Marta Fort, la mujer que tenía personalidad pero no identidad

Casada con Carlos Fort, dueño de la fábrica Fel-Fort, vivía una vida lujosa pero anónima. Hasta que su hijo Ricardo comenzó a mostrar en un reality show su excéntrico y caro estilo de vida y también comenzó a ser conocida

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Marta Fort tenía 86 años
Marta Fort tenía 86 años

Durante muchos años, poco y nada se supo de Marta Campa de Fort una mujer elegante, buena cantante lírica que solo mostraba su talento en reuniones de amigos o en pequeños conciertos benéficos. Casada con Carlos Fort, dueño de la fábrica Fel-Fort, vivía una vida lujosa pero anónima. Hasta que su hijo Ricardo comenzó a mostrar en un reality show su excéntrico y caro estilo de vida y también comenzó a ser conocida.

Marta Camba fue la mayor de tres hermanos. Su padre, Alejandro, era un hombre muy creativo que se dedicaba al rubro panadero y que llegó a tener un negocio propio que les permitía vivir sin problemas económicos. Marta solía atender el local y los clientes quedaban impactados por su refinada belleza. De adolescente, por la calle solían preguntarle si era artista ya que impactaba por su porte. En la escuela no era una gran alumna, en general estaba distraída, pero participaba de todos los actos musicales. Le gustaba mucho la música clásica y comenzó a estudiar con distintos profesores del teatro Colón. Sin embargo, nunca anheló dedicarse de manera profesional. “Nunca me gustó estar sometida. Actualmente si voy a un lugar y me dicen “Marta, cantá”, sí, canto, pero nadie me está contratando. Aparezco y canto porque me gusta, contó en una entrevista en la revista Magazine.

Mientras estudiaba canto y trabajaba en el negocio familiar, en Almagro otro negocio crecía y se consolidaba: Fel-Fort, una fábrica de chocolates y golosinas. Fundada en 1912 por Felipe Fort se hizo famosa por ser la primera en elaborar huevos de pascua “industria argentina”. Don Felipe estuvo al mando de la empresa hasta 1963 cuando le pasó la presidencia a su hijo, Carlos. La fábrica se expandía y la vida personal de Carlos, también. Se enamoró de Marta, se casaron y tuvieron tres hijos: Ricardo, Eduardo y Jorge.

En la escuela no era
En la escuela no era una gran alumna, en general estaba distraída, pero participaba de todos los actos musicales (Foto: Teleshow)

Carlos quería que sus hijos siguieran con el legado familiar, pero desde pequeño uno de ellos, Ricardo, mostró que prefería el mundo artístico. Su padre no lo apoyaba, pero Marta sí. La situación en el hogar era tirante y Ricardo buscaba su camino. Sin ceder ante el rigor del padre y amparado por su madre comenzó a ser una figura conocida en la noche porteña. Se hizo amigo de Guido Süller cuando ninguno todavía era mediático. Ambos solían divertirse en el imponente vestidor de Marta. “Nos gustaba la ropa de la mamá. Ella era una diosa. Era como Joan Collins, con tacos, pieles y joyas”, contó alguna vez Guido.

A mediados de los 90 Ricardo se fue a vivir a Los Ángeles, algunas versiones aseguraban que su familia lo había obligado a irse, hartos de su estilo de vida, sin embargo Marta siempre lo desmintió. Mientras su hijo buscaba su camino ella seguía acompañando a su marido en sus viajes y exposiciones por todo el mundo y continuaba con sus actuaciones a beneficio como cantante lírica o de tangos. Uno de sus mayores placeres era colaborar con las galas que organizaba el Rotary Club del que su esposo era miembro, así llegó a cantar ante 25 mil personas en el Luna Park.

En el año 2007 todo cambió. Carlos falleció y la familia se hizo cargo de la empresa. Ricardo volvió de Estados Unidos dispuesto a conseguir un lugar… en el ambiente artístico. De su bolsillo costeó la producción y puesta al aire del programa Reality Fort donde mostraba sin tapujos ni culpa su ostentosa vida. El programa tuvo su propia grieta, al verlo solo había dos opciones: amarlo o detestarlo. No existía la opción “indiferencia”. Siguieron romances escandalosos, una obra en la calle Corrientes protagonizada pero también pagada por él y horas y horas de pantalla.

Ricardo Fort a través de
Ricardo Fort a través de su reality show hizo conocida a su madre

De la mano de su hijo, Marta comenzó a hacerse una figura conocida. Atento a esto, para las elecciones de 2011, Alberto Rodríguez Saá le ofreció ser candidata a diputada de la alianza Compromiso Federal en la Ciudad de Buenos Aires. Ante la sorpresa que provocó su candidatura ella decía que solo anhelaba devolverle a la gente todo el amor que le daba y que aunque no presentaría proyectos analizaría lo de los otros “Veré si me gusta o no me gusta, si son positivos para el país o no son tan positivos, porque es algo que puedo hacer, idiota no soy”. Finalmente su candidatura no prosperó.

