Puede ser difícil estar en la cabeza de un nativo digital cuando no se es uno de ellos. Las y los artistas de la generación Z manejan las herramientas más buscadas para ser exitosos en cualquier rubro: saben de analíticas, de aplicaciones nuevas, de filtros maravillosos. Lo que a otros les cuesta un máster en dólares o en euros, a ellos les lleva un rato. Será por eso que a María Becerra no se le perdona que no haya terminado la secundaria (¿alguien se preguntó alguna vez si Luis Miguel, Pablo Alborán o el Duki tienen algún título?). Tampoco se bancan que no se desarme en zalamerías agradeciendo la invitación al programa más famoso de la televisión argentina. Ella no necesita de la televisión, las viejas tecnologías la necesitan a ella.
María de los Ángeles Becerra se hizo famosa por subir videos a su cuenta de Facebook primero, y a su canal de YouTube, después. Nada de castings, ni de intermediarios: ella consiguió a su audiencia sola. Lo que vino después fue una consecuencia de su propia búsqueda personal. Atravesó el Y2K en la panza de su madre para nacer el 12 de febrero del año 2000. En 2015 empezó con los videos, y en 2019 lanzó su EP 222, con el que debutó como cantante. En 2020 hizo “High” con Tini Stoessel y con la española Lola Índigo, tema que le abrió las puertas al mercado europeo.
Las fronteras ya no son un problema para María Becerra ni para ninguno de los talentos que viene dando el género urbano argentino. Las plataformas digitales son terreno fértil para quien sepa qué y cómo sembrar, y la cantante fue noticia últimamente porque desplazó al cordobés Paulo Londra como el argentino más escuchado del mundo, según Spotify.
También hubo una incipiente polémica porque Becerra estuvo cerca de Big Ligas, la productora colombiana con la que Londra tiene un conflicto contractual, pero ella se ocupó de aclarar que al final no hizo nada con la compañía. Con la estrella colombiana que sí colaboró fue con J Balvin: “Qué más pues?” había superado los 179 millones de escuchas al cierre de esta nota. No es que J Balvin necesite exclusivamente de Becerra, pero el músico también es productor y sabe lo que vende. Y María no vende; despacha.
Está de novia con el rapero Thomas Tobar, más conocido como Rusherking, y Becerra usa las redes a su antojo. Como cuando puso el emoji de corazón roto como foto perfil para promocionar su nuevo single junto a Thiago, “Cázame”. Frases como “No sé cómo superarte”, “Dime cómo hacer para no pensarte”, “Aun no puedo perdonarte”, “Pero yo muero por ir a buscarte” llenaron sus stories de Instagram y muchos de sus seguidores pensaron lo peor: ¿se había separado de su chico? La verdad es que fue pura promo bien dirigida. De romanticismo, nada.
Las redes también la usan a María, y así salieron los memes que la compararon con Moni Argento, el personaje que hacía Florencia Peña en Casados con hijos. Usar auto-tune no es una vergüenza para los cantantes en la actualidad y esos tonos metálicos, esas consonantes forzadas, esas voces engoladas, dan también para la broma. Como referencia para mostrarla parecida a Moni, los internautas usaron un video extraído de un live donde Becerra canta un poco a capella. Pegarlo con el video de Peña empelucada fue la frutilla que coronó el chiste.
Seguro que para María está todo bien, hace pocos días estuvo haciendo un mashup de “Endúlzame los oídos” y “Acaramelao” con Patricia Sosa para la celebración de los premios Gardel. También apareció en una historia de Lionel Messi: mientras el astro del fútbol paseaba con Antonela Rocuzzo por Miami, de fondo sonaba “Cázame”, el mismo tema que hizo bailar a los hijitos de la China Suárez en otra story.
Pero en la tele discuten si hubo o no buena onda en el backstage de ShowMatch, cuando Marcelo Tinelli la invitó a cantar durante la apertura de su programa. Y un diario se pregunta por qué no terminó el secundario, aun después de contar que fue abusada por varios compañeros cuando era alumna en una escuela técnica. Becerra describió el hecho durante su participación en PH Podemos Hablar (el programa de Telefe que conduce Andy Kusnetzoff) y soltó: “La pasé muy mal en el colegio, con mucho bullying y situaciones feas. El 2012 fue el peor año de mi vida”.
A no dejarse confundir por las uñas postizas y el maquillaje exagerado: la generación de María Becerra es bastante más honesta que las anteriores. Hay mánagers, productores, jefes de prensa y community managers, pero las redes sociales terminaron de romper la barrera con el público: estos artistas hablan en televisión como si estuvieran en un vivo de Instagram.
Con una carrera meteórica y una mochila de autogestión a sus espaldas, María Becerra es una supernova de 21 años, una explosión estelar a la vista de todos. Nada de intentar entender el fenómeno: se disfruta o se deja pasar.
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