En el trhiller mexicano ¿Quién mató a Sara?, Leo Deluglio da vida a la etapa adolescente de Álex Guzmán, quien a los 18 años va preso injustamente por la muerte de su hermana. La trama se centra en el caso de un asesinato y un misterio sin resolver que se vuelve cada vez más complejo, y que cambia de sospechosos de un capítulo a otro.
A pocos días de su debut la serie superó las expectativas, convirtiéndose en todo un suceso en Netflix: es la primera realizada en América Latina en ser doblada a más de ocho idiomas. En la historia creada por José Ignacio Valenzuela no solo se pone el foco en la búsqueda de venganza, sino que también centra su atención en las familias homoparentales, el empoderamiento femenino, la homofobia y el abuso de poder, entre otras problemáticas.
¿Quién mató a Sara? ya estrenó su segunda temporada. Y le valió a Deluglio -ex Patito feo, la recordada tira juvenil de Laura Esquivel y Brenda Asnicar- la consagración internacional. Nacido en Buenos Aires el 27 de mayo de 1990, Leo conversó a la distancia con Teleshow sobre este presente de éxito, que deja atrás un pasado de sacrificios y le permite ilusionarse con un futuro promisorio.
—Trabajaste de actor en Argentina y ahora en México. ¿Cuáles son las diferencias y similitudes de los espacios escénicos a la hora de grabar?
—Aunque las culturas son diferentes, por supuesto, se trabaja de manera similar. El código es el mismo, pero allá, en Argentina, es todo más improvisado y acá se respeta mucho el guion y la totalidad de su estructura. También está mas jerarquizado el papel del director, que es quien lidera.
—¿Cuáles fueron las herramientas que tuviste que potenciar con el personaje de Quién mató a Sara?
—Uno, como actor, tiene que saber manejar varias herramientas. Las principales, para mí, son el profesionalismo dentro y fuera del set, ser respetuoso, y el trabajo en equipo. Es muy importante generar diferentes climas de trabajos que sean positivos. A mí me pasó que tuve que modificar mi acento, porque el argentino lo tiene muy marcado y es fundamental, para un artista que viaja al exterior, saber dominarlo. Me asesoraron profesionales. Es una herramienta muy útil porque el hecho de que no puedan ubicarte de qué país sos te abre la posibilidad de que puedas interpretar a personajes de diferentes partes del mundo.
—¿Cómo es la preparación de la reducción del acento?
—Cuando llegué tenía poco dinero: comía mucho atún con arroz porque no me alcanzaba para mucho más. El resto de plata que me quedaba, lo gastaba en clases de neutralización de acento, con un profesor, con quien ahora tengo una relación de amistad porque me ayudó infinitamente en mi trabajo. Esto lo hice a la par de Manolo Cardona, que es colombiano. Los dos tuvimos que buscar controlar el tema de la nacionalidad para comunicar, porque el personaje es mexicano y los dos interpretamos al mismo.
—¿Cómo fue tu decisión de irte a vivir a México?
—Fue por un momento muy especial. Me iba muy bien en Argentina después de Patito feo y mi paso por Disney Channel. En 2014 estuve muy frustrado porque no agarraba nada: mi mánager me pasaba proyectos de Cris Morena y Polka pero no llegaba a nada. Eso me generó impotencia y frustración porque yo tenía muchas ganas de trabajar. Al poco tiempo, me contactó una agencia de modelos de México, que me garantizó las puertas abiertas para cuando yo deseara. Tres meses me llevó todo el tema de papeles. Saqué pasaje y me fui. Me esperaban con un departamento para compartir con otros chicos. Fue una linda experiencia para empezar, pero me fui triste de Argentina y con mucho miedo, porque no sabía con qué me iba a encontrar, además de dejar a los afectos.
—Después del fenómeno de ¿Quién mató a Sara?, ¿hubo llamados o propuestas argentinas?
