semanal en televisión en donde “upiteaba a los famosos”. “En Tucumán, upitear es meterse en donde nadie te llama”, explica la joven de 35 años que stalkeaba a las celebridades argentinas y lo mostraba una vez por semana en el programa de América.
Con el tiempo, el stalkeo se volvió más minucioso y comenzó a “investigar” determinadas situaciones como los likes que un famoso le ponía a otro, similitudes en los posteos que hacían quienes no querían blanquear alguna relación. O, por caso, alguna ruptura. Y así llegó a tener sus primeras primicias: la separación de Tini Stoessel y Sebastián Yatra en plena cuarentena. ”Lo descubrí un mes antes”, enfatiza quien debió lidiar con los fanáticos de los músicos que se oponían a que no estuvieran más juntos. Más tarde, esos mismos aficionados se disculparon.
También reveló el romance de Ivana Nadal con Bruno Siri, el ex novio de Nati Jota, con quien ella misma se comunicó antes de hacerlo público. “Nos conocíamos de las redes y me parecía mejor decírselo yo y que no lo vea directamente en mi Instagram”, sostiene Vicky y cuenta que su límite es el daño: “No quiero generarle malestar a nadie. Si pienso que eso va a pasar, no lo hago”. Ella busca divertirse y también entretener a sus seguidores. “Yo no cuento algo que no se sepa. No son noticias, es lo que veo en cada posteo que hacen los famosos y que a mí me parece divertido”.
De a poco, el contenido que subía a sus redes comenzó a interesarle a los famosos y hoy entre sus casi 300 mil seguidores se destacan Pampita, Lali Espósito, Flor de la V, Stefi Roitman, Mica y Cande Tinelli, Lizy Tagliani y Pamela David.
Incluso, son las propias figuras quienes a veces la alertan “estate atenta a esto” y ella, con su popularmente llamado ojo clínico, descubre lo que otros no. No obstante, eso también le valió que algunos la hayan bloqueado: Ivana Nadal, Daniel Osvaldo, Gianinna Maradona, El Polaco.
Luego llegó su continuidad en la televisión: lo que en un principio iba a ser un especial con videos -similar a lo que hacía en Instagram- terminó generando su debut como panelista de un programa diario. Hoy se destaca en Bendita, el ciclo que conduce Beto Casella por la pantalla de El Nueve. “No es fácil, estoy aprendiendo. Yo no vengo del palo de la televisión, pensé que lo mío iba a quedar en las redes, que era más fácil, y ahora hay que hablar, involucrarse. Por eso, hay que tener más cuidados y ser más responsable. Encima yo odio la tibieza, me gusta decir lo que pienso”.
Hija de Mónica y Marcelo (que falleció en 2007), hermana de Laura y tía de tres niños, Vicky se define como histriónica y al mismo tiempo se cuida mucho a la hora de publicar material suyo. Incluso no muestra su vida privada. Su marido, en tanto, “odia las redes sociales” al punto tal que el celular a veces es el “tercero en discordia” en su pareja, según bromea la panelista. “Lo uso más horas de las que debería”, admite quien está casada con Gustavo, un urólogo con quien está en pareja hace 10 años.
“Yo digo que es trabajo, pero al mismo tiempo se confunde porque no deja de ser Instagram. Cuando pienso que me tengo que desconectar, estoy apunto de descubrir algo y me cuesta. Soy adicta al celular”, continúa Juariu y revela que además de la suya oficial, tiene otras dos cuentas que utiliza para stalkear a los famosos sin que noten que es ella.
Mientras está por lanzar un podcast sobre espectáculos, Vicky está descubriendo su propio camino en los medios de comunicación. “Tengo que empezar a buscarle la vuelta a esto de las redes porque ya un poco me empezó a aburrir. No sé a dónde quiero llegar, estoy viendo qué es lo que me gusta”, se sincera.
Su lucha. Cuando Victoria tenía 29 años le diagnosticaron cáncer de mama. “Fue medio de casualidad -detalla-. Un día me toqué un bulto y fui al médico rápido para hacerme un chequeo: ese bulto no era nada, pero al lado había un tumor de 7 milímetros que ni siquiera había salido en la mamografía, se vio en la ecografía mamaria. Lo cuento para que se hagan estudios y controles una vez por año. Es importante prevenir”, destaca la joven que fue operada una semana después, el 3 de enero de 2018.
La diseñadora gráfica fue atendida en el Hospital Italiano -institución en la que por ese entonces trabajaba su pareja- y antes había planeado viajar a Tucumán para pasar las Fiestas con su familia. “Fue re duro, muy movilizante. Sabía que tenía que volver, me operaban y no sabía lo que tenía. Los médicos siempre me hablaron y me dijeron que íbamos paso a paso. Nunca me dijeron ’tenés cáncer’”.
Luego de la operación, realizó un tratamiento de rayos y siguió con uno hormonal de pastillas que aún está tomando. “Me falta un poquito menos de un año para terminarlo”, dice quien desde entonces transita una menopausia inducida. Motivo por el cual, antes de comenzar el procedimiento, el médico le sugirió que congelara óvulos: “Igual, por la edad en que lo termino (a los 36), si deseamos tener un hijo, supuestamente no habría problema”.
Victoria y Gustavo se casaron un año después de la operación. “Había sido un año muy difícil y, si bien mi familia estaba muy presente, él fue mi sostén absoluto de todo. Teníamos ganas de hacer algo lindo, alegre, una fiesta. Nos pareció una buena idea casarnos, celebrar la vida, el amor, la familia”, detalla Juariu, quien hoy vive su fama centrada en dónde está parada y pensando cada paso paso del camino que quiere tomar en su carrera en los medios, siempre manteniendo su vida privada en el absoluto bajo perfil. Y disfrutando del éxito y el furor que causan sus investigaciones en las redes sociales.
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