—Me sacaron de contexto, Mariano. Como dijo Mijaíl Gorbachov, nada de esto fue un error.
—Pero eso es de Coti Sorokin...
—Bueno, yo sabía que de algún político ruso era. Sorokin...
Polémica en el bar se hizo eco de la desafortunada frase de Alberto Fernández sobre el origen de “los mexicanos, los brasileros y los argentinos”, que le atribuyó a Octavio Paz cuando en realidad estaba citando a Litto Nebbia. “Los mexicanos descienden de los aztecas; los peruanos, de los incas, y los argentinos, de los barcos”, es la máxima del poeta, ganador del premio Nobel de Literatura en 1990. En cambio, Nebbia canta: “Los brasileros salen de la selva, los mexicanos vienen de los indios, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos”.
Este miércoles, durante una conferencia conjunta en la Casa Rosada con el primer mandatario español, Pedro Sánchez, el Presidente manifestó: “Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos que venían de Europa. Y así construimos nuestra sociedad”.
La confusión, que no solo provocó críticas en las redes sociales sino también un fuerte repudio en medios de Brasil y México, tuvo su repercusión en el programa de América que conduce Mariano Iúdica. Y en clave humorística, claro, con un Alberto Fernández personificado por Claudio Rico que sostuvo, desde un falso móvil, un reportaje a pura ironía: el Presidente confundió una y otra vez referentes mundial de la política con frases extraídas de grandes hits de la música popular argentina.
Así, mezcló a Gorbachov con Sorokin. Y a Angela Merkel con Gustavo Cerati. “Mirá Mariano, mirá Mariano... La oposición siempre pone piedras en el camino. Pero como dijo Merkel, yo caminaré entre las piedras, hasta sentir el temblor, en las piernas”. “Eso es de Soda...”. “¡Coincido con vos, Mariano! Las críticas hay que tomárselas con soda...”.
Con un Chiche Gelblung -y todo un estudio- que apenas conseguía evitar la tentación frente a las citas desopilantes, Iúdica prosiguió, esta vez indagando sobre la pandemia.
—¿Cuándo volveremos a la vida normal? ¿Cuándo termina esto?
—Estamos cada día más cerca... Como dijo Barack Obama el día que asumió, este sábado a la noche te paso a buscar, a bailar el wadu-wadu que te va a gustar.
—Eso es de Virus.
—¡Estás obsesionado con el virus! Basta de hinchar con ese tema, Mariano. Ya tenemos millones de vacunas.
El conductor volvió sobre el encuentro del Presidente con su par español, queriendo saber cuáles serían los posibles “beneficios” del encuentro. “Esta visita, Mariano, es positiva en muchos aspectos -advirtió Rico, o Alberto-. Como dijo John Kennedy, si luchaste por un mundo mejor, y te gustan esos raros peinados nuevos, no quiero ver al doctor, solo quiero ver al enfermero”. “¡Pero eso es de Charly García y Los enfermeros!”. “¡Siempre lo he dicho! Los enfermeros tienen todo mi reconocimiento porque han estado en la trinchera toda la pandemia. ¿Qué más querés saber?”.
Iúdica lo consultó entonces sobre la continuidad de las restricciones nocturnas, previstas para evitar la propagación del coronavirus pero que afectan la actividad económica, sobre todo en el rubro gastronómico.
—Esto es muy claro. En Suecia los comercios no esenciales cierran de 21 a 5. En Madagascar, de 18 a 7. Y en Argentina, como dijo François Mitterrand, la otra noche te esperé bajo la lluvia dos horas, mil horas, como un perro.
—¡Esto es de los Abuelos de la Nada!
—¡No exageres, Mariano! Es cierto que la jubilación mínima quedó atrasada, pero tampoco es que los abuelos viven de la nada. El aumento es como la segunda dosis de la vacuna: alguna día les va a llegar...
Diferenciándose de su antecesor, Alberto se excusó al despedirse: “Tengo que seguir gobernando, no como otros que a esta hora ponen Netflix y se tiran en el sofancito”. Y lamentó: “Me quedaría hablando toda la noche”. Iúdica cerró con un consejo: “Trate de hablar un poco menos...”.
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