Abrigados con saco y hasta poncho, con Vera (la hija de Braulio Bauab) a upa, Luis Novaresio y su pareja llegaron minutos antes de las 12.30 al Registro Civil de la calle Uruguay, con sus alianzas en su bolsillo, listas para ser estrenadas en minutos. “No las voy a mostrar porque trae mala suerte que se vean antes del casamiento...”, advirtió el periodista a los medios presentes en el lugar.
Justamente hoy se cumplen 11 años de la sanción de la ley de matrimonio igualitario, coincidencia que les hizo notar Virginia, la mamá de la hija del empresario inmobiliario. “Cuando sacamos el turno había varias fechas para elegir, elegimos esta y ella nos dijo: ‘Qué bien el día que eligieron’”, recordó el conductor de Debo Decir quien hasta hace unas horas mantuvo total hermetismo respecto a los detalles de su casamiento.
Luego, fue el turno de Braulio, que con una sonrisa de oreja a oreja, dijo “Estoy feliz y enamorado de este señor con el que elijo compartir mi vida y futuro con él, una casa de campo para hacernos viejitos”.
Debido a la pandemia no habrá grandes festejos, aunque sí esta tarde, desde las 16.00, harán una ceremonia a través de Zoom con algunos familiares de Bauab que viven en Israel y con amigos. Si es posible, la fiesta propiamente dicha se realizará en marzo. ¿Cómo será? “Todos desnudos, una pool party”, bromeó Novaresio, y de inmediato se interrumpió: “No sabemos. Ojalá la podamos hacer cuando se pueda”.
Al ser consultados por la luna de miel, atento de reflejos gritó: “¡Parodi!”, en referencia a la gerenta de Programación de América, jugando con la posibilidad de que Liliana le permita tomarse unos días. Sin embargo, no descartaron hacer una escapada de fin de semana para celebrar su amor. “Yo no tengo familia de sangre salvo mi tía, que vive en Italia, y adopté a las familias de Braulio”, destacó Luis.
Treinta minutos después salieron, ya como matrimonio: “No paré de llorar, literal...”, se emocionó Novaresio. Además mostró la libreta roja y dijo: “Ahora somos más que un pariente, y Braulio es mucho más que lo que conocí hasta ahora y me hace muy feliz”. El conductor rosarino, que se definió como cabulero, observó la libreta para encontrar el número de acta: “Tomo 6, número 72, mirá”.
Bauab destacó sobre su flamante marido: “Es sencillo, es un amor con Vera, eso me enamoró. Ahí le dije que lo amo, que me hace feliz y que quiero vivir mi futuro y envejecer con él, con una frase nuestra que es ‘tanto o más’”. Sobre la posibilidad de agrandar la familia, advirtieron: “Lo que venga vendrá”.
Esta mañana el periodista sacó una columna en Infobae titulada ”Yo me quiero casar (y resulta que puedo)” en la que habla de su deseo de unirse a su pareja. “Creo que fue en un cursillo de ingreso a la Facultad de Derecho cuando escuché que los cónyuges no son parientes. Son más que parientes. Y me sonaba raro. Seguro fue en el dictado de derecho de familia en donde aprendí con más tecnicismo que los esposos generan un nuevo parentesco entre los de su misma sangre, transformándose la familia de uno y otro en parientes por afinidad. Pero los que dan el sí, no son parientes en rigor. Son un algo más. Un nuevo vínculo más profundo y nuevo que no nace de la familia dada. Sino de la elegida. Es la constitución de una unión querida, deseada, expresada, libre”, comenzó su texto.
Luego contó un episodio de su juventud: “¿No pienso casarme. Es someterme al sistema’, me acuerdo que dije en un asado de amigos a mis 18 pensado como despedida de soltero de alguno. Lo dije con soberbia y desubicación. Todavía no supe disculparme con el amigo aún hoy casado. Uno de los que allí estaba me dijo por lo bajo: ‘No pensas en casarte esencialmente porque no podes. Porque sos homosexual. Es ridículo que te opongas a un derecho que deberías tener antes de negarlo ¿Y si peleás para poder, en todo caso, y negarte después?’. A la soberbia y desubicación, le agregué ignorancia”.
Mencionó que hace 11 años se sancionó la ley que permite que personas del mismo sexo se casen “sin distinguir entre esposos y esposas, esposas y esposas y esposos y esposos”. “Desde hace más de una década me puedo casar. Ya puedo oponerme al matrimonio y rechazar esa convención matrimonial, acusándola de mera tradición, de comodidad y sometimiento económico, de imposición de monogamia religiosa, de puro cartón pintado para presumir hacia afuera y de tantas cosas más. Resulta que hoy me quiero casar”, agregó, y concluyó: “Me quiero casar por la lucha de los colectivos LGTBIQ+ que fueron y son un ejemplo. Por eso me quiero casar. Nada menos”.
SEGUIR LEYENDO: