¿Oíste hablar del mindfulness pero no sabes por dónde empezar? ¿Sabes lo que es, pero querés saber cómo se practica? En un nuevo capítulo de PamLive, Pamela David conversó con Pedro Lisperguer, más conocido como Lysander, autor del bestseller de autoayuda Que lo que pase por ti se transforme y fundador de la Comunidad Mindfulness Internacional. A través de la meditación formal y prácticas informales podés lograr un estado de conciencia superior para vivir el instante y disfrutar este momento. Mira el video, aprendé a hacerlo y transforma tu vida.
—Formaste una comunidad internacional de mindfulness. ¿De qué se trata?
—Nosotros practicamos por mucho tiempo, hace más de diez años ya, todo lo que es la espiritualidad. Y luego, ya hace unos tres años apenas, me di cuenta de ese concepto del mindfulness. Me llamó la atención, empecé a indagar, y me di cuenta que era lo que yo había practicado ya pero sin ese nombre. Es el nombre actualizado y modernizado de lo que es la atención plena, lo que es vivir el presente. Lo que enseñamos nosotros en el mindfulness es que a través de la meditación formal y a través de prácticas informales podemos lograr ese estado de conciencia superior que es tan solo vivir el instante. Es tan solo aprender a disfrutar este momento.
—¿Cómo logramos tener el hábito de esta nueva herramienta?
—Lo primero es reflexionar un poco y ser sinceros con nosotros mismos. Muchas veces no nos regalamos la oportunidad de un espacio. Pasamos el día corriendo, con el trabajo, aunque sea online, siempre estamos ocupados por aquí, ocupados por allá, los quehaceres cotidianos, la rutina, y no nos damos la oportunidad de tener un espacio diario de silencio, de reflexión, de introspección. Primero, es muy necesario que reflexionemos eso: ¿Hasta qué punto me regaloneo yo mismo? ¿Hasta qué punto me doy la posibilidad de abrirme a algo nuevo? Que si yo quiero emprender, si yo quiero lograr el éxito o reinventarme, lo primero que tengo que hacer es volver a mi estado original, que es esa tranquilidad, es esa paz, esa creatividad, esa inspiración, o sea, son tantas cosas. Es darte un tiempo diario, 5 minutos en la ducha, porque no hay excusas. Si quieres en la ducha, en el auto, donde sea.
—¿Empezando con 5, 10 minutos, ya se ven los cambios?
—Por supuesto que sí. Lo ideal es hacerlo todos los días. ¿Cómo empezamos? Lo primero es que el cuerpo esté relajado, que el cuerpo esté distensionado. Hacer lo que le llamo yo un “scan corporal”. Revísate desde los pies a la punta de la cabeza qué parte de tu cuerpo está tensa y suéltala, relájate por completo. Cuando notes la conciencia del peso de tu cuerpo luego te vas a conectar con lo que es la respiración, te concentras en ella: inhalas profundamente, retienes un poco el aire y luego exhalas. Ya el solo hecho de hacer conciencia de la respiración vuelves a vivir el aquí y el ahora. Porque la mente, que siempre está en el futuro o en el pasado, pensando una cosa y otra, con la respiración se desbloquea y vuelve a casa. El mindfulness nace en una piedra angular que se llama budismo, no como religión, sino como filosofía de vida. Cuando tú vuelves a respirar conscientemente, la mente vuelve a casa y estás aquí, y estamos compartiendo, hablando. Lo lindo es eso, porque si activas tu presencia eres capaz de estar presente, no solo contigo mismo, sino con la otra persona. Muchas veces estamos con las otras personas, pero no estamos presentes.
—Siempre estamos pensando en cosas o en lo que hay que hacer. Hay una realidad densa, pesada, que atraviesa a toda la humanidad. ¿Cómo hacemos para quitar esos pensamientos?
—Primero, relajamos el cuerpo. Segundo, respiremos conscientemente. Y tercero, escuchemos los latidos del corazón. Todos estamos desconectados, muchas veces. ¿De dónde nace nuestro cuerpo físico? Todo proviene del corazón. ¿Cuál es el órgano del cuerpo humano que se forma primero, en un feto, por ejemplo, que la criatura recién se está formando? Es el corazón, y de ahí surge la vida. Pero: ¿qué hay detrás del corazón? ¿Por qué los latidos se escuchan en un feto que ni siquiera se ha formado su corazón, inclusive? Se forma el corazón y luego el cuerpo humano. Estamos hablando de que más allá de lo físico, hay algo espiritual en uno.
—¿Cuáles son los beneficios de tomar esto como forma de vida?
