La televisión en vivo tiene su encanto y también tiene sus riesgos. Hay veces que las cosas suelen escaparse de la hoja que marca la rutina y la adrenalina puede derivar en confusiones más propias de una comedia de enredos que de un programa informativo. Y no hay vuelta atrás: lo que pasa en el vivo no siempre queda en el vivo y se reproduce a varias escalas. El formato magazine ayuda a plantear estas situaciones y puede confundir a conductores, invitados y panelistas. Son las reglas del juego y si no que lo digan Mariana Fabbiani y su equipo, quienes protagonizaron un divertido blooper en el programa de este miércoles.
Todo ocurrió al finalizar la intervención del doctor Guillermo Capuya, quien habló sobre la caída del cabello como una de las secuelas que deja el coronavirus, y dio algunos consejos respecto a cómo tratarlo. Con la dinámica que exige este tipo de programas, la conductora de Lo de Mariana pasó de inmediato a un tema que preocupa a los inquilinos como es el próximo ajuste en el precio de los alquileres.
Mientras la pantalla mostraba las típicas imágenes del caso, con distintos inmuebles con carteles de inmobiliarias, Fabbiani presentaba el tema en colaboración con el periodista Federico Seeber, que planteó las variables que intervendrán para establecer el ajuste en el precio del alquiler, y que regirán a partir del 1° de julio, según la ley votada el año pasado.
Todo este juego de planos tenía un objetivo, del que todos parecieron haber tenido presente menos la propia conductora, quien mirando a cámara presentó al siguiente invitado. “Le vamos a pedir a Gervasio Muñoz, presidente de la Federación de Inquilinos, que nos informe sobre esto que estamos tratando de entender de qué se trata. ¿Estas ahí, Gervasio?”, preguntó Fabbiani con el habitual discurso previo a una entrevista telefónica o para algún móvil de exteriores. Sin embargo, la voz llegó del lugar menos esperado.
“Aquí estoy, mirá”, dijo Gervasio, saludando con la mano en alto, como si fuera un estudiante ante un profesor que toma lista. Mariana giró la cabeza hacia su derecha con una cara de sorpresa que no podía disimular bajo ningún punto de vista. Enseguida se dio cuenta de todo lo que había pasado, en esos largos segundos en los que su voz hablaba y la pantalla mostraba edificios de departamentos. Lejos de intentar suavizar la situación, se tomó la cara hasta que pasara ese instante de vergüenza y carcajadas y miró a cámara para intentar hacer un descargo. Pero todavía no podía.
A todo esto, en plan de improvisación, las voces del panel elucubraban diferentes teorías. “¡Sorpresa!”. “Se teletransportó Gervasio”. “Estabas esperando el móvil”. La conductora escuchaba mientras se disipaban las últimas risas y finalmente pudo manifestar su descargo. “¡Pero hasta hace un segundo había un abogado sentado ahí”, señaló apuntando en dirección al nuevo invitado, que acompañaba la secuencia con una sonrisa tímida.
“¡Me quieren enloquecer!”, acusó la conductora, que buscó recuperar la seriedad. “Te pido mil disculpas, Gervasio, pensé que ibas a aparecer en un móvil”, admitió Fabbiani, sin buscar excusas. “Estaba el doctor, me di vuelta, volví y estaba Gervasio”, insistió como justificativo. Y si como por un instante hubiera habido una voz de “¡Corten!” y otra voz de ¡Acción!”, se puso seria, volvió a ofrecer sus disculpas al entrevistado, y comenzó como si nada hubiera pasado. “Vamos a hablar un poco de la ley de alquileres”, presentó la conductora, para dar inicio, ahora sí, al esperado debate.
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