En más de una oportunidad, Analía Franchín hizo pública su preocupación por la salud de su hermana mayor, Sandra, quien durante gran parte de su vida se vio obligada a luchar contra las adicciones. Contó que en muchas oportunidades, había pasado varios días sin saber de su paradero. Y había explicado sin tapujos lo mucho que esta situación había afectado al resto de su familia. Sin embargo, invitada a Debo Decir, por América, este domingo la periodista no pudo ocultar su felicidad al asegurar que, tras cuatro meses de internación, la mujer de 58 años había empezado el camino de la recuperación.
Todo comenzó cuando Luis Novaresio le preguntó si alguna vez había “chapeado” con su fama y la ex participante de Masterchef Celebrity respondió que no, pero confesó que su hermana cuando manejaba su taxi llevaba una foto de ella en el coche. “Me tenía como los perritos que mueven la cabeza. ¡Pero era yo! Decía: ‘Es mi hermana’. ¡Mi alma!”, contó Analía tentada de risa. Entonces, el conductor le preguntó cómo estaba Sandra y ella no dudó en responder que “mucho mejor”.
“Por supuesto que tiene días en los que me llama y me dice: ’Me quiero ir, me encerraste, esto es una porquería, no me sirve...’. Y después te manda una foto que está tan maravillosa, tan bien, con el pelo limpio...Vos decís: ‘¡Qué frivolidad!’ Pero no, está con el pelo limpio. Más gordita. Con otro semblante. Con una sonrisa. Y, por supuesto, no con peligro de vida”, dijo Franchín visiblemente emocionada.
Analía recordó que su hermana era adicta a las drogas y al alcohol. “Básicamente, tiene un cerebro adicto”, explicó. Y luego detalló: “Es una chica con una vida muy, muy sufrida. Yo siempre estuve muy al lado de ella. Cuando desaparecía y se iba a la 1-11-14 la iba a buscar. Siempre estuve muy cerca. Porque capaz que en mi casa se daba la discusión de decir: ‘No ves que viene acá y quiere comer la ensalada...’. ¡Cualquier cosa! Y nadie lo elije”.
La periodista remarcó que nadie opta por pasar “por ese infierno”, por más difícil que sea para sus parientes y aún sabiendo que la situación “destroza la familia”. Pero explicó cómo convenció a su hermana para que aceptara la internación. “Le dije: ‘Permitite, por lo menos, tener diez días de felicidad antes de morirte’. Porque yo le pregunté: ‘¿Qué recuerdos lindos tenés de tu vida?’. Y lo tuvo que pensar, no le salían momentos lindos. Entonces le dije: ‘Bueno, regalate esto. Tené diez días de una felicidad espléndida. Y después, si te querés morirte, morite. Pero date ese gusto por lo menos’. Así que hacia eso vamos”, contó.
Franchín señaló que esta semana, por las restricciones, no había podido ir a ver a su hermana, pero que la había visitado hace unos veinte días y que ya había tenido una salida transitoria durante la cual se la había llevado consigo al campo. Entonces, mirando a cámara, se animó a darle sentido un mensaje: “Sandrita de mi corazón, valoro tanto la fuerza que estás haciendo. Celebramos cada mes de limpieza, cada día que está limpia es una celebración familiar. Te adoro y gracias por poner tanta garra para salir de esto”.
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