Después de que la Fiscalía General de San Isidro, encargada de investigar la muerte de Diego Maradona, lo imputara por homicidio con dolo eventual, delito que prevé una pena de 8 a 25 años, y le prohibiera la salida del país, Leopoldo Luque habló de todo. El neurocirujano y médico de confianza del Diez estuvo en Vino para vos, el programa de entrevistas que conduce Tomás Dente en KZO, donde contó cómo conoció a Diego, reveló detalles del fatídico 25 de noviembre en el que falleció el astro y dio su versión sobre las conclusiones de la junta médica y el reciente fallo judicial.
Con tono pausado, el neurocirujano empezó hablando de sus orígenes humildes en Villa Caraza, partido de Lanús, donde creció junto a sus seis hermanos y su padres, Tomás y Asunción. Su papá murió cuando tenía 17 y estaba terminando quinto año su mamá, cuando había cumplido 24 y ostentaba con orgullo el título de médico: “Era diabética, estaba muy enferma y pareciera que esperó a para verme recibido y después falleció.
Hizo el secundario en un colegio industrial y la medicina no era una vocación. “No quería ser médico, yo quería salir de la pobreza”, señaló. Con el tiempo se apasionó por su trabajo y un día de 2016 conoció al hombre que le cambió la vida. El primer encuentro lo describió como “frío y profesional, como debe ser”, juzgó. No pasó mucho para que creciera una confianza mutua,. “Era más fascinante de lo que pensaba, era como vos y yo. Me fascinó la capacidad de no sentirse Maradona por momentos. La falsa humildad se vende demasiado, la real la tienen pocos y él la tenía, al menos conmigo”, destacó entre lágrimas: “No lo pude llorar o extrañar como uno puede extrañar a una persona que uno quiere mucho. Lo extraño, pero algunas situaciones hacen que uno tenga que ponerse una coraza y estar pensando en otra cosas”.
La muerte de Diego
“Siento que no hay paz, para él ni para mí”, dijo Luque respecto a aquel 25 de noviembre de 2020. Estaba operando en Berazategui y recibió un llamado desde Tigre. Era Maxi Pomargo, cuñado y mano derecha de Matías Morla. “Estaba en el quirófano, con varios colegas y me dicen que Diego está en paro. Nadie entendía, no sabía si estaban bromeando, pero era exagerado bromear con eso. No podía entender por qué tenía que llamar yo, pero me puse frío y llamé. Hay cosas que figuran en el expediente, que ellos llamaron, habría que preguntarle a Maximiliano por qué me llamó a mí”, señaló.
Durante el viaje de Berazategui a Tigre, Luque hablaba con Pomargo y con la psiquiatra, Agutina Cosachov, actualmente otra de las imputadas. “Cuando me contaban la evolución, que lo estaban masajeando y llevaban más de quince minutos, ya supe que no iba a vivir”, contó Luque y relató de un modo confuso el cuadro con el que se encontró al llegar a la casa. “No me acuerdo mucho, había familiares, puede ser el sobrino Johathan, vi a las hermanas. No me dejaron entrar a la pieza y yo pedía por favor que me dejen verlo. No lo creía. Y la doctora (Laura) Capra, la fiscal, me dejó verlo desde la puerta. Parecía dormido”.
“¿Qué se te cruzó por la cabeza”, le preguntó Dente. “No lo pensé”, respondió Luque, y agregó. “No entendía por qué, por los esfuerzos de la gente para poder ayudarlo y él accediendo a cosas que antes no accedía, con un equipo médico y una internación domiciliaria”, poniendo el énfasis en este punto, tan cuestionado en la investigación. “¿No debía haber habido una ambulancia?”, cuestionó Dente. Son cuestiones que como se plantean ahora, mismo el desfibrilador... yo no tengo una empresa de internación domiciliaria, cuando vi la complejidad el cuadro la solicité, Swiss Medical aceptó y contrató a la empresa. Todo se acordó con la doctora Cosachov y con la empresa”, explicó.
Ante una pregunta de Dente, desmintió haber visto sufrimiento o agonía en el cuerpo de Diego: “Al leer la autopsia no hay nada compatible con la agonía. La autopsia tiene una objetividad y una interpretación, y en la interpretación es donde vemos los errores”. También cuestionó el proceso de desfallecimiento determinado por la junta médica respecto a la agonía. “Eso es una opinión, las partes opinan diferente. No conozco a un paciente que fallezca en posición horizontal y con los ojos cerrados. Los pacientes con agonía están desesperados por el aire, suelen tener almohadas, dormir sentados y suelen tener los ojos abiertos. Y Diego parecía dormido y en posición horizontal”, argumentó.
La salud de Diego en los últimos años y la operación
“¿Qué pensás que pasó con Diego? ¿Por qué fallece?”, le preguntó Dente y Luque dio su versión de la última etapa en la salud del astro: “Hay que entender que yo fui el médico de confianza de Diego. Yo no lo auscultaba. Lo auscultaba un cardiólogo. Yo trataba de facilitar situaciones como ir a un médico y hacerse ver y era un paciente que no era de los que respetaba a rajatabla a un médico”, señaló el neurocirujano.
En este punto, Luque destacó que durante la pandemia, Diego se hizo dos chequeos en un año “Pero la cuarentena le hizo bastante mal. Está descripto que acentuó diferentes cuadros, los psíquicos y de adicciones. Y él no fue la excepción. En un momento. Cuando estaba en Bella Vista, estuvo mal y ahí logré sacarlo adelante”, recordó.
