Aceptar la propuesta fue todo un desafío. Nunca había hecho algo similar y decidió que ahora, con sus 50 años cumplidos en febrero, era el momento de dar el paso. ¿Y por qué no? Si -según ella misma se encargó de aclarar- no involucra su actividad profesional, sino que lo aprecia desde el costado lúdico: bailar, cantar, disfrazarse, realizar imitaciones.
Desde su incorporación a La Academia, Débora Plager se convirtió en una de las participantes más queridas y mejor puntuadas por el jurado. Sus movimientos en la pista provocaron admiración por parte de Pampita, Jimena Barón, Ángel de Brito y Hernán Piquín, quienes conocían otra faceta de la periodista, con una extensa trayectoria en los medios de comunicación.
Anoche fue la segunda en salir a la pista más famosa del país y deslumbró con su performance en el disco. Lo hizo al ritmo de “Heart of glass”, de Miley Cyrus, y siempre acompañada por su parteneire, Nicolás Villalba. El jurado -que la agasajó con 22 sólidos puntos- destacó su entrega en el certamen de ShowMatch.
“Lo viví con la dualidad de estar jugando un juego que conlleva mucho compromiso personal, físico y tiempo. Y que el resultado sea bueno siempre es reconfortante”, le dice Débora a Teleshow, ya con la adrenalina en sus niveles normales. “El esfuerzo es muy grande”, asegura, si bien aclara que no le gusta victimizarse ni justificar cuando “las cosas no salen bien”.
Antes de debutar en el nuevo formato del programa que conduce Marcelo Tinelli, y de comenzar los ensayos que requieren de mucha carga horaria y esfuerzo físico -dos horas diarias, de lunes a lunes-, la periodista había asegurado que su única expectativa, hasta ese entonces, era no transitar ninguna lesión. “Quiero seguir sana y salva para poder cumplir con todos los compromisos laborales que tengo”, le había explicado a este sitio. Además, tenía en claro que no aceptaría que se la juzgase o que se hiciera un prejuicio cuando estuviera abordando la actualidad política. Y lo logró.
Débora Plager supo equilibrar su paso por La Academia, en donde se adapta a las reglas y se pone a disposición de su coach, Paola García, para dar lo mejor de sí, y mantener su actividad periodística en Intratables, por América, y en Radio Rivadavia, por AM630. “Se puede -afirma-, y me parece una manera de motivar a otros: que a cualquier edad se puede aprender algo nuevo, incorporar desafíos en la vida que sean motivadores. Me resulta interesante y desafiante”.
“Lo que más me gratifica es que sea un logro vinculado a mi oficio de periodista, pero como también en La Academia le pongo mucho esfuerzo, dedicación y, literalmente, el cuerpo, la respuesta positiva es bienvenida”, continúa Débora, quien en las últimas semanas debió dividir su cabeza “en dos” para poder cumplir con todos sus compromisos laborales.
Antes de presentarse en la pista, Plager trabaja con su equipo de estilismo y se preocupa por cada detalle del look que lucirá allí. Sobre el vestido que utilizó en la última gala, la periodista destaca que la sensualidad siempre fue parte de ella. “Este juego amerita que en algunos ritmos uno tenga que llevar el look adecuado para jugar el rol. Yo no podría ir vestida así a ninguno de los programas en los que trabajo. Es un juego y hay que jugarlo”, se sincera.
“Lo hago con absoluta convicción”, continúa la periodista y enfatiza en que “tiene que ser algo que lo justifique”. “Ayer estaba justificado salir un poco de la imagen que conocen de mí en mi trabajo cotidiano para hacer el rol de bailarina disco”.
Minutos antes de salir a la pista, ya lookeada, Débora se miró al espejo y pensó: “¡Hey! ¿Qué es esto?”. “Pero me divierte, me gusta”, resalta, aunque aclara que jamás utilizaría alguna prenda que la incomodase.
Por su parte, le interesa hacer hincapié en que nada de lo que se vio anoche en la pista de La Academia fue un “destape” -”es demodé”, considera-. “Mi actividad profesional impone una imagen, que es la que yo tengo en la cotidianidad. No hago un culto del exhibicionismo, pero si la situación lo amerita, como en un show televisivo, no tengo ningún problema en ponerme un vestido. No tengo pudor en la manera en que me muestro o me visto”.
“Las mujeres pueden cumplir un rol y al otro día estar haciendo el mismo trabajo con un vestido corto. No suma ni resta”, concluye Débora Plager, mientras continúa con su agenda laboral, aquella que ajustó para poder continuar con los ensayos del próximo ritmo que prepara: samba ballroom.
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