El 5 de noviembre de 2018 la vida de Débora D’Amato cambió para siempre con la llegada de Lola, su primera hija, que nació luego de una larga lucha para convertirse en madre. Desde entonces, fue compartiendo en sus redes sociales algunos momentos de su crecimiento, descansando después de tomar la teta o luciendo orgullosa el carnet del Club Atlético Independiente, del que ella es fanática. Cuando creía que nada podía sorprenderla, que había visto todo lo referido a aquel día inolvidable, había algo guardado en el cajón de las emociones.
Ocurrió en Vino para vos, el programa de entrevistas que conduce Tomás Dente en Canal KZO. Era una charla amena y cómplice entre colegas, cuando las pantallas empezaron a mostrar algo que no estaba en los planes. El pasillo de un hospital, un pequeño moisés, una bebé recién nacida y la emoción de una madre “¡Me la morfo!”, alcanzó a decir la periodista, con una mano en el pecho y con lo que la voz le permitía.
“No entendés, yo nunca vi este video en mi vida”, reconoció la ex panelista de Intrusos cuando pudo recuperarse del impacto. Buscando las palabras en su memoria, intentó poner en contexto el video que mostraba las primeras imágenes de Lola. “Es muy loco, me descolocaste”, siguió con su relato, ratificando que no esperaba lo que acababa de ver.
Débora contó que las imágenes las tomó Pany Chama, la amiga que la acompañó durante todo el proceso de su maternidad. Luego de la cesárea, la periodista se sometió a una cirugía estética para corregir algunos defectos de una operación pasada. “Se demoró un poco y yo lo único que les decía era: ‘¿Chicos, ya está? Porque la nena ya debe estar’, como si fuera a estar sola esperándome”, agregó, entre la comedia y el drama.
Obviamente Lola no estaba sola sino con su tía Sandra, la hermana de Débora, quien se había quedado con las ganas de ingresar a la sala de parto, pero se pudo dar el gusto de ver a su sobrina recién nacida. Con la mirada fija en la pantalla, la periodista trataba de concentrarse en el relato, pero no podía. Seguía perdida en la imagen de su bebita recién nacida, cubierta con una mantita, aclimatándose a su nuevo hábitat. “Te juro, ahí tiene.... minutos. Lo que demoran en bañar a un bebé”, cerró.
Débora fue madre soltera, a los 45 años y con el método de transferencia embrionaria con donante de esperma anónimo: “Creía que no era justa no brindándole la posibilidad a ese bebé de no tener papá, hasta que un día me animé porque sentía que el tiempo pasaba y pensé, es ‘ahora o nunca’”, contó al comunicar la noticia en Intrusos, donde dio algunos detalles de cómo fue palpitando aquellos nervios.
“En todo el tratamiento no pregunté nada, incluso estaba descreída porque no me quería ilusionar. Sabía que doce días después de la inseminación el médico me tenía que llamar para darme los resultados”, reveló la periodista, que tuvo dos indicios que le permitieron ilusionarse: “Mi gatita que es distante se puso cariñosa y después me sentí un poco mal, pero pensé que sería muy pronto”, agregó. Luego sonó el teléfono, y era el médico que le confirmó lo que tanto quería escuchar: “Yo estaba con mi mamá que no entendía nada”, cerró.
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