Los últimos tres meses, la vida de Karina Gao dio un vuelco inesperado y su historia de vida conmovió al mundo del espectáculo. La cocinera de Flor de equipo e influencer en las redes sociales, debió ser internada en el Sanatorio Otamendi por una complicación pulmonar derivada del coronavirus. Y su situación preocupó a todos sus familiares, amigos y seguidores cuando, embarazada de siete meses, debió ser inducida al coma para poder recibir asistencia respiratoria.
El 2 de marzo pasado recibió el alta después de un mes en el que la pasó realmente mal: “Hoy hace exactamente 30 días de mi internación y, para mi sorpresa, ¡hoy es el mismísimo día de mi alta!”, escribió la mujer al dejar el hospital. El 30 de abril fue mamá de su tercer hijo y lo comunicó en su cuenta de Instagram de una manera muy particular: “Hola tíos virtuales de la comunidad. Soy Teo, alias #Bebu3 y ya estoy listo para revolucionarle los días a mis papis”, escribió la cocinera.
Siguiendo con el juego de las casualidades, el bebé nació el mismo día que sus hermanos gemelos, Simón y Benjamín cumplieron cinco años. “Hoy es el mejor día. Teo decidió no perderse la festichola”, escribió Karina desde el Sanatorio Otamendi, al que había regresado pero esta vez para dar luz a su bebé y festejar el cumpleaños de sus hijos.
De estas casualidades mágicas y conmovedoras, de su parto y recuperación paso a paso y de la repercusión mediática que tuvo su internación iba a hablar la cocinera con Jorge Rial y sus compañeros de TV Nostra. Pero antes de presentarla y luego de proyectar un tape con su caso, el conductor no pudo evitar las lágrimas por lo que acababa de ver en pantalla. “Qué historia... es ver cómo la vida le gana a la muerte, cómo se nace en una pandemia mundial y cómo sigue peleándola”, resumió Rial con los ojos llorosos antes de darle pie a Karina, que salió desde su casa vía Zoom, y también estaba conmovida por ver su historia reflejada en el informe.
“Me emocioné”, señaló la influencer, y no era para menos: acababa de ver, como espectadora, el guion que mantuvo en vilo a su público y sus seguidores y que la había tenido como involuntaria protagonista principal. “Todavía lo estoy digiriendo”, admitió la cocinera, a poco más de un mes de haber recibido el alta y a doce días de ser mamá. “Es muy loco, en dos meses pasé de casi morir a dar vida, todavía no me están cayendo mucho las fichas”, agregó la integrante de Flor de equipo, que reconoció que cada tanto se pellizca para comprobar si lo que está viviendo no es un sueño. “Por suerte, todos ustedes me hacen ver que esto es la vida real”.
En este punto, Karina profundizó en el contenido de sus sueños, que fue de lo más variado. De un viaje a Tailandia, país que nunca visitó, a los manjares culinarios mucho más cercanos a su cotidianeidad. En este recorrido, se frenó en un motivo muy particular, una canción en francés que resultó ser una conmovedora historia de conexión con su marido, Dominique Croce, ocurrida en una de las visitas al sanatorio.
“Mi marido me contó que cuando me vino a ver la primera vez, me cantó esa canción que yo había soñado y empezó a disparar todos los parámetros, todos los aparatos médicos”, contó la cocinera con una enorme sonrisa ante la sorpresa y emoción del conductor y sus compañeros Marina Calabró, Ángela Lerena y Diego Ramos. Se armó tanto alboroto con los indicadores médicos que una enfermera ingresó a la habitación a ver qué estaba sucediendo. “Lo encaró a mi marido y le preguntó ‘¿Qué le hiciste?’ ‘Le canté', le respondió él. ‘Bueno, no le cantes más’. Le prohibieron cantar”, reveló la cocinera sobre el reto a Dominique.
“El gran regalo aparte de la vida es todo este amor que me dieron, me desperté sintiendo amor”, reconoció Karina, siempre conmovida por lo que había recibido del público, de sus seguidores y de la comunidad del espectáculo en general. “¿Cómo es el post covid? ¿Sigue siendo duro para vos?”, le preguntó Lerena y la cocinera otra vez empatizó con una realidad cada vez más alarmante.
“Yo tuve mucha suerte en el sentido de que soy joven. Solamente se me atrofiaron un poco los músculos y tuve que hacer rehabilitación. Por la trombosis me tienen que inyectar heparina, sigo con ese tratamiento. Me llevó tres meses recuperarme y todavía estoy al 70 por ciento”; señaló como reflexión y toma de conciencia: “Hay mucha gente que sigue estando, meses, un año de rehabilitación. Esto no es joda, solo tenemos que colocarnos bien los barbijos, cuidarnos y lavarnos las manos”, cerró
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