“Caro, estuviste 43 días en la casa y tengo que darte una noticia que ha conmovido al mundo entero: dos aviones chocaron contra las Torres Gemelas, se derrumbaron. Imaginate cómo está el mundo, estamos todos rogando por la paz. Vas a tener que hacerte fuerte como todos nosotros, te imaginarás el estado en el que se encuentra el pueblo norteamericano”.
Con estas palabras, Soledad Silveyra recibía a Carolina Chiappetta, allá por septiembre de 2001, a la salida de la casa de Gran Hermano, que por entonces tenía al aire su segunda edición. Completamente desconcertada, la participante solo atinó a llorar ante la atenta mirada de los millones de televidentes que seguía el programa con fanatismo. Hoy, casi 20 años después de ese momento, Carolina brinda a Teleshow una entrevista en la que no sólo revela lo que sintió en ese momento, sino que además cuenta lo difícil que fue volver a su vida cotidiana tras su paso por el famoso reality, los ataques de pánico que sufrió al salir del encierro y hasta habla de alguna situación incómoda en un casting. A pesar de todo esto, lo califica como una “buena experiencia”, aunque reconoce que cambiaría algunas de sus actitudes. Porque claro, hoy tiene 42 años, es mamá de dos niñas y tiene otra postura frente a la vida.
—¿Por qué decidiste entrar a Gran Hermano?
—Entré porque hace unos años se había muerto mi papá, estaba medio perdida, de novia pero en conflicto, y me había conmovido mucho con Gran Hermano 1, porque fue como una novedad total acá, y me anoté y me fui de viaje con mi mamá. Volví y mis compañeros, medio como que me cargaban con esto. Y me llamaron, fue todo muy estrepitoso, en dos semanas fueron varios castings, yo pidiendo que me cubran en el laburo, y entré, fue así, muy rápido. No lo procesé mucho, tenía 22 años.
—¿Por qué creés que te convocaron?
—Nunca supe muy bien, uno fantasea. Ellos habían armado como un elenco, era bastante versátil toda la elección. Me acuerdo que yo caí, me tomaron la entrevista y calculo que fue porque en ese momento era muy polvorita, muy hija única de no compartir, capaz que les cerró por ese lado. Y después se vio así.
—¿Y el paso por la casa como lo recordás? ¿Te quedaron amigos?
Después de que salimos, fue como un secundario que íbamos a todos lados juntos, entonces te aferrás. Yo hubiese hecho las cosas diferente obvio, ¿no? Pero me hice amigos, con el tiempo hoy por hoy, tenemos un grupo de Whatsapp todos, los de GH2 que se creó hace poco, es divertido, estuvo bueno reencontrarse en esta pandemia con gente que estuvo encerrada. Se acrecentaron más los vínculos.
—¿Está activo el grupo? ¿Quién es el que habla más?
Conti (Gustavo) habla bastante, participa, Máximo también, Lucho, Magalí…hay un mix. Y es muy loco verse 20 años después.
—Cuando saliste de la casa, la primera información que te da Soledad Silveyra, es lo ocurrido con el atentado a las Torres Gemelas, ¿cómo reaccionaste en ese momento?
—Tremendo, porque aparte todos los años desde ese entonces, ahora hace ya 20 años, me mandan el mensaje amigas, o por Twitter, o lo que sea, siempre aparece el video, es mi karma. Yo lo recuerdo…a veces me da mucha ternura y me dan ganas de decirme a mí ahí “tranquila, que no pasa nada” porque el miedo que sentí en ese momento…Yo salí de estar encerrada, vos imagínate el contexto…salía de estar 50 días encerrada, la gente, la primera que veo que me abraza es ella. Me dice “tranquila”, me entra a hacer preguntas de mi experiencia por la casa. Después me pregunta por un ex novio con el cual yo me peleé para entrar y me pega lo de las Torres Gemelas justo al lado. Entonces yo en todo momento pensaba que este pibe había muerto en un avión. Eso era lo que pensaba real en ese momento porque me lo había hilado a una pregunta. Me había dicho: “¿y con tal qué pasó al final?”. “Y nada, recién salgo”, le digo. “Bueno, te tengo que decir algo, pasó algo en el mundo…”. Entonces yo me quería morir, dije “bueno, me lo dice acá me muero”. Mi cabeza no paraba, después fuimos a un corte, me explicó un poco, la producción me tranquilizó. Yo laburando en el aeropuerto encima, fue algo muy trascendental y yo lo viví ahí. Tuve miedo. Dije “estamos, en guerra, no entiendo nada”, fue muy confusa la información. Ella después cuando vino el corte me explicó un poco, yo igual no entendía mucho lo que me decía, si estábamos en guerra acá, allá, no entendía muy bien. Pero al otro día un psicólogo, que te dan ellos, me explicó y me contó lo que había pasado, pero las imágenes las vi mucho después.
—Después de esa primera entrevista, ¿tuviste una charla con Soledad?
