Marcos Rafael Gómez forjó un bagaje y un background después de tanto recorrido a bordo de las giras del circo familiar del que formó parte, pero también curtido con mil y una noches en el under del teatro humorístico. Sin embargo, fue la tele la que popularizó su figura y puso su nombre artístico, Bicho Gómez, en boca de muchos.
Una vida signada por incontables momentos que, el viernes por la noche, se resumieron de manera dinámica y a las carcajadas en Los Mammones (América) de la mano de su bastonero, Jey Mammon.
A lo largo de su carrera televisiva, el Bicho trabajó con Marcelo Tinelli (en los 90s, como parte del staff de humoristas de Videomatch; más acá en el tiempo, fue campeón del Bailando por un sueño en dupla con Anita Martínez: “El Bailando es muy intenso, un tsunami”), con Marley (”Nunca vi a un tipo llevarse tantas cosas por delante”), con Miguel del Sel (”El Mariachi Loco, uno de mis personajes más recordados, nació en un programa de él), con Carlitos Balá (”No comprobé qué gusto tiene la sal porque soy hipertenso”, bromeó”).
Pero en esta ocasión, a quien más palabras le dedicó, fue a Jorge Guinzburg, el histórico conductor y productor fallecido en marzo de 2008. “Lo conocí hace mucho, me venía a ver cuando estaba con La banda de la risa. Empecé trabajando con él haciendo de su doble: por ahí hacía un sketch en el que pegaba una pirueta y la hacía yo. Con el tiempo nos volvimos a encontrar y me invitó a hacer temporada en Carlos Paz y ahí nos hicimos recontra amigos”, recordó.
Sin dudas el punto de inflexión en esa relación fue Mañanas Informales, programa que lideró la mañana desde la pantalla de El Trece. “Ahí nació el Payaso Mala Onda. Me dijo que quería hacer un payaso que no sea el típico payaso para chicos, entonces le puso ese nombre al personaje y empezamos a desarrollarlo en el mismo programa”, recordó Gómez.
Además, de Guinzburg destacó “su generosidad. Era un tipo gigante. Tan gigante que decidieron ponerlo en un cuerpo chiquitito, porque si lo ponían en uno grande, no entraba. Era un padre, un amigo, un contenidos, te hacía crecer, te obligaba a crecer”, dijo el Bicho.
A diferencia de lo que cualquier televidente podría pensar, Gómez negó que Guinzburg estuviera atento a los vaivenes del rating: “No le daba bola al ‘minuto a minuto’. Una vez, estaba haciendo una nota y de repente se sacó la famosa cucaracha. Y siguió haciendo la nota. Cuando viene el corte, vienen los productores y les dice: ‘No me digan nunca más que está bajando el rating, porque esta nota la hago porque me gusta a mí, no me importa el rating’. Y eso te marca lo que era él”, definió Gómez.
De Mañanas Informales, el Bicho dijo que “fueron cinco años en un programa que marcó un hito. El día que se afeitó los bigotes, marcamos como 16 puntos de rating a las 10 de la mañana. ¿Quién miraba tele a esa hora? Ellos apostaron que (Gastón) Recondo tenía que bajar de peso en un mes. Y cuando llegó el momento, en los camarines, Gastón le dice: ‘Jorge, mirá que bajé de peso eh’. Y él le respondió: ‘No, no, si yo te aposté, te voy a pagar la apuesta’. Llevaba 50 años con el bigote y se lo sacó, increíble”.
Para terminar la noche, Mammon y Gómez se despidieron cantando en el piano: “Yo solo quiero”, de Roberto Carlos; y “Había una vez un circo”, de Gaby, Fofó y Miliki.
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