A lo largo de las décadas hemos visto muchas series que transcurren en diferentes presidios de las grandes ciudades de los Estados Unidos, en particular Nueva York. Son ficciones populares y de largo aliento. También hemos disfrutado sitcoms donde uno se encariñaba con la trama y los personajes y las disfrutaba durante años. En ambos tipos de series la clave era un elenco que ensambla a la perfección. Pero Brooklyn Nine-Nine es la primera producción que, parodiando a esos dramas policiales, consigue hacer una sitcom brillante con un estilo que la diferencia de casi todo lo que se ha visto en la última década. Lo mejor de los dos mundos.
La serie sigue la vida cotidiana de un grupo de detectives de la comisaría 99 del Departamento de policía de Nueva York. El protagonista es Jake Peralta (Andy Samberg), un detective cuya personalidad infantil y competitiva marca a todo el grupo. Apenas empieza la serie lo vemos en disputa directa por récord de casos contra una colega, Amy Santiago (Melissa Fumero) con quien desde el vamos se adivina una tensión romántica. El resto de los detectives son el ñoño Charles Boyle (Joe Lo Truglio), la dura Rosa Díaz (Stephanie Beatriz) y el dúo completamente absurdo de Norman Scully (Joel McKinnon Miller) y Michael Hitchcock (Dirk Blocker). A ellos hay que sumarle al Sargento Terry Jeffords (Terry Crews) y la asistente Gina Linetti (Chelsea Peretti), otros dos personajes desopilantes.
Todos ellos viven cada jornada laboral con cierto nivel de irresponsabilidad y caos, hasta que el escuadrón recibe a un nuevo capitán, Raymond Holt (Andre Braugher). El caos total del precinto 99 chocará con este nuevo líder, un experimentado policía quien ha sufrido de discriminación debido a su declarada homosexualidad y su color de piel. Holt se toma esta gran oportunidad en serio e intentará que la comisaría sea la más eficiente y profesional de Nueva York. Gran parte de la comedia nace de este choque, pero es solo una de las líneas argumentales de esta serie con más de 140 episodios.
Brooklyn Nine-Nine tiene uno de los mejores elencos que se hayan visto. No solo por el talento individual, sino porque la manera en la que los actores y sus personajes combinan. Se sabe que el éxito de una sitcom se basa en parte en la manera en la que cada uno de sus integrantes establece su personalidad y la repite a lo largo de las temporadas, con cierto margen para un cambio que suele ser un punto de quiebre en la serie. Esta sitcom no es diferente en ese aspecto, pero se nota una libertad para el humor que muestra un importante riesgo formal. No es una sitcom esquemática, sino que trabaja el humor surrealista e inverosímil con la misma eficacia con la que juega a la parodia de policiales y apuesta a diálogos filosos, incluso muchos de ellos trabajados en improvisación por los propios actores.
Gran parte del mérito de este estilo libre con tan buenos resultados le corresponde al creador de la serie, Michael Schur. Antes de Brooklyn Nine-Nine Schur fue el responsable de Parks & Recreation y también, a partir del 2016, de The Good Place. Esta trilogía lo convierte en una de las grandes figuras de la comedia en televisión. Su obra habla por él, no hay nada más que agregar. Brooklyn Nine-Nine se parece más a Parks & Recreation por su condición de sitcom con una puesta en escena dinámica y libre. Michael Schur también presentó varios episodios de The Office en versión norteamericana, otra serie con cierta afinidad.
Andy Samberg iba a tomarse un tiempo libre cuando le ofrecieron el guión de esta serie y con muy buen criterio entendió que debía dejar su sabático para más adelante, su fama se vio afianzada con este trabajo. La serie funcionó desde el vamos con la gente. Al principio se encargaron 13 episodios, pero el éxito los obligó a agregar más y así se fueron sumando temporadas. Jake Peralta, el detective fanático de Duro de matar, y su equipo se transformaron en los favoritos del público. Sin embargo, en la quinta temporada Fox decidió terminar con la serie. Parecía el final, pero no fue así.
Casi de forma instantánea la serie fue salvada por otra cadena y su éxito en el streaming le aseguró una fama y un club de fans que evitaron que se terminara. La sexta temporada no se hizo esperar y poco tiempo después se extendió a la séptima hasta llegar incluso a una octava en el año 2021. La perfección de la serie, sin embargo, se vio algo afectada a partir de esa sexta temporada, con ciertos toques de compromiso social que eran subrayados en breves pero notables momentos sin humor, un concesión que lamentablemente marca los tiempos que corren. No es una presencia constante, es un elemento que está mezclado con los ya conocidos méritos que posee Brooklyn Nine-Nine.
Mientras tanto, se puede disfrutar de las cinco temporadas iniciales incomparables. Con los esperados episodios de Halloween, los personajes invitados recurrentes, la evolución de cada uno de los integrantes del precinto y sus características. Es difícil ver un capítulo completo de la serie sin soltar una carcajada. Un humor de muchos niveles que juega no solo con el contenido sino también con la forma de la comedia. Un producto muy sofisticado en un envase fácil de ver y disfrutar: Brooklyn Nine-Nine.
Disponible en Netflix
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