Feliz de volver a la actuación en este contexto tan difícil marcado por la pandemia, María Valenzuela visitó a Jey Mammon en su show nocturno en América. La actriz, que encarna a Victoria Ocampo en el clásico Eva y Victoria en el Teatro Multiescena, repasó anécdotas de su prestigiosa carrera, y terminó improvisando un recital en el habitual fogón del piano. En el medio, hubo lugar para la emoción al recordar la internación de su hija Malena, que mantuvo en vilo al país
En febrero del 2003, la joven de apenas 19 años, fruto de su relación con el recordado periodista Juan Carlos Pichuqui Mendizabal sufrió un ACV y estuvo muy delicada. Pasó más de un mes internada y su caso conmovió a la opinión pública, que se unió en enormes cadenas de oración para apoyar a su rehabilitación. Afortunadamente, la joven se recuperó y actualmente encara el proyecto “Male te cuida”, un programa de prevención y concientización del accidente cerebrovascular, basada en su propia experiencia y con el sostén de su madre.
Pero la sola mención a aquellos días abre en María una historia de luchas y cicatrices que todavía cuesta sanar. “Me dejó el corazón con agujeros muy grandes”, afirmó la actriz, que se definió como una “mina sufrida”, y destacó “ser feliz porque tengo mis tres hijos que son mis mejores obras”, en relación también a Julián y Juan, los hermanos menores de Malena. En este punto, añadió que “la parca siempre me está coqueteando y rodeando, no se mete conmigo pero se mete con gente que amo”, afirmó y se sumergió en el relato de aquellos años tan dolorosos.
Con voz firme, destacó cómo asomó la cabeza luego del accidente de su hija y en qué momento se dio cuenta que tenía que empezar a actuar: “Me pregunté: ‘¿Por qué Malena?’, y al instante dije, ‘si pregunto por qué me, quedo paralizada y lo que tengo que hacer es accionar’”. Entonces, le pidió a una amiga de su hija un bolígrafo y un cuaderno y empezó a hacer catarsis para anotar todo lo que pasaba. El objetivo era que nada se le perdiera para poder contárselo a Malena cuando saliera de eso. “Lo que era tu optimismo y tu visión a futuro. Sabías que ella salía”, interpretó con admiración el conductor y recordó cómo seguía como televidente los partes médicos de la adolescente que transmitían los noticieros de la época.
María contó que su hija celebró su cumpleaños número 19 durante la rehabilitación, después de haber estado un mes en terapia, un proceso que tampoco fue sencillo: “Había muchos de litros de droga encima que había que empezar a sacar”, justificó y reveló lo duro que fueron los primeros pasos en el camino a la rehabilitación: “Yo pensé que se iba a despertar como la bella durmiente, pero se despertó con una furia y una locura que quería arrancar todo”, recordó Mariquita.
En ese punto, se le planteó un doble desafío: “Tenía que ser madre dura y madre tierna al mismo tiempo y ponerle límites, y amenazarla”, reconoció con honestidad brutal: “(Le decía) ‘si te sacás lo que tenés puesto, me voy’. Y se ponía como un pollito”, agregó ya entre lágrimas. Conmovido como todos en el estudio, Jey cerró el tema pidiendo un aplauso, a modo de homenaje a su ejemplo de fortaleza.
La actriz se presentó en el el programa con la mano derecha vendada producto de una tendinitis, que tiene un origen muy particular: “Esto es parte de la pandemia…No me caí. Un año y medio sin salir y estuve jugando al Súper City en Facebook, que es un juego donde hay que armar una ciudad”, contó días atrás durante su paso por Intrusos. “Fue un año y medio dándole al mouse, jugando. Nivel 206 ya estoy. Y el dedo me dijo ´nena, pará un poco con el mouse, basta´. Así que tengo una tendinitis”, añadió.
SEGUIR LEYENDO: