Desde hace tres años, Hernán Piquín se enamoró perdidamente de Agustín Barajas, un bailarín español que conoció mientras estaba trabajando en el país europeo. Sin embargo, la propuesta de ser jurado en La Academia lo trajo nuevamente al país, pero su pareja tuvo que quedarse por compromisos laborales. De muy bajo perfil, Agustín no había aparecido hasta el momento en los medios argentinos, pero este miércoles aceptó ir por primera vez a Los Ángeles de la Mañana, donde tuvo un ida y vuelta con su novio.
“No sabía quién era, ni tampoco la repercusión que tenía allí en Argentina. Para mí era una parte más del elenco, un artista invitado. Yo llegaba de unos castings, de unas audiciones que fueron bastantes quemadoras de cabeza y quería desconectar, y de las primeras personas que encontré fue a Hernán. No le hice ni caso, pero sí cuando se dirigió hacia mí, me sonrió y yo le dije ’qué sonrisa más bonita tienes´, me agarró y ya hubo ese feeling”, comenzó relatando sobre el primer encuentro que tuvo con el ex bicampeón del Bailando. Y continuó: “Nos hicimos uno desde que nos conocimos, hubo muchísima complicidad”.
Por otra parte, el conductor admitió que lo apodó “cisne negro”, pero Agustín lo defendió de las críticas que recibe. “Ángel, estás muy equivocado con Hernán, lo que pasa con él es que muchas veces se pone como un filtro para que no le hagan daño. Prefiere no hacer oídos a todo lo que se dice de él. Él es muy sencillo, muy noble, muy generoso, lo que pasa es que cuando van directamente a algo que él se siente atacado, lógicamente él huye”, comenzó diciendo ante Hernán, que estaba en el estudio visiblemente emocionado ante estas palabras.
Además, dio detalles de la convivencia. “Vamos creciendo los dos, nos vamos haciendo. Los dos somos temperamentales y con carácter. Yo digo siempre que nunca imaginé tener una relación con alguien de mi gremio, porque somos también personas un poco extrañas a veces”, precisó. Y explicó: “Yo soy muy exigente en el orden, en tomarme mi espacio, quizás también vamos a hacer muchas actividades, vamos a correr, de visita a otras ciudades y Hernán a veces me dice: ´che, tranquilito, con calma´”.
Días atrás, en una entrevista con Teleshow, Piquín había hablado sobre cómo lidia con una relación a distancia. “Es muy dura. Se extraña, pero bueno... Los bailarines estamos acostumbrados al desarraigo. Hacemos muchas giras solos. A los 16 años me fui a vivir a Londres solo. A los 17, a París. Nos entendemos porque los dos somos bailarines. Si Marcelo graba un par de programas seguidos y se toma unos días, yo iré para allá...”, contó. Y detalló: “Mientras tanto hablamos mucho por facetime. Aunque es complicado por el cambio horario. Allá son cinco horas más. Los días que el programa va en vivo, termina a las dos o tres de la mañana de allá y no lo puedo llamar. Cuando me despierto, él ya está ocupado por trabajo o en el gimnasio. Es duro. Pero lo sabemos manejar. Estoy acá por trabajo... Después de un año y medio de pandemia, se agradece”.
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