Mientras todos los participantes cocinaban a contrarreloj en uno de los desafíos de El Gran Premio de la Cocina (El Trece), Carina Zampini le pidió unos minutos a Adabel Guerrero para conversar mano a mano, en un momento íntimo que la conductora definió útil “para conocer más a los competidores”.
En ese punto, se emitió un clip con una entrevista a Adabel, en el que la bailarina habló sobre su vida, su familia y no pudo evitar las lágrimas al recordar a su mamá, fallecida cuando transcurría su adolescencia.
“Mi carrera como bailarina surge cuando mi mamá me llevó a estudiar danzas a los 8 años. Y me volví absolutamente adicta a los escenarios”, contó Adabel y luego describió el punto de quiebre tanto en su vida como en su carrera. “Yo a los 19 años tuve un episodio que dejé de bailar casi un año. Fue el año más duro de mi vida, porque fue cuando falleció mi mamá”, confesó Guerrero.
En cuanto a las sensaciones que truncaron su camino, contó que el hecho “fue bastante duro” y que repercutió en su carrera. “A mí me dolió mucho que mi mamá no vea el crecimiento que fui teniendo. Por eso siempre me dolieron los estrenos, las obras más importantes en las que he estado. Cuando termina el show y en el camarín uno quiere el abrazo ese en el que te dicen: ‘Bien, te salió bárbaro’. No tenerla a ella siempre me costó un montón”, dijo la bailarina entre lágrimas.
“Desde que fui mamá quise retomar, cocinarle cosas ricas a mi nena y a mi familia. Y miraba el programa y decía: ‘Qué ganas de estar en El Gran Premio de la Cocina’”, cerró Adabel en el clip y en relación a su actual participación del reality.
De vuelta al piso y al retomar la conversación con Zampini, su angustia y su llanto se replicó. “Me impactó ver la foto de mi mamá. Viste que yo te decía: ‘No voy a llorar, no voy a llorar’... Pero bueno, ver la foto de mi mamá conmigo chiquitita, que era la edad que tiene Lola ahora, me impactó”, dijo Adabel.
“Fue muy difícil. No era mayor de edad, todavía. Ya era profesional de danzas, estábamos haciendo giras con el ballet, estaba en el ballet de Iñaki Urlezaga. Y mi profesora de danzas me quiso adoptar, pero yo ya era muy independiente. Mi mamá me crió así”, recordó Adabel mientras se limpiaba los ojos con un pañuelo. Sobre ese duro momento en su vida, describió: “Me quedé sola en mi casa, remándola y bailando, que fue mi salvación, mi motivo, mi razón para levantarme todas las mañanas. Y siempre lo elegí como mi profesión”, analizó.
Acerca de su maternidad, dijo: “Es hermoso. Yo duermo con Lola, ya tiene tres años y medio. Lo mejor que me puede pasar es despertarme por ella en las mañanas y abrazarla. Es lo más lindo del mundo”, enfatizó.
Respecto al legado de su madre, Guerrero dijo: “Siempre me dolió que no esté mamá, pero pese a esto ella siempre está presente en mi vida. Y le agradezco que ella me haya hecho fuerte e independiente, porque es lo que me sacó adelante de semejante situación. Y por eso, siempre le voy a dar las gracias”, cerró Adabel.
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