—Me llegó un texto de una película, de unos productores, que vieron mi trabajo y se contactaron conmigo. Leí el guion y me gustó. Ya hablé con el productor y hay muy buenas intenciones. Sería para el año que viene, pero nada está definido, por eso no lo considero como proyecto. Siendo sincero, tanto con mi agencia de Los Ángeles como con la de México estamos apuntando a proyectos cercanos a esta zona, pero si llegara algo de Argentina yo sería feliz: ese regreso al nido, las series y las novelas donde empecé como actor profesional fueron ahí, y estaría muy contento de devolverles un poco de lo que me dieron a mí. Espero que en un futuro se pueda dar porque el cine argentino debería ser más explotado: hay mucho talento y los actores no están siendo aprovechados. Me gustaría aportar mi granito de arena. Uno de mis sueños es actuar con Ricardo Darín.
—Valorando la posibilidad de volver a nuestro país, ¿con quién te gustaría trabajar?
—Lo que mas me gustaría es hacer una película. Hay series que están bien logradas como El Marginal y, en su momento, El Puntero. Este estilo de proyectos, de actores, con ese tipo de textos y directores, me interesan. Sumo a mis deseos de con quién trabajar: Julio Chávez, Guillermo Francella y Gastón Pauls.
—¿Por qué considerás que esta serie es un suceso mundial?
—Tenemos un tremendo elenco: se eligieron bien a los actores juveniles porque se parecen bastante a los actores que después son adultos. Ese fue un acierto enorme por parte de la producción. Además, estuvo la suerte de nuestro lado, a la gente le gustó y recomendó. La serie tiene crimen, suspenso, y eso de descubrir quién fue, que funciona mucho. Estuvo bien planeado para lograr una serie de calidad. Es un orgullo que proyectos de Latinoamérica puedan competir con contenidos de Estados Unidos, donde hay más presupuesto y una industria más grande. Aun así, ¿Quién mató a Sara? fue número uno allá durante tres semanas.
—Venís cumpliendo tus sueños con mucha impronta. ¿Cuáles te quedan por cumplir en el mundo de la actuación?
—Tengo muchos, soy muy soñador. Una vez leí una frase: “Por cada libro que está escrito, hay una historia que contar”. Nosotros somos contadores profesionales de relatos, entonces, de cada libro se pueden hacer miles de películas o series. Y esos son sueños por cumplir. En este momento, lo que más anhelo, ya que se me abrió la posibilidad, es irme a Los Ángeles para hacer cosas en inglés y poder trabajar con actores de allá. Todos sabemos que Hollywood es el lugar para los artistas: aunque sea una vez, todos debemos pasar por allí. Hay muchos actores latinos como Diego Boneta, ahora la argentina Macarena Achaga, que está en una película con Andy García. Allá están trabajando muchos actores y actrices hispanohablantes que logran laburos importantes y ese es mi sueño: llegar a esas ligas. Además, hablando fuera de lo profesional, parezco el Diego (por Maradona) soñando con jugar el Mundial. Pero tengo grandes intenciones de afianzar mi carrera y formar una familia para volver juntos a la Argentina y poder traer a mis padres acá, para darnos una mejor vida, ir y venir cuando queramos. Quiero que se termine la distancia que tengo con mi familia.
—¿Qué tuviste que perder para ganar?
—Soy muy familiero: me alejé de mi familia y de mis amigos. Mi mejor consejo a todos aquellos que están viviendo lo que yo viví, más en estos tiempos difíciles, es que se animen, que lo hagan. El miedo fue un gran combustible para mí por el hecho de que no sabía con qué me iba a encontrar cuando llegara a México, y también, por alejarme de mis seres queridos. He perdido muchas cosas, pasé poco tiempo con mis padres, a diferencia de mis otros hermanos, y ellos están cada vez más grandes. Me genera temor, por esta situación mundial que estamos atravesando, no poder estar ahí con ellos. De eso perdí mucho, como experiencias de viajes con mis amigos. Todo por estar trabajando para estar donde estoy hoy. Mi vida gira en torno a mi pasión, y para ganar algo grande, la recompensa es proporcional al sacrificio que uno hace.
—El final de la serie quedó abierto. ¿Hay una tercera temporada?
—Es oficial: se estrena la nueva. Estamos en la espera de arrancar a cocinarla, viendo de qué se va a tratar la tercera porque hay muchas cosas que no se terminaron de resolver y eso amerita otra parte. Hay más ganas que nunca por el éxito que fue, y yo, feliz de volver a ponerme en la piel de Alex. No vamos a fallarle al público.
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