Noche a noche, La Voz Argentina recibe ilusiones de todas partes del país dispuestas a cumplir el sueño de vivir de la música. Todavía en la etapa de las audiciones a ciegas, los aspirantes intentan convencer a primera escucha a alguno de los jurados -Ricardo Montaner, Soledad Pastorutti, Mau y Ricky y Lali Espósito-, como puerta de acceso a un largo y sinuoso camino que, como todas las cosas, tiene una primera vez.
El reality de origen holandés desembarcó en la televisión local en el 2012 y el ganador fue Gustavo Corvalán, un albañil que había llegado de Rosario con su mochila repleta de ilusiones. El camino al triunfo, no exento de obstáculos, lo transitó en el equipo de La Sole, la única que repite en la edición actual, y con quien se dio el gusto de trabajar. Y a nueve años de su consagración, y con su objetivo cumplido y con creces, recordó cómo vivió aquellos días y se permitió aconsejar a los participantes en esta nueva aventura.
Radicado en Córdoba, Gustavo habló con Pilar Smith en El observador (CNN Radio) y se se acordó de las veces que estuvo al borde de la eliminación: “A mí me tocó ir mucho al teléfono, yo lo sufría mucho pero la gente me apoyó muchísimo. Yo venía de Rosario, era un trabajador de la construcción que tenía un sueño y creo que mi historia y mi persona traspasaron la pantalla”, analizó el cantante apodado “El Toro”.
Basado en su propia experiencia, el músico alentó a los participantes a que aprovechen cada segundo, más allá de su avance en la competencia. “Mi consejo es que lo disfruten hasta que lleguen, hasta donde más puedan aprender a mejorar el arte de cantar”, y animó a aquellos que no pueden sortear la primera instancia: “Siempre el cuerpo o la mente te puede jugar una mala pasada, y esto te enseña para una próxima vez”, destacó.
Con el correr del reality, cada aspirante será una cara, y una voz, cada vez más conocida en el programa de más rating de la televisión. Pero un día eso se va a terminar, y para ello hay que estar preparado. “Cuando se apaga la cámara, cambia mucho. Ya no te ven dos veces por semana y el camino empieza a ser diferente. Yo después del programa sí, estuve apareciendo en algunos lugares, algunas invitaciones, pero era pelearla yo más que nada para que esto siguiera adelante”, recordó el músico. Sin embargo, admitió que actualmente los participantes pueden tener de aliadas a las redes sociales, que amplifican mucho más que en aquel entonces, donde “estaba Facebook nomás”. Y en cualquier caso, aconseja no perder nunca la humildad: “Uno no se tiene que olvidar de donde viene o cuanto la peleó”, cerró.
Tras el furor inicial generado por el reality que lo llevó a grabar su primer álbum melódico como solista, el Toro fue pasando por distintas agrupaciones. Instalado en Córdoba Capital, en 2015 se sumó al grupo cuartetero La Fiesta y, siguiendo el mismo género, en 2017 formó parte del clásico Trulalá. Pero, en 2018, el cantante se unió al subcampeón de Operación Triunfo 2005, César Cachi Palavecino, para armar un dúo de folklore al que denominó Tupachi.
Así, gracias a su indiscutible talento y su incansable carrera, Gustavo pudo sostener a su familia: su mujer de toda la vida, Natalia Tifner -la misma que la alentó a presentarse en el casting del programa- y sus dos hijos, Agustín y Brisa. Pero no se olvida de sus palabras ni de su historia de superación, y si hay que arremangarse, no lo duda, como se lo contó a Teleshow en una entrevista en julio del 2020. La llegada del coronavirus y la cuarentena que puso en stand by a la industria del espectáculo, lo obligó a buscar una alternativa para poder llevar un ingreso de dinero a su casa. Y, sin que le temblara el pulso, se bajó una aplicación para comenzar a hacer delivery.
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