Luis Miguel y su relación con el tango: la reinvención de los clásicos de Carlos Gardel y un guiño especial para la Argentina

El último capítulo de la serie del astro mexicano recuerda el impacto que “El día que me quieras” tuvo en su carrera, apenas un comienzo de su vínculo con el género

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Luis Miguel y Carlos Gardel,
Luis Miguel y Carlos Gardel, unidos por el tango y la Argentina

Hacia el final de la primera temporada de Luis Miguel; la serie, tiene lugar un hecho decisivo en la carrera del cantante. Con 20 años, cuando muchos artistas dan sus primeros pasos en el ambiente, él lleva casi la mitad de su vida cantando profesionalmente, y se encuentra en un momento clave. No tiene canciones para el próximo material y no sabe cómo seguir adelante

En la versión de la biopic de Netflix, Luis Miguel parte de una premisa que surge a partir de una charla con su novia. “Los clásicos nunca pasan de moda”, le dice en una llamada telefónica apresurada a su representante argentino Hugo López y le propone cantar un repertorio de época. La idea de un veinteañero cantando lo que le gustaba a sus abuelos no parece convencer del todo a su manager, sin embargo el músico insiste. “Voy a cantar nuevas versiones de canciones clásicas. Imaginate, una ranchera o un bolero. Un tanguito argentino, boludo”, le agrega, provocando las risas de Hugo, que de a poco se empieza a convencer de la idea.

Matías, el hijo de Alex McCluskey mano derecha de Hugo López, da una versión diferente y atribuye a su padre la idea del álbum: “Originalmente, estaban fuera de programa. Micky, que era vanidoso, solo los cantaba para que las mujeres no griten sobre él y lo escuchen. Papá tuvo la iniciativa de que les dedicara un disco y el suceso fue impresionante”, relató Matías hace unos días a Teleshow. Más allá de ficciones, realidades y autoría de las ideas, Romance se editó en 1991 y fue un éxito arrollador. Vendió 9 millones de copias y fue un éxito en el mundo de habla hispana. El tanguito tuvo que esperar para aparecer en el repertorio del cantante, pero su ingreso lo iba a hacer a lo grande.

El clip oficial de "El día que me quieras", filmado en el Palacio de Bellas Artes (Warner Music México)

Segundo Romance

En el sexto capítulo de la nueva temporada, la serie vuelve a plantear una disyuntiva similar. Corría 1994 y habían pasado muchas cosas en la vida de Luis Miguel. Mientras terminaba el megaexitoso tour de su disco Aries, que lo había consagrado como artista de estadios, Micky debatía su nuevo paso artístico cuando otra pérdida lo golpeaba en lo más profundo. Si Aries se había edificado a partir de la muerte de su padre biológico, Luis Rey, en esta oportunidad el Sol de México volvía a estar huérfano, ahora por el fallecimiento de su manager Hugo López, una suerte de padre adoptivo.

La muerte de López supuso además del golpe afectivo, la falta de un timonel para guiar su siguiente paso musical. Ese oído entrenado para la industria pero también siempre atento a sus requisitorias más diversas. La duda, a grandes rasgos era por dónde encarar el nuevo trabajo discográfico. ¿Seguiría la ruta anglo y moderna de Aries, más bailable, con pausas románticas y guiños al R&B? ¿O retomaría el camino arqueológico del Romance, rastreando boleros, rancheras y demás ritmos de cancionero latinoamericano

Para ello, reunió lo mejor que tenía a mano. El maestro Armando Manzanero repetiría su rol de Romance como curador de los temas, además de aportar la única canción nueva del álbum. Juan Carlos Calderón, el compositor clave de su etapa adolescente, se encargaría de las cuerdas y algunos arreglos con su ojo clínico para el gusto popular. Kiko Cibrián, su sostén en la grabación de Aries, iba a dar una mano general en la producción. Simplificando, constituían un trípode perfecto: lo clásico, lo ganchero y lo moderno, todo orquestado bajo la batuta del propio Luis Miguel, que apuntó todos los cañones de la producción y el marketing hacia aquella hipotética charla que había tenido con su manager.

Luis Miguel interpreta "Uno", de Mores y Discépolo. Vélez 1997 (YouTube: LuisMiguel)

Un tango para el Sol de México

El día que me quieras”, con música de Carlos Gardel y letra de Alfredo Lepera, fue compuesto en Nueva York en 1934 y se estrenó al año siguiente en la película homónima, poco antes del accidente de avión que terminó con la vida de ambos en Medellín. Es uno de los tangos más reconocidos a nivel mundial, aunque los puristas no están tan de acuerdo en que sea un tango hecho y derecho. Quizás en ese ligero ritmo abolerado de la melodía esté el justificativo de su elección. Acaso, sea también un homenaje póstumo a las raíces de su padre adoptivo y un aporte más al misterio alrededor del paradero de su madre.

En los ’70 la canción tuvo un revival generacional en la interpretación despojada de Roberto Carlos. Tal vez para diferenciarse del Rey brasileño, el Sol mexicano puso toda la parafernalia musical al servicio del tema. No solo lo hizo corte de difusión y la puso primera en el orden del disco, sino que filmó el correspondiente videoclip y no escatimó en gastos.

Para reforzar el concepto de época, el video fue registrado en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. Con un impecable smoking negro, Luis Miguel se mueve con paso fantasmagórico entre las estatuas de mármol, mientras interpreta la canción con sentimiento creciente. En líneas de tiempo diferentes, dos sombras del pasado se mueven al compás del tango mientras una orquesta de 36 músicos ejecuta la inmortal melodía de Gardel. Al finalizar, un sorprendido Luismi sale del palacio y parece comprender todo. Una mujer se aleja en un auto de época mientras las marquesinas anuncian un concierto de Carlos Gardel de sonrisa eterna, contemplada por el joven de los romances.

"Volver", el tango que más hizo propio. Estadio Vélez, 2010 (Youtube: Music@)

El tango en escena

“El día que me quieras” ocupó un lugar clave en la gira del álbum, pero en ningún otro lugar se vivió como en la Argentina. El 11 y 12 de noviembre de 1994, el estadio de Vélez Sarsfield fue testigo de dos noches inolvidables. Cuando llegó su turno en la lista, durante más de un minuto el estadio permaneció en silencio y solo se escuchó el bandoneón de Coco Potenza, que mantuvo en vilo a las 50 mil almas. A la hora de la interpretación, Luismi le prestó durante largos intervalos el micrófono a su público y al finalizar se fundió en un emotivo abrazo con el dueño del fuelle. mientras el grito de “¡Argentina! ¡Argentina!” retumba por Liniers y alrededores.

Con el éxito de “El día que me quieras”, el tango se ganó un merecido lugar en el repertorio de la estrella latina y de a poco fue entrando cada vez con más profundidad en su universo. Siguiendo la lógica de alternancia, después del pop de Nada es igual (1996) llegó el tercer volumen de Romances (1997). En esta oportunidad, sumó a su lista “Uno”, el clásico con letra de Enrique Santos Discépolo y música de Mariano Mores con una lírica mucho más introspectiva que demuestra su madurez artística y personal. Micky interpreta la versión reducida de la canción, omitiendo la segunda estrofa, en un álbum en el que amplía aún más su curiosidad geográfica, incluyendo versiones de bossa nova y canción francesa.

Luis Miguel estrena "El día que me quieras" en Argentina (YouTube: LuisMiguel)

Cuando llegó Mis romances, su cuarto disco de canciones clásicas editado en 2001, el tango iba a tener el lugar que se había ganado por mérito propio, pero se iba a encontrar con un Micky diferente. En esta oportunidad volvería al cancionero de Gardel y Lepera para interpretar otro de sus himnos, “Volver”. Ya más seguro a la hora de abordar el género, lo desacraliza y lo hace sonar “a Luis Miguel”, otro de los latiguillos de la serie. No parece una decisión al azar. La vida es un soplo, veinte años no es nada y nadie como él puede dar cuenta de ello: son los años que lleva cantando por entonces, con un éxito arrollador en todo el continente y cargando sobre sus espaldas muchos de los peores golpes que la vida puede ofrecer.

La historia de Luis Miguel con el tango tiene un bonus track, fuera de su discografía oficial y solo reservado para el material pirata. En cada concierto en Argentina, el segmento dedicado al género presentado en modo popurrí tuvo un contenido emotivo muy especial. Y allí se animó a sumar otro clásico, por fuera de su discografía oficial. El elegido fue otra vez una pieza de Gardel y Lepera, en la más argentinizada de sus versiones. Se trata de “Por una cabeza”, esa historia de desilusiones hípicas escritas por la pluma de Lepera que Carlitos canta con pasión de su reconocida afición burrera. Y en estos enganchados resume toda su relación con el género: hay tango clásico y tango luimiguelizado; hay un fuelle que rezonga mientras una pareja le saca viruta al piso; hay una orquesta de lujo y una voz fuera de serie. Y hay un público que agradece cada uno de estos guiños y renueva, una vez más, sus votos de pasión.

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