Entonces, Dente enfocó la charla rumbo a la operación en la Clínica Olivos y Luque contó cómo se detectó el hematoma subdural que derivó en dicha intervención. “Diego venía de períodos donde estaba bien y después estaba mal, allá en Brandsen. Me decían que no estaba tomando nada de alcohol y veían un empeoramiento de él. Yo lo vi en ese partido de Gimnasia (el día que cumplió 60 años) y fui a la casa para que se interne. Estaba en la habitación y no quería ver a nadie. Yo entré y lo convenzo de llevarlo. Y estando ahí se hace una tomografía y se ve un hematoma subdural, del lado izquierdo, que es el hemisferio que maneja la cognición”.
Según el relato de Luque, una cosa era lo que le decían y otra el estado del Diez. “Él estaba mal. Me decían que no tomaba, pero yo no tenía certezas. Me tenía que guiar por lo que me decían. Pero el hematoma y el empeoramiento, era claro que le estaba afectando. Sumado a características del hematoma que lo hacían quirúrgico. En La Plata los doctores creían que no, que es una postura respetable, pero no conocían al paciente, ni su historia. Entonces, hablé con Diego y con los que estaban ahí, estaba Jonathan. Y Diego accedió a operarse. Fuimos a llevarlo a la Clínica Olivos, que tiene todos los estudios ahí”, explicó.
“El doctor (Víctor) Stinfale viene en representación de la familia y dice que yo no puedo ser el cirujano principal de la operación”, continuó con su relato el médico. “Se da una circunstancia con Diego que Diego dice ‘o me opera Luque o no me opera nadie”. Yo estaba en el medio de una situación compleja. Y respeté el pedido de la familia y del doctor Stinfale. Y estuve en el quirófano, participé de la cirugía, pero no tuve el rol que hubiese querido. Lo terminamos operando en grupo el doctor que sería el cirujano principal fue el doctor (Ariel) Sainz. No es el doctor que dicen”.
—“Si no lo hubiesen operado, ¿qué hubiese ocurrido?”, preguntó Dente.
—“No lo sé. Solo sé que tenía un problema y había que resolverlo. Había que evacuar ese hematoma”, respondió Luque.
La pelea judicial y el cambio de carátula
“Me cae muy mal el cambio de carátula. Soy una persona con una familia detrás y me voy a defender. Lo que sí me hizo muy mal es que es un hecho médico, utilizaron herramientas jurídicas para lastimarme. Podemos hablar de cuestiones médicas, pero que nosotros hayamos tenido alguna idea de generarle algún daño a Diego, a mí me hace muy mal. Me dan ganas de salir a gritar. Yo no puedo decir todo lo que pienso, pero no es justo. En ningún lugar del expediente se puede llegar a las conjeturas que llegó la junta médica”, sentenció.
Ante una pregunta de Dente, señaló que no siente una condena social. “Es algo que se quiere imponer. Diego fue una persona importante con sus problemas y yo traté de ayudarlo, cuando mucha gente le dio la espalda”, dijo, y volvió a quebrarse. “Me duele cuando la crítica viene de alguien de abajo como yo y como Diego, no de los que salen en televisión. El que me elegía a mí, era Diego”.
Luque también realizó su descargo respecto a la acusación que rige sobre su persona por falsificar de la firma del astro: “Eso se está investigando. Mucho más no te puedo responder. Pero sí dejarte en claro que es solicitud de fotocopia de un paciente mío. Por lo cual no hay perjuicio alguno. Pero se está investigando. Hay que dejarlo en manos de la justicia”, señaló.
“¿Te arrepentís de algo?”, preguntó Dente. “No hago el ejercicio porque no creo que hace bien. Pero estoy orgulloso de lo que hice por él”, respondió el doctor, que luego se refirió a la viralización de los audios. “Es sentir que a uno lo desnudan en público. Y que se utilizaron, se mostraron y organizaron de modo atemporal, buscando un impacto. Hay cosas que uno habla en la intimidad, que son tonterías y que uno a veces ni sabe lo que dice… pero otros tienen una justificación y un contexto claro. Pero los mostraron de modo tal que daban un sentido, que ellos, los que lo mostraron, querían dar. Muchos sabemos quién fue el encargado de ceder los audios. Y que hubo condiciones para mostrar esos audios. Y esas fueron ejecutadas”, enfatizó a modo de descargo.
El recuerdo del Diez
Consultado sobre qué le ocurre al ver fotos de Diego y escucharlo, Luque reconoció que es algo que lo tiene muy presente: “Siempre lo miro. Hay muchas imágenes por donde yo ando y trabajo. Le pido que me ayude”. Allí Dente le hizo escuchar un audio en el que Diego le manda saludos y le agradece: “Es muy fuerte. Ahí yo estaba con mi mujer y mis hijos. Fue en Año Nuevo”, respondió el doctor entre lágrimas.
Finalmente, después de una extensa entrevista, el neurocirujano pronunció unas últimas palabras mirando a cámara: “Yo lo amé a Diego. Lo respeté. Por más que intenten mostrar una realidad no es tal. Estoy tranquilo, en paz. A Diego yo lo llevo en mi corazón. Ojalá hoy Diego estén en paz, porque Diego necesita paz”, cerró.
SEGUIR LEYENDO: