Cautivó por su belleza, con el magnetismo de sus grandes ojos azules, durante la boda del príncipe Harry y Meghan Markle, en mayo de 2018. Mientras las miradas estaban puestas en la ceremonia, el mundo también se preguntaba quién era esa joven que se ubicaba muy cerca de la familia real pero que no muchos conocían como integrante de ese entorno. Enseguida la prensa inglesa le puso nombre y apellido a ese joven que se robó la atención del esperado evento real: Kitty Spencer.
Sobrina de Lady Di, es prima de Harry y Guillermo. Sus genes están bien marcados. Al igual que su recordada tía, la prensa británica rápidamente la adoptó. Su historia de vida, todo lo que hace desde la generosidad predispuesta para aquellos que menos tienen, la colocaron -dentro de la consideración de la sociedad británica- a la par de quien fuera considerada y apodada como la Princesa del Pueblo.
Spencer nació el 28 de diciembre de 1990 en Londres, Inglaterra. Es hija de Charles Spencer, el hermano menor de Diana, y de la modelo Victoria Lockwood. Más allá de su apellido, no pertenece a la realeza británica. Sin embargo, tiene cercanía a través de sus primos, con los que mantiene una gran relación. Se ven asiduamente y se comunican todo el tiempo.
Un año antes de la muerte de Diana, en 1997, el padre de Kitty la llevó a vivir a Sudáfrica. Hoy, con el tiempo, Charles asegura que terminó siendo una decisión acertada. Era una nena de apenas siete años y su papá buscó alejarla del foco de los fotógrafos, buscando protegerla en ese año trágico. Eran tiempos en los que se dudaba sobre las razones del accidente que provocó el fallecimiento de su tía: muchos aventuraban que se había tratado de un atentado. La prensa británica seguía de cerca a los familiares cercanos de Diana, y Spencer logró que su hija no pasara por ese asedio.
“Era muy pequeña cuando pasó lo de mi tía, no recuerdo mucho”, suele responder Kitty para salir del paso. A la par, recuerda con gratitud su vida en tierras sudafricanas. Ante las consultas pertinentes, no lo duda: “Estoy encantada de haber tenido una infancia allí. La gente hace vida en la calle, es todo mucho más relajado y hay mucha naturaleza. Sin dudas, pasé una buena infancia”, comentó a El País.
Lejos del Reino Unido, empezó a crecer y a formarse intelectualmente. Una vez que terminó el colegio comenzó a estudiar la carrera de Psicología, para más tarde, antes de recibirse, darle paso a las Ciencias Políticas y Literatura Inglesa en la Universidad de Cabo, Sudáfrica. A los 23 años regresó a Londres. Tiempo después hizo un máster en Administración en la Regent’s University London, y otro en Historia del Arte en una universidad de Florencia, Italia.
A la par de sus estudios comenzó una exitosa carrera como modelo. Sus rasgos similares a los de Diana y sus ojos azules, sumados a su carisma, hicieron que las principales marcas de moda se fijaran en ella. Milán y París, capitales de la moda, le abrieron las puertas y ella no desaprovechó la oportunidad. Cara visible de Dolce & Gabbana y embajadora de Bvlgari, es una de las figuras de la Semana de la Moda, el gran evento que se celebra dos veces al año en las renombradas ciudades italiana y francesa. De ese modo, Spencer ha sabido saltar fronteras y posicionarse a nivel mundial.
No obstante, comenzó a desfilar y posar casi por casualidad en 2017. Hoy, ya es mucho más que un hobby. Es un trabajo del que disfruta y que la llevó a alejarse, al menos por el momento, de las carreras que estudió. “Representa lo sofisticado y la autenticidad”, sostienen las firmas para las cuales trabaja.
Desde que saltó a la fama supo lidiar con la prensa del mundo, pero sobre todo con la inglesa. Su manera de desenvolverse, con amabilidad y simpatía, hizo que se sellara una especie de pacto. Sostienen que no tiene inconvenientes en brindar una entrevista, pero está prohibido preguntarle sobre Diana, o por aquella parte de su familia que pertenece a la corona inglesa. Sin embargo, cuando sucede, sabe cómo salir del paso con una sonrisa y cambiando de tema.
La otra Princesa del Pueblo
Si bien lo único que la une es el parentesco con algunos miembros de la familia real, heredó el apodo que enaltecía a su tía. ¿El motivo? Sus causas sociales: Spencer pone su trabajo a disposición de quienes están afuera del sistema. Pese a que Diana murió cuando ella era una nena, supo tomar esa cualidad que tanto la distinguió. El parecido es físico, sí; pero también la asocian con su estilo de vida.
Hablamos de su espíritu solidario y esto nos lleva al año 2016, cuando se convirtió en embajadora de la organización Centrepoint, de la que en su momento formó parte su tía, y que se dedica a ayudar a las personas del Reino Unido que no tienen hogar. Allí su colaboración no es solo económica, sino que suele comprometerse también con su presencia varias veces al año para interiorizarse de los movimientos que se dan en la ONG y conversar con las personas a quienes asisten.
“Me encanta viajar, conocer nuevas culturas y aprender de cada lugar al que voy. Esas experiencias me las guardo para algún día contárselas a mis hijos”, dice Kitty, que está en pareja con Michael Lewis, un empresario que le lleva 31 años, está divorciado y tiene tres hijos.
En los últimos años se convirtió en una verdadera influencer. Cada vez suma más seguidores en sus redes sociales que quieren saber de ella, de cada paso que da. “Tener seguidores es genial, pero lo más importante son los proyectos en los que trabajamos. Todos tenemos la responsabilidad de ayudar a los demás. Dedicar energía y tiempo a proyectos sociales es lo que me permite después divertirme y viajar”, sostiene.
También aporta lo suyo en Save the Children y Youth Focus, entidades que se dedican a la prevención del suicidio adolescente. “Si soy algún tipo de influencer, me gusta pensar que es de esa parte social -comenta Kitty-. Toda mi familia colabora con entidades sociales. Y es algo que también me gustaría inculcar a mis hijos”.
A la par de todo esto, es amante de la naturaleza, se preocupa por causas en las que los animales son el centro de atención. En su adolescencia vivió rodeada de naturaleza y diferentes especies animales que siempre se encargó de cuidar. Así, sin una corona en su cabeza, más que una princesa es la verdadera reina de las causas sociales.
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