La prensa británica se hizo un festín hace un par de semanas cuando Janet Jackson fue fotografiada conduciendo con una mano su Range Rover de 100 mil dólares a través de la coqueta Sloane Square de Londres… mientras con la otra mano hablaba por teléfono celular. La hermana menor de Michael Jackson cumplió recientemente 55 años y, aunque dedicó su vida a la música igual que su hermano, nunca deja de llamar la atención por sus escándalos. A diferencia del Rey del Pop, cuyo legado sigue abriendo el debate de si es correcto o no separar a la persona del artista, y aunque tuvo éxito hace unas décadas, últimamente las canciones de Janet suelen pasar desapercibidas al lado de sus excentricidades.
Janet Jackson nació el 16 de mayo de 1966 en Gary, Indiana, como la menor de diez hermanos en una familia donde reinaba la música. Ella no fue parte de los Jackson Five, esa academia de niños prodigios que armaron sus padres en casa y de la que salió el ídolo Michael, pero siempre estuvo en acción. Aunque en Latinoamérica no pegó demasiado, Janet está considerada como una de las artistas de música contemporánea que más discos ha vendido, como Control, Rhythm Nation 1814 y Janet. En 2015, su onceavo álbum Unbreakable se convirtió en su séptimo álbum número uno. Las cifras la aman.
En 1969, cuando era una niña, se mudó con su familia a Los Angeles, el objetivo era fortalecer la carrera del quinteto integrado por sus hermanos. A pesar de los flashes y las lentejuelas, sus padres los criaron a todos en la estricta fe de los Testigos de Jehová, y lograron dar una imagen ejemplar para el mundo exterior. Pero los Jackson no eran perfectos y su hermana La Toya recordó más de una vez que su infancia y la de sus hermanos había estado repleta de abusos, violencia y vejaciones por parte de Joseph, padre y manager de todos.
“Mis hermanos ya habían crecido, y mi padre los seguía golpeando y empujando constantemente”, contó La Toya en el programa de TV Live with Regis and Kathie Lee. La también cantante dijo que, además, su padre había abusado sexualmente de ella cuando era una niña de 11 años: “No solo hubo abuso físico, también hubo abuso mental, lo cual es muy perturbador y también abuso sexual”. Pero las veces que fue consultada por este tema, Janet siempre se ha limitado a decir que solo tiene palabras de agradecimiento para su padre, que quizá fue un poco duro, pero nada más. Tampoco se ha hecho cargo de las acusaciones que cayeron sobre su hermano y mantiene su postura de llamar mentirosos a las víctimas de Michael, que contaron los horrores en primera persona para las cámaras del documental Leaving Neverland.
Janet Jackson no tuvo una vida convencional: a los siete años estaba protagonizando un espectáculo en Las Vegas y a los 50 estaba teniendo a su primer hijo. En 2017, por medio de un comunicado de prensa, su equipo anunció que junto a su esposo, el empresario Wissam Al Mana, estaban “encantados” de recibir al pequeño Eissa Al Mana y que el parto había sido “saludable y sin estrés”. El multimillonario qatarí se había convertido en 2012 en el tercer esposo de la cantante, pero dejó de serlo cinco años después a pocos meses de nacer el hijo de ambos. Entre 1991 y 2000, la estrella había estado casada con el bailarín Rene Elizondo Jr. y muchísimo antes con el cantante de soul James DeBarge. La historia con DeBarge fue corta y triste ya que comenzó como una travesura de la pequeña Jackson cuando en 1984 se fugó con él. En aquel momento, la familia Jackson no aprobó en absoluto la relación y en menos de un año, sus padres solicitaron la anulación del matrimonio que se hizo efectiva en noviembre de 1985.
Con su último esposo, Janet intentó convertirse al Islam y ser una mujer sumisa como la quería Al Mana, pero desistió después de ser madre. Su naturaleza era otra. Aunque llegó a usar yihad, Janet seguía siendo la disruptiva que en aquel acto del Super Bowl de 2004, junto a Justin Timberlake, había mostrado un pezón. En ese acto intermedio, el más popular de los Estados Unidos, Jackson se dejó desgarrar parte del vestuario por Justin, dejando al descubierto uno de sus pechos, decorado previamente con una estrella. Diecisiete años después, Wayne Scot Lukas, el estilista de Janet le confesó a la web Page Six: “Justin presionó para que ocurriera aquel fallo de vestuario con la intención de superar a Britney Spears (su ex), Madonna y Christina (Aguilera) que cautivaron al mundo meses antes al besarse en los MTV Video Music Awards. Insistió en que quería hacer algo más grande que aquella actuación, quería enseñar algo. Nunca llamaría aquello un ‘error de vestuario’. De hecho, fue el vestuario mejor preparado de la historia. Como estilista, el look sirvió para lo que estaba destinado a hacer”.
Aquel escándalo que en los Estados Unidos aún llaman “nipplegate” no hizo más que catapultar al estrellato a Justin Timberlake y hundir para siempre a Janet, que fue criticada hasta el cansancio. Lejos de verse como una transgresión, el hecho se sintió como un error, una vulgaridad imperdonable, nada que ver con el beso de Britney con Madonna que resultó ser un boom. No era la primera vez que Spears le ganaba en algo, ya que en 2001, la rubia había aceptado cantar “I’m a Slave For You”, una creación de Pharrell Williams y Chad Hugo, que en ese momento formaban The Neptunes, y que la hizo trepar a los primeros puestos de todos los rankings del mundo. Ese mismo tema se lo habían ofrecido antes a Janet, pero ella no lo había querido.
Los años pasaron, Michael ya no está, ella tiene un hijo pequeño y otras cosas de las que ocuparse. Janet maduró y por eso planeó el festejo perfecto para sus 55 años: una subasta de caridad. Durante varios días la artista remató mil objetos tan valiosos como icónicos. No faltó el vestido de novia de su matrimonio con René Elizondo Jr. en 1991, trajes que ha usado tanto en videoclips como en los shows en vivo, y hasta el vestuario que lució en el video de Scream, junto a su hermano Michael. Entre las cosas más curiosas que se subastaron, además de muñecas y mueblecitos de juguete antiguos, estuvieron los conjuntos que usaba para actuar cuando era una niña y documentos como los permisos de trabajo que firmó entre 1980 y 1983, reportes escolares y dibujos garabateados en hojas de cuaderno. Si existe una familia que tenga un séquito de fans capaz de comprar cualquier elemento de ellos, esos son los Jackson. Y Janet lo sabe.
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