Pero la fama no siempre es gratuita y en algún momento salda cuentas. Secretos y escándalos familiares que Marta conservaba “puertas adentro” se hicieron conocidos por todos. La muerte de su esposo fue uno de ellos. “Mi padre tenía una relación con una mujer y fallece mientras ambos mantenían relaciones sexuales”, relató Ricardo en el programa de José María Listorti y agregó “No conocí a esta mujer. Se veían en un departamento que tendría la persona esta. Mi mamá se enteró en ese momento. Está todo en el expediente”. Sin embargo, Marta lo desmintió “Carlos era un hombre fiel, al menos por lo que yo sepa. El mito que mi marido murió con un amante no es cierto”.

Otro escándalo que sacudió la vida de los Fort fue cuando en el programa Intrusos, Paloma Fort contó que su madre, la astróloga Aschira, había sido amante de Carlos, el marido de Marta y no de Felipe, su suegro como todos creían y que por eso dudaba acerca de quién era su verdadero padre. “Marta Fort confirma que Carlos y Aschira habían sido amantes y después una persona que había sido vecina nuestra me contó que escuchó una discusión entre mi madre y Felipe donde le contaba la verdad. Él se muere después de enterarse de la noticia de que yo no era su hija. Fue un disgusto”, aseguró Paloma.

Después de varios romances con mediáticas, Ricardo admitió su homosexualidad lo que provocó más horas de pantalla. “Si él se siente bien tiene que seguir, si se siente mal, tiene que parar. En el momento que estaba vivo Carlos Fort, Ricardo no era homosexual”, le dijo su madre a Chiche Gelblung.

Marta Fort junto a Ricardo
Marta Fort junto a Ricardo Fort, su hijo fallecido en noviembre del 2013

Escándalos, peleas, picos de rating, confesiones, el huracán Fort parecía que arrasaba con todo y Marta acompañaba. Pero en el año 2012 Ricardo tuvo una serie de operaciones y su salud se deterioró. “Toda la vida luché por ser famoso pero la vida me quitó el poder de demostrar lo que sé hacer porque no puedo bailar, ni moverme. Y eso es lo que no entiendo, me da mucha frustración. Podría hacer teatro y no puedo ni caminar. Quiero recuperarme y hacer todo lo que tengo que hacer porque la vida que estoy viviendo, ahora no es vida”;. En noviembre del año siguiente quedó internado en un sanatorio de Palermo. Parecía que su salud mejoraba, incluso grabó videos para sus redes pero el 25 falleció por una “muerte súbita cardíaca”;. La autopsia detectó que tenía arterias vitales tapadas en un 90 por ciento. Marta decidió iniciar acciones legales contra los médicos que trataron a su hijo pero la Justicia determinó que “Todos los médicos que estuvieron a cargo de la atención de Fort durante su última internación llevaron a cabo las prácticas debidas conforme al cuadro que presentaba y atendieron con diligencia y pericia el estado que transitaba”

“Hablaba seguido conmigo, porque todo el tiempo era: ‘Mamá necesito esto, mamá necesito aquello. Yo lo amaba como era, la gente en este país lo amaba, he perdido lo más importante de mi vida”, dijo Marta en el velorio de su hijo y agradeció el cariño que le habían brindado. También causó polémica cuando repartió cds de su autoría.

Marta Fort en ShowMatch

Ricardo tenía dos hijos, Felipe y Martita, bautizada así en honor a su abuela. Cuando se quedaron sin su papá, Marta no obstaculizó el excelente vínculo que los chicos tenían con Gustavo, la ex pareja de su hijo. Al contrario reconoció sus limitaciones. “Los chiquitos tienen que estar bien atendidos. Siempre los atendió un amigo, Gustavo Martínez, que era como un padre para los chicos. Yo no porque soy un desastre como abuela, pero sí este chico Gustavo y Marisa. Yo no me voy a hacer cargo porque no creo que tenga la capacidad para hacerlo”.

Poco a poco intentó retomar su vida y salir adelante. Se mostraba orgullosa de su edad y de haber llegado sin cirugías en el rostro. Conservaba su pasión por cantar a beneficio y sin imposiciones, todos los días iba hasta la fábrica de chocolates donde seguía participando de las decisiones. Cuándo le preguntaban cómo lograba mantenerse activa compartía su fórmula: “El secreto es que cuando vos caminas por el mundo y la gente te dice cosas, no hay que absorber la negación de los demás, las malas ondas no van. No podemos vivir de la negación del pasado porque no nos deja vivir el futuro del presente”. A ella le dio resultado…

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