—No, después no. Pero era muy copada, me prestaba a la peinadora, a la maquilladora. Divina, pero no hablamos más, ella venía pero solo estábamos un rato con ella. Teníamos más contacto con Badía (Juan Alberto), porque él hacía los debates.
—¿Te hubiese gustado seguir trabajando en el ambiente artístico?
—Tuvimos oportunidades, hicimos un casting, después hubo un programa, Sentí el verano, hicieron una revista también. Pero yo no me sentía cómoda, con los de los juegos sí porque estaba divertido, pero yo no tenía mucho para ofrecer. Todo el mundo me decía “sos re divertida”, boludeces que te dicen cuando sos chiquita, pero no sentía como que podía explotar. Yo quería seguir, pero no encontraba el lugar y así se fue apagando y es difícil después. Y después volver a la vida, también fue muy difícil.
—¿En qué sentido?
—Te tomaban como que estabas agrandada, muchos me conocían antes de GH porque yo laburaba en el contexto del aeropuerto, hacía el check in en una aerolínea, después me fui y obvio, yo quería seguir siendo famosa y te sentís medio un Rolling Stone, pero después te quedás con esa cosa de “no sé si encajo, no sé si sirvo”. Te va deteriorando un poco la autoestima, te puede afectar un montón. Yo tenía un perfil más alto y volví muy apichonada al aeropuerto (donde hoy sigue trabajando, aunque aún no volvió presencialmente por la pandemia), porque también en el programa tuve un perfil medio polémico, era muy combativa y me ponían en lugar…yo entiendo, no lo juzgo, porque yo me metí porque quise, pero no salí con un perfil muy favorecido. En el aeropuerto me ponían cosas “Gran Hermano, andá al confesionario”, todas esas boludeces que te afectan cuando estás insegura. Pero me acuerdo una situación de una cancelación de un vuelo, yo había estado en GH hace un año y medio y un grupo de chicas se me vinieron todas como puteándome porque el vuelo estaba cancelado. Se me mezcló todo, y ahí me volvieron unos ataques de pánico que yo había tenido y fue muy difícil insertarme. La pasé muy mal, pero necesitaba trabajar y volver a la vida.
—¿Te llegó alguna propuesta laboral en ese momento?
—Sí, me llegó en su momento para hacer teatro con el profesor Lambetain, Carlos Sánchez y un montón de gente en Córdoba. Y yo me acuerdo que fui a la prueba de vestuario, y veía que estaba en pelotas, y dije: “yo no sé si me siento tan segura con mi cuerpo”. No me sentí cómoda, dije “creo que por acá no es”. Y después son pude, intenté, fui a canales de música, pero cuando se va apagando, entra a surgir otras cosas, otra gente, y vas quedando relegado.
—¿Tuviste alguna situación incómoda en algún casting después de eso?
—Sí, tuve una situación muy incómoda. Fue horrible, sufrí como un acoso, un manoseo de un periodista muy, muy conocido, un tipo mayor. Yo fui a verlo, tenía un programa que iba a sacar y el tipo me acuerdo que me dijo “bueno, ¿dónde vas? Voy al debate….”, y me dijo “yo te llevo” y cuando estábamos en el auto, yo porque lo veía en el canal muchas veces al periodista, no era alguien ajeno completamente, pero nos encontramos afuera del canal porque era un proyecto que no tenía nada que ver. Cuando me lleva, me tocó la mano, me agarró y me dijo “lo podemos hacer de una manera mucho más cálida, mejor, vos me entendés”. Me bajé, le di un portazo, llegué al canal y lo conté. Me contuvieron, trataron de que no lo vea, sobre todo Beto Badía, fue un tipazo.
—¿Hiciste terapia?
—Sí, porque empecé con estos ataques de pánico que no los podía manejar, la pasé muy mal y lo necesitaba sin dudas. Busqué un centro, una psicóloga y fue una salvación. Hice muchos años terapia.
—¿Cómo fue la vuelta a la vida cotidiana?
—Fue raro. Yo vivía con mi mamá, pero me quedaba muchas veces en Capital en la casa de alguna amiga o prima. Pero volví a mi casa alborotada, cuando salís en la tele el entorno se alborota un poco porque no es algo común. Mi mamá no, siempre con los pies en la tierra. A mi ex novio lo vi porque me mandó un mensaje cuando salí porque él había escuchado mi nominación, y se comunicó. Nos vimos, peor nunca más. Soy amiga hoy por hoy, pero no, el tuvo su familia, yo la mía, pero terminamos bien. Yo me separo antes, me voy de viaje y cuando vuelvo viene lo de GH.
—¿Hoy lo volverías a hacer?
—Sí, distinto, encararía las cosas distintas porque tengo otra edad, pero sí lo volvería a hacer. Pero no ahora con hijos, me muero. Me encantaría un par de días para descansar, pero no tanto (Risas).
SEGUIR LEYENDO: