“Bienvenidos al Count Down de Much Music chicos”, decía cada tarde desde la emisora de la calle Humberto Primo un joven Santiago del Moro. A su lado, su compañero en la conducción y productor, Juani Cabello y detrás del mostrador, siempre listo para sorprender con algún personaje diferente estaba él, “Calfu”. Ariel Calfucurá le ponía su toque de humor al ciclo de la mítica emisora, haciendo “el hombre disco” o “el hombre paja” según lo ameritara la actualidad, mientras que por el programa desfilaban cada día personajes como Jessicam o Ivanka Cañete.
Dos décadas después, el actor de 42 años recordó en diálogo con Teleshow su paso por el canal, tan presente aún en la memoria de los argentinos y su relación con Santiago del Moro a quien también acompañó en un negocio familiar. Además, quien también participó de las aperturas de los Juegos Olímpicos de Río 2016, se refirió a su presente como cacique.
Sin antecedentes artísticos en su familia, desde muy chico quería ser actor. “Estaba desesperado por hacer teatro, quería ir a lo de Flavia Palmiero”, contó pero como vivía en La Plata, para sus padres no era tan fácil dejar las ocupaciones para “ir a Capital”, pero él no se rindió: “No estaban acostumbrados a ir, era sacrificado, ni idea de ir y venir, menos de temas de casting”.
Ya en la secundaria una amiga le dio un recorte de diario con una nota titulada “cómo llegar a la tele” donde había un número de teléfono: “Ese papel lo tomé como mi guía espiritual”. Se trataba del contacto del sindicato de extras, por lo que llamó y un día, cuando aún no existía la autopista Buenos Aires La Plata y el viaje era realmente largo, se tomó el tren para ir a la ciudad de Buenos Aires. “Así me anoté, me dieron un número pero para que te den un papel, tenías que ir todos los días, yo como estaba lejos iba cuando podía”.
Lejos de Buenos Aires pero no de la televisión, su escuela quedaba justo a media cuadra de los estudios de América, por aquellos tiempos en la capital bonaerense por lo que una profesora le sugirió que se pegara una vuelta, a ver si podía hacer algo: “Así participé de la tribuna de Frente a frente, de Alejandro Rial”. Después empezaron en el mismo edificio a hacer Agite, con Santiago del Moro donde hasta bailó una zamba de Brasil y se hizo conocido de los productores que lo invitaron a ir a Much, en San Telmo, donde hacían el Count Down.
“Me animé y fui. Entré al canal y estaba todo oscuro, solo el logo iluminado y Santiago en el set. ‘Mirá quien vino’ me dijo, me invitó a pasar a hacer algo, me llamó ‘Calfu’ y me puse a bailar. Otro día fui e hice una estatua viviente, y así empecé. Todos los días hacíamos un personaje con el tema del día, todos bizarros, fueron más de cien representaciones”, dijo sobre su paso por el canal que definió como “maravilloso”.
Está eternamente agradecido a Santiago por la oportunidad que le dio de dejarlo hacer en cámara aquello que tanto le gustaba. Tras el fin del programa, luego de unos cambios de autoridades en el canal, el conductor de Masterchef lo llevó a trabajar con su familia en un local de zapatos, donde estuvo dos años: “Él siempre fue muy atento conmigo. Después fui con él a CM donde conducía Club Zónico y yo hacía personajes y a Clase X, por América, la pasábamos muy bien. La oportunidad que me dio vale oro, Juani también era una maravilla, yo buscaba actuar y divertirme”.
Much no era un canal más de música, la emisora de puertas abiertas al público, era canadiense pero tenía su toque bien argentino y daba espacio a la improvisación y al dejarse llevar: “Era maravilloso lo que allí pasaba y estar ahí fue la oportunidad de vivir lo que quería cuando miraba a Flavia Palmiero y hasta de firmar autógrafos, hoy la gente se sigue acordando”.
Calfu se recibió de actor en la Escuela de Teatro de La Plata y está siempre atento a cuan casting y oportunidad se dé. Incluso trabajó como extra en producciones como Son Amores y filmes internacionales como Diarios de Motocicleta: “Ahí tuve una revancha porque como extra había quedado para estar en Siete años en el Tibet, pero no teníamos teléfono fijo y me llamaron a lo de un vecino, justo no había nadie para atender, no pude ir, me enteré después”.
Además, es preceptor en una escuela: “Ahí soy un poco actor, los chicos se divierten conmigo, saben que estuve en tele y lo tomo con humor, me siento orgulloso”. Es que sus alumnos tienen la misma edad que aquellos jóvenes -hoy ya treintañeros- que lo seguían en la época de Much. Aunque en el colegio está hace doce años, no se queda quieto y siempre busca nuevos rumbos, hasta estuvo en la fiesta inaugural de los Juegos Olímpicos de Río 2016: “Participé de una coreografía, ¡estar en el Maracaná...!“.
También formó parte del staff de la FIFA que participó de la realización de Brasil 2014: “Mi rol era acreditar a los jugadores, le hice la última credencial a Grondona. Cuando empezó la final Alemania - Argentina, justo el día de mi cumpleaños, mi trabajo fue ordenar el sector VIP, ahí estaba al lado por ejemplo de Shakira y Piqué”. También fue escolta de la bandera de una delegación en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Lousana, Suiza 2020.
Haber podido hacer todo lo que hizo, para él es gracias a la guía de sus antepasados. Ariel es descendiente del cacique Juan Calfucurá y de Ceferino Namuncurá: “Ellos siempre nos guían a nosotros y a nuestros amigos”.
Actualmente, él es cacique de su comunidad, lo cual es un honor, y también una responsabilidad: “Soy el líder de la comunidad, hoy tratamos de respetar el legado, el traer de nuevo el idioma, las costumbres ya sea a través de la vestimenta o la comida, de conservar lo que habíamos perdido cuando fue la Campaña al Desierto, cuando llevaron a nuestros familiares presos en donde hoy es el museo de Ciencias Naturales. Queremos homenajear a nuestros abuelos, fue como un campo de concentración lo que pasó, es lo mismo, los trataban como inferiores, la parte mapuche de mi familia fue bastante lastimada, insultada, vapuleada y nosotros como jóvenes lo que queremos es honrarlos”.
“Poder ser cacique es una gracia que tengo y siento que las cosas las hago de manera natural. Si uno piensa que tiene responsabilidad se estresa, pero en este caso esto es tan espiritual y maravillosa la historia del pueblo, de Ceferino y de Calfucurá que fue como un jefe de estado porque comandaba las tribus de la Patagonia”, dijo sobre cómo honra su rol. También descendiente de italianos por el lado materno, siente que en su sangre tiene una mezcla de ambas familias.
Con Ceferino “siempre presente” como guía en la vida y en su profesión, Ariel busca continuamente lugares donde expresarse artísticamente. “Amo ser actor y pienso que es una lastima que no este en algún lugar, lo siento que podría hacer cosas que serian divertidas, pero que sea lo que Dios quiera”, cerró, seguro de que tendrá una nueva oportunidad, como lo soñaba cuando miraba el programa de Flavia de niño.
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