Pasó una nueva gala de La Voz Argentina, el programa que se convirtió en el más visto de la televisión argentina desde el debut de la nueva edición por la pantalla de Telefe. Como cada noche, el jurado -integrado por Ricardo Montaner, La Sole, Mau y Ricky, y Lali Espósito- tiene la tarea de escuchar a los participantes y evaluarlos para determinar si los quieren sumar a sus respectivos equipos. El mecanismo de aprobación ya es conocido por todos. deben apretar un botón para que su silla se de vuelta y poder quedar de cara al participante. Algunas veces, las expectativas no conforman al jurado. En otras, se quedan sin oprimir el botón y ni siquiera ellos mismos saben explicar por qué.
Algo de esto pasó con la audición de Agostina Anbez, una joven de 20 años estudiante de Bellas Artes, cantante aficionada por vocación paterna, apasionada por jugar al fútbol y dueña de una dura historia personal. Tenía apenas cinco años cuando su mamá falleció de cáncer: “Mis hermanas y mi papá se hicieron mucho cargo de mí”, contó durante la presentación, que la mostró dibujando trazos en su atelier y gambetas en una cancha de fútbol.
Justamente su familia fue el sostén antes, durante y después de la prueba. “Agostina transmite por sí sola, es una personita que irradia. Lo único que le pido es que no se guarde nada”, señaló Mario, su padre. Sus dos hermanas la acompañaron al reality con toda la confianza: “Transmite una energía increíble que emociona”, apuntó Noelí. “A mí me gustaría que lo disfrute”, anheló Ayelén.
Con estas expectativas y mucho aplomo, Agostina salió a escena para interpretar “Sin vergüenza”, el tema de Karina La Princesita. El jurado le daba la espaldas y ella no podía ver cómo disfrutaban la interpretación. Bailaban en el lugar, hacían la mímica de la letra, levantaban los brazos, meneaban la cabeza. Pero ninguna silla se daba vuelta. “Necesitamos que alguien apriete el botón”, imploró el conductor Marley, que seguía la performance a puro nervio junto a las hermanas.
Agostina dejó todo el caudal de su voz en la prueba, pero el jurado recién giró sus sillas al finalizar su interpretación. Luego de los saludos protocolares, fue Ricky el que inició las devoluciones. Y no tuvo reparos a la hora de realizar una profunda autocrítica. “Cantaste espectacular, y te digo algo. Somos unos huevones por no haber apretado el botón. Tú mereces estar en este programa”, señaló el joven.
A la hora de justificar su decisión, el integrante del dúo Mau y Ricky seguía sin encontrar los motivos. “Estaba esperando por algo que sentí que al final como que casi estaba...”, explicó. “Quedó corta la canción un poco”, argumentó Lali, la más eufórica durante la performace. Su compañero estuvo de acuerdo, pero seguía con sus lamentos: “La millonada de personas que está viendo del otro lado está diciendo: ‘esos cinco bobos que no apretaron el botón’”, cerró.
Al finalizar las devoluciones, Agostina se fundió en un emotivo abrazo con sus dos hermanas. Por un pequeño momento, fueron un racimo de lágrimas, besos y palabras al oído. “A no deprimirse, porque hay veces que ellos se equivocan también”, intentó consolarla Marley, pero a esa altura, Agostina ya había dado vuelta la página y sonreía. La vida ya le había enseñado a sortear las dificultades.
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