Las presiones en la infancia, las adicciones en la madurez: Fergie, la ex cantante de Black Eyed Peas que estuvo en el infierno y vive para contarlo

Voz, carisma, belleza: su aparición en el grupo pop la elevó al estrellato. Pero la sumergió en las profundidades de su propia oscuridad. Hoy, lejos de la exposición y luego de su divorcio, pone sus energías en cuidar a su hijo

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Fergie (Foto: REUTERS)
Fergie (Foto: REUTERS)

Suele suceder con los artistas que comienzan a moverse entre las luces del escenario y los flashes de los fotógrafos a muy corta edad, que en un momento transitan entre sombras. La oscuridad los absorbe. En muchos casos la presión es tal que eso los lleva a desviarse del camino que persiguieron. Aparecen sufrimientos y trastornos, la vorágine por la demanda de contratos fríos. Mentes que se quiebran y buscan la salvación allí donde no está.

Fergie supo destacarse en la actuación pero sobre todo en la música, gracias a una voz privilegiada. Su momento de esplendor fue a principios del nuevo milenio, cuando ingresó como vocalista a Black Eyed Peas, una de las bandas más convocantes de aquellos años. Discos que se vendían a ritmo acelerados, estadios llenos y shows que se multiplicaban. Para la mirada ajena, una vida repleta de éxitos.

Stacy Ann Ferguson -el verdadero nombre de Fergie- nació el 27 de marzo de 1975 en Hacienda Heights, en las afueras de California, Estados Unidos. Su labor en los escenarios comenzó a los 9 años en programas infantiles de la televisión norteamericana. Allí dejó a un costado su niñez en un abrir y cerrar de ojos. “Cuando eres un niño trabajador tienes que ser profesional: te enseñan a no tener berrinches, a siempre complacer a los demás...”, comentó en The Sunday Times tiempo atrás.

Desde el primer momento dejó al descubierto sus cualidades. El trabajo fue en aumento y nunca más frenó. Por dentro, su cuerpo empezaba a sufrir las consecuencias. “Llega un momento en el que aprendes a reprimir tus sentimientos. Esa es una de las razones por las que caí en las drogas más adelante”, confesaría Fergie, recordando aquella época.

Ya en los 90 formó la banda Wild Orchid junto a sus amigas Stefanie Ridel y Renee Sandstrom. Y Fergie no paraba: la banda iba de una ciudad a otra, y en el medio filmaba películas. Hace unos años comentó que, para aguantar esa intensidad, empezó a consumir metanfetaminas. Una década estuvo al lado de Stefanie y Renee, hasta que la banda se disolvió por problemas con la discográfica.

Fergie en Wild Orchid, su primer banda (Video: YouTube)

En 2017, en una entrevista con INews, dio detalles del sufrimiento de entonces. “Fue mi punto más bajo: sufría de psicosis y demencia inducidas químicamente. Alucinaba a diario. Me llevó un año dejar de tomar esa droga y que los químicos que había mi cerebro se calmaran. Después dejé de ver cosas. Solo estaba sentada, viendo una abeja o un conejito al azar”.

A la par de los trabajos nocturnos, como suele suceder con los artistas que viven de la música, era invitada por su popularidad a las fiestas más exclusivas. Allí desfilaba el alcohol y las drogas de todo tipo. Hoy lo recuerda con cierta congoja. Habiendo podido salir de eso, le da cierta tranquilidad, pero en el inconsciente aún da vuelta esa oscuridad. “El tema de las drogas era algo muy divertido… hasta que dejó de serlo. Pero doy gracias todos los días de que me pasara a mí. Porque esa es mi fortaleza, mi fe, mi esperanza para algo mejor. Saber que pude salir me dio seguridad”, comentó.

Fergie y el actor Josh
Fergie y el actor Josh Duhamel, su ex pareja y padre de su hijo, Axl

En 2003 se sumó a Black Eyed Peas y allí tocó el cielo con las manos: fue la encargada de que la banda traspasara fronteras y sea conocida a nivel mundial. Llegaron los premios Grammy y a posicionarse en lo más alto en los Billboard gracias a Elephunk, el primer álbum desde su llegada. Desde entonces fue considera una de las cantantes más influyentes.

En 2017 Fergie dejó el grupo y las especulaciones estuvieron a la orden del día. Por lo bajo se comentó que fue por los problemas de adicciones y por sus reiteradas faltas de comportamiento. Sin embargo, sus ex compañeros salieron a defenderla. Nunca más regresó, pese a que todo el tiempo se habla de posibles colaboraciones.

Fergie, en Black Eyed Peas (Video: YouTube)

En un momento Fergie empezó a alucinar, a ver fantasmas donde no los había: creía que el FBI, la CIA y hasta un equipo de SWAT la vigilaban, sin permitirle hacer su vida. Logró pedir ayuda. Así fue como llegó a una iglesia. “Al principio intentaron echarme, porque me estaba moviendo por los pasillos de manera loca. Pensé que había una cámara de rayos infrarrojos en la iglesia tratando de verificar mi cuerpo. Pasé corriendo por el altar hacia un pasillo y dos personas me perseguían”, recordó sobre el momento en el que decidió afrontar el problema.

Fergie con su mamá y
Fergie con su mamá y su hijo (Foto: Instagram)

El problema era tal que en el lugar en el que buscó a Dios no era el adecuado para la magnitud de lo que estaba viviendo. Le recomendaron internarse en una institución para drogadictos en recuperación. Fue complejo pero aceptó, iniciando su camino a la desintoxicación. En ese momento, límite y casi sin retorno, llegó a pesar 40 kilos. “Las drogas me hacían mal y entendí que no quería seguir viviendo así. Por eso busqué ayuda”.

Cambio de vida

En 2007, atravesando su peor época, conoció al actor Josh Duhamel. La acompañó en su época más compleja, la que vivían puertas adentro por culpas de las sustancias prohibidas. Dos años más tarde se casaron y luego de dar ese paso, Fergie entendió que debía realizar ciertos cambios.

En agosto de 2013 fueron padres de Axl. Todo parecía encaminarse, pero otra vez las recaídas. En 2017 se separó de Duhamel. Ese cimbronazo hizo que una vez más se ocupara de su salud para salir adelante y, según contó, lo hizo.

Hoy, con 46 años, disfruta de su hijo y de su familia. En sus redes sociales las postales con sus padres son moneda corriente. Esa sonrisa tan característica y que siempre la definió volvió a apoderarse de su rostro. Mira para atrás y ve el daño que se hizo. Pero a la vez entiende que logró salir ahí en el momento adecuado.

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