Una abuela santiagueña que lo empujó a bailar, un crucero trunco en Dubai que lo dejó aquí y el sueño cumplido de ShowMatch: Jony Lazarte, el elegido de Marcelo Tinelli

En charla con Teleshow, el partenaire de Ángela Leiva en La Academia repasa sus inicios en una escuela amateur de El Talar de Pacheco y su presente como miembro del Ballet Folklórico Nacional

Jony Lazarte con Ángela Leiva (Foto: Franco Fafasuli)

Cuando era chico, Jony Lazarte bailaba para pasar el rato con sus primos más grandes. Tenía cinco años y los de 15 lo invitaban: “Venite a zapatear con nosotros”. Entre la admiración y la aventura, ¿cómo negarse? El ballet de folclore de su barrio funcionaba en una remisería, frente a una plaza de El Talar de Pacheco, a metros de la Panamericana y cerca de donde todavía vive. “Era un juego. Nada académico. Bien de barrio y humilde. Era el espacio que habían encontrado dos profes para dar clases de zamba y chacarera. Hacíamos bingos para comprar el vestuario”, rememora Jonathan en un alto de sus ensayos como partenaire de Ángela Leiva en La Academia de ShowMatch.

La emoción de Jony Lazarte al recordar a su abuela Mercedes en el programa de Marcelo Tinelli (Foto: Franco Fafasuli)

Nadie lo sabe, pero esa misma noche, junto a su colega Tito Díaz, será sorprendido por Marcelo Tinelli al aire en vivo, con un video repleto de imágenes de su abuela Mercedes, quien falleció el año pasado. “Me conmueve zarpado hablar de ella”, cuenta y los ojos le empiezan a brillar. “No era una de esas abuelas que uno visita a veces los domingos: ella vivía con nosotros. Bailar folclore me conecta con ella, que era santiagueña, se había venido a Buenos Aires de niña, a trabajar. Ella incentivó a sus nietos a bailar las danzas de su provincia”, cuenta Jony, que tiene 25 años y vive con su mamá –que trabaja como auxiliar de portería de una escuela–, su papá –que es albañil– y sus dos hermanas.

Jony Lazarte y su bailarina, Camila Pina (Foto: Franco Fafasuli)

“Nunca pensé que podía estar acá. Veía el Bailando con mi abuela, a la hora de la cena. Pensaba que para llegar había que estar súper musculoso y trabado. La ilusión estaba, pero era inalcanzable”, apunta el bailarín que se educó en la Escuela Técnica Número 1 de El Talar de Pacheco. “Lolo Rossi (jefa de coach de ShowMatch) me conoció en un evento de ballroom. Me llamó para entrenar a Flavio Mendoza. Así empecé mi participación en la pista hace tres años. En el 2019 hice la audición para entrar como bailarín y debuté con Silvina Escudero”, relata Lazarte. Entonces destaca: “Marcelo me dio un lugar, pero además me regaló espacio para bailar algo extra y lucirme. Decía que era el Messi del Bailando. Entonces la gente me reconocía por la calle”.

Jony Lazarte y su abuela Mercedes (Foto:@jonylazarte.ok)

Interesado siempre en las historias de sacrificio que hay detrás de quienes llegan a su pista, el conductor de ShowMatch no solo promovió su trabajo entonces, sino que este año lo marcó como uno de sus preferidos. Es que detrás del joven bailarín criado en nuestro conurbano está el mérito de aquel que se supera paso a paso, sin caer en estridencias. “Recién a los quince años aprendí técnicas de baile. Hasta entonces todo era juego. Aunque ahora también lo es… de alguna manera. Me anoté en un grupo de jazz y descubrí lo que era hacer una diagonal y estirar las puntas. Dos años más tarde conocí a mi maestro, Alfredo Ribalta, que es profesor del Ballet Folklórico Nacional. Ahí supe que quería dedicarme a bailar y me metí de lleno a estudiar”, relata sobre sus 17, cuando trabajaba en una rotisería “porque en casa me daban todo lo que podían y más, pero todos ayudábamos”.

Jony Lazarte con La Cata y Ángela Leiva (Foto: Franco Fafasuli)

Ese 2013 que sería vital en su vida, Jony estuvo a punto de volar a Dubai para sumarse al team de baile de un crucero. “No se dio, por esas cosas del destino”, apunta el bailarín que en paralelo terminó la escuela para recibirse técnico en informática. “Incentivado por mi maestro audicioné para dos cargos que se abrían en el Ballet Folklórico Nacional”, relata y apunta que junto con el Ballet Contemporáneo Nacional del Teatro San Martín y el Ballet Estable del Teatro Colón, representan lo más exquisito de la danza en nuestro país. “Me preparé como para ver qué onda. Si no quedaba, cero drama: podía estudiar algo relacionado a mi formación como técnico. Pasé varios meses tomando clases de danza a toda hora, viajando de noche con mi mochila, mientras trabajaba en un call center de cobranzas para poder solventar los gastos”, cuenta Jony, que está soltero “y muy bien, pero atento a la llegada de esa mina que te vuela la cabeza”.

Jony Lazarte bailó una zamba con Camila Pina (Foto: Franco Fafasuli)

“Todo se definió en un fin de semana. Éramos 99 varones. Hicieron un colador de 33, otro de 8 y quedamos dos. Yo en primer lugar”, apunta el bailarín que desde los 19 vive de la danza como integrante del ballet que dirigen El Chúcaro (Santiago Ayala) y Norma Viola, que depende del Ministerio de Cultura de la Nación. “Me formé de grande. Antes de conocer a Alfredo jamás pensé que podía vivir de la danza. Él vio mis condiciones y me abrió camino. Aprendí lo que son los horarios y reglamentos. Respetuoso fui siempre. ‘Si lo hacemos, lo hacemos bien’”, asegura.

Jony Lazarte y sus compañeras antes de salir a escena (Foto: Franco Fafasuli)

¿Cómo vive la experiencia en ShowMatch? “Dejo que sea un juego. Algo espontáneo. Como estar en un cumpleañitos. Marcelo me invita a divertirme y eso hago. Si pienso las cosas dos veces, ¡la cago! Estoy chochísimo. A veces no caigo. Es un montón estar acá. Y no me daba cuenta cuántas ganas tenía de estar hasta que no estuve atrás de la pantalla, esperando para salir a la pista por primera vez”, cuenta Jony que además de integrar el Ballet Folclórico Nacional tiene una compañía de bachata, otra de sus grandes pasiones.

“Lo único que tal vez me falta es mi abuela. Ese sería el moño. Ella llegó a verme en la pista, pero me gustaría que me viera ahora… Estaba tan orgullosa de mi que se quedaba despierta hasta la una de la madrugada para saludarme después de bailar. Me reconforta saber que pudimos despedirnos… Y, como siempre, cada vez que baile será para ella”, asegura Jonathan sobre la mujer que junto con su madre le hacía el locro para vender en las rifas que solventarían sus viajes al Festival de Cosquín. Entonces aclara: “Todo, siempre, con los pies en la tierra. Porque esto puede dudar dos días o varios meses. Mientras tanto, yo ya estoy agradecido a la vida por todo lo que me da”.

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