—Muchísimos. Quiero recalcar uno, que en el fondo es el principal: vivir el aquí y el ahora. Ser tú mismo. Los demás beneficios son: ayuda a combatir el estrés, ayuda a combatir la depresión, ayuda a aumentar la capacidad de concentración, aumenta la capacidad de la memoria, ayuda a combatir las crisis de pánico que son tan habituales hoy en día, ayuda a combatir el insomnio, que es el comienzo de muchas enfermedades… Tiene un sinnúmero de beneficios y fortalece el sistema inmune. Cuando tú meditas, cuando vives el presente, hasta las células de tu cuerpo ya reciben oxígeno diferente. Si tú vuelves a ser tú mismo, o tú misma, y vuelves a reconectarte contigo mismo, tus células hacen lo mismo. Todo despierta en ti. Todo ese universo que tú eres vuelve a despertar y a darse cuenta de que está vivo y viva. Estamos tan mecanizados que muchas veces no somos conscientes siquiera de que estamos vivos y vivas. Eso es terrible porque en realidad significa que estamos dentro de un sistema y todo lo hacemos por inercia, y no debería ser así.
—Muchas preguntas recurrentes son el insomnio, ataques de pánico, ataques de ansiedad.
—He conocido personas que han pasado por esas crisis y el mindfulness les ha ayudado muchísimo. Constantemente estoy formando a personas en mi equipo para que se conviertan en guías de sesiones mindfulness y otros que se conviertan en instructores de esta ciencia milenaria. Y los resultados son maravillosos.
—¿Cómo fue el día en que decidiste formar esta comunidad?
—Siempre he tenido la inquietud y la necesidad espiritual mía, como un impulso mío, de ayudar al resto. Y sé además que cuando se habla del éxito, la abundancia y tanta cosa, no comienza por ahí: comienza desde el servicio a los demás. Cuando hacés lo que amás y además estás sirviendo a las demás personas, eso es vocación y eso es abundancia. Ahí comienza el éxito.
—Me gustó mucho uno de tus posteos que dice: “Dejemos de tomar el ausentismo de la gente de manera personal, a veces lo que necesitan es aislamiento, ni siquiera se trata de ti”. Nos sentimos el centro de la atención, y a veces el otro está con sus batallas.
—Por eso todos necesitamos ese espacio. Muchas veces lo que se llama soledad no es tan malo como el concepto que uno tiene de soledad.
—Hay personas que se sienten solas, sobre todo en pandemia, con miedos e incertidumbre. ¿Qué se hace con aquel que se siente mal por sentirse solo?
—Nos sentimos solos porque siempre estamos gravitando en la mente. Pero cuando empezamos a pensar no desde la mente sino desde el corazón, a sentir más que pensar, se crea dentro de nosotros una compañía, una presencia en la cual no nos sentimos solos aun estando solos porque estamos con nosotros mismos. No es que llorar sea malo o tener una crisis emocional sea malo. Son momentos, y tenemos que aprender a superarlos. Pero cuando generamos este vacío, esta meditación, esto de sentir más que pensar, se nos genera otro tipo de comprensión, de conocimiento y sabiduría, y nos entendemos mejor. Entendemos por qué reaccionamos en ira, por qué reaccionamos de una manera tan negativa ante una situación. Lo importante es entender que la esencia que está adentro de nosotros, en esa consciencia, hay información que tenemos que sacar a la luz. Para sacarla, la meditación es esencial.
—¿Cómo los encontramos y los sacamos si son tan inconscientes?
—Ahí es importante aprender a observarlos durante el día. ¿Cuáles son los pensamientos y cuáles son las emociones que nos vienen en un determinado estado de consciencia? Cuando nosotros somos capaces de obsérvanos tal cual somos, con defectos y virtudes, vemos esas contradicciones psicológicas y también vemos esa bondad, esa caridad, y por el otro lado la maldad. Si todo eso lo observamos tal cual somos, nos damos cuenta que no somos la mente. Cuando somos capaces de observar un pensamiento nos damos cuenta que no somos los pensamientos. Cuando observamos las emociones, tampoco somos las emociones. Hay algo más, una consciencia que está latente. Y desde la consciencia nosotros nos observamos y ahí comienza el viaje de la transformación porque el conocimiento se abre ante nuestros ojos y comenzamos a tener mayor compasión, mayor amor, más comprensión de nosotros mismos, y nos damos cuenta por qué reaccionamos de una manera u otra, pero sin juzgarnos. El mindfulness nos ayuda a desarrollar eso: no juzgarnos, no culparnos, que es tan terrible eso de la culpa porque mucha gente no logra sus sueños porque tiene un síndrome de la culpa que no se lo saca de la noche a la mañana, hay que hacer un trabajo.
—¿Cómo se detecta la culpa?
—Una de las mejores formas de conocernos a nosotros mismos es observar la vida de nuestros padres. ¿Cuál es el comportamiento de mi padre con el dinero, por ejemplo? ¿Cuál es el comportamiento de mi padre con mi mamá? ¿Cuál es el comportamiento de mi padre con las situaciones de la vida? Ver cómo son ellos. Nosotros, desde niños, fuimos esponjas, y todo el día fuimos recibiendo las impresiones de ellos y absorbiendo lo que ellos eran, y ahí se formó nuestra personalidad. Esa personalidad hoy en día es la base de nuestra vida. Entonces imagínate, cuando un niño recibe puras impresiones desagradables, traumas o miedos, es porque viene de la familia. Viene de los medios de comunicación después, viene de la educación convencional, pero comienza siempre en la familia. De hecho, por ejemplo, el tema religioso… Yo lo he reflexionado mucho y lo he meditado. ¿Dónde se genera la culpa? Según mi opinión, una de las cosas donde más se genera la culpa es en la religión. Allí siembran el tema de la cizaña, el pecado, que te tienes que arrepentir de tal cosa, pero en realidad, ¿será la solución a hacer un cambio en nuestra vida, una transformación general? No. Porque en el fondo lo único que hace esa culpa es enfermarnos, limitarnos. Pero cuando eres consciente de que metimos la pata, que la embarramos, voy a superarlo y voy a aprender de eso es diferente porque rescatas la sabiduría de eso. Pero cuando tú sientes que eres malo por algo, es extraño. Es como algo que se ha sembrado en nuestra psicología, pero no es real.
—Si lo tenés tan arraigado, ¿cómo lo sacás?
—Todo comienza de ese silencio, de ese espacio que yo me doy, de esa reflexión, de esa meditación. La meditación no es para pensar, es para sentir. Cuando tú empiezas a sentir que se abre esa flor de la sabiduría dentro de ti, y cuando se abre esa flor, ella es la que sola, sin que uno piense, razone o intelectualice, te va ayudando a deshacerte de esa culpa que está detrás. Puede ser algo que te implantaron, o dijeron, algo que leíste o lo que sea.
—Te quiero preguntar sobre la reprogramación por miedo de afirmaciones inconscientes para alcanzar el éxito en tu vida personal y de negocios. Eso también es una aspiración. Conocemos muchas frases motivacionales, ¿pero cómo hacemos para interiorizarlas?
—Hay una clave secreta que me gustaría mencionar: fusionar lo que es el mindfulness, o sea, la práctica de la meditación, con las afirmaciones conscientes. Por un lado la emoción en sí, una emoción superior, y por el otro lado las afirmaciones conscientes. Todos los días de la vida te tienes que primero disponer: meditas un ratito, sientes tu corazón, agradeces, lo que te nazca. Luego de eso haces afirmaciones conscientes te dices cosas lindas y te repites cosas como sueños que quieres cumplir, como si ya fueron hechos. Por ejemplo, dices: “Soy prospero”, o “Soy prospera, soy exitosa, soy rica”. Lo que quieras, pero siempre desde la emoción positiva, desde la inspiración. Cuando se junta la emoción con las palabras, que son creativas, se genera una realidad. Porque las palabras en sí, todo lo que nosotros decimos durante el día, crea una realidad. Hay personas que todo el tiempo dicen: “No puedo, qué difícil”, se ponen excusas. Si la persona cambia ese switch y educa el verbo y empieza a decir: “Sí, puedo. Soy capaz. Lo voy a intentar”, y cambia ese switch, su vida va a cambiar. Son cosas que he comprobado en mi existencia y que he estudiado. En el fondo la PNL, que son las afirmaciones conscientes, es la ciencia que estudia la relación de la lengua, el verbo, con el cerebro. Todo lo que tú dices genera redes neuronales en ti, genera realidad en tu cerebro, en tus pensamientos, en tu cuerpo. Es una cuestión increíble. Pero no estamos hablando de pensar en algo, ojo. No estamos diciendo que la mente lo es todo. Estoy hablando de que existe un poder superior que la mente. Y comienza en un sentir: cuando tu sientes paz, tranquilidad, sientes inspiración. Y con tu verbo ejecutás esa inspiración consciente, positiva, constructiva y generás una realidad en tu vida, siempre y cuando sea desde la emoción positiva y con palabras conscientes.
—¿Qué pasa cuando hay emociones negativas?
—En muchas escuelas