El paso de Rocío Marengo por la primera temporada de Masterchef Celebrity no fue el más feliz. No sólo por no haber podido llegar a las instancias finales, sino porque ella misma sintió que la edición del reality no le permitió mostrar su esencia como persona. Varios meses después de su participación, decidió volver a referirse al tema en la mesa de Almorzando con Mirtha Legrand, conducida por Juana Viale.
“Yo estuve en el de Chile, y si bien es el mismo formato, lo viví de manera diferente. A mí me gusta trabajar en reality shows porque me puedo mostrar como soy, porque no tengo vergüenza, tengo mis cosas buenas y malas y yo muestro todo. Si me quieren, me quieren y sino, es lo que hay. Yo no invento un personaje”, comenzó diciendo. Y agregó: “Me pareció que acá no tenía manera de crecer o de avanzar. Ya me habían puesto ese personaje y lo que hacía, daba lo mismo, porque ya tenía un fin. Me gustan los programas donde uno puede crear. Yo siento que acá trabajé en una novela donde me afectó un montón porque lo que le llegaba a la gente, no me veía reflejada. Me dolió mucho, me afectó mucho como persona”.
En esa línea, reveló que también sufrió las consecuencias una vez finalizado el programa de Telefe, y lo comparó con su actual situación en La Academia, donde sí se siente cómoda. “Terminé Masterchef Argentina y en todas mis entrevistas era una chica triste diciendo que se sentía vieja y que ya se retiraba del medio. Sentí que terminé una relación tóxica, como esas en las que te sentís fea, mal y oscura. Y ahora empiezo con Marcelo (Tinelli) y me siento con pilas, es una producción que te motiva. Hoy siento que volví a hacer la Rocío que era”.
Y cerró: “Me dolió porque siento que no me merecía una edición así, me sentí muy maltratada. Yo trabajé como en diez realities y nunca me pasó. Mostraron una Rocío que no era. Me pasó que me creí lo que estaba viendo y no era así. Yo sigo siendo la misma. Mis sobrinos me decían ‘Roci, ¿por qué llorás?’. Lloraba porque me decían barbaridades que después no salían al aire, no porque me decían que la comida no tenía sal o azúcar. Había mucha presión porque había llegado a la final en Chile”.
Cabe recordar que Marengo había sido una de las ganadoras del repechaje de la primera temporada, pero apenas dos semanas después, volvió a fallar y debió abandonar la competencia. En esa minivuelta, cultivó un perfil alto y confrontativo, lo que le valió reiterados cruces con el jurado y con algunos de sus compañeros, que recién aflojó durante la despedida.
En esa oportunidad, cada participante inició su preparación y debió cambiar dos veces de estación para continuar la elaboración de su compañero. En este juego de enroques, Rocío se llevó la peor parte, tomando la posta del Mono de Kapanga. Durante toda la gala, la modelo insistió en lo injusto de la situación, aunque las reglas fueron parejas para todos y nadie corrió con ventaja más allá de las que les otorgaron el azar y la repentización. Lo que perjudicó a Marengo fue la escasa variedad de ingredientes que encontró en la cocina del cantante, lo que le impidió una mayor gama de recursos. “Tienen un mercado lleno de cosas y agarran tres porquerías. Me parece injusto, es una canasta básica, pobretona. Yo dejé un supermercado y encontré una bolsa de súper”, se quejó en reiteradas oportunidades la modelo, sin lograr encausar la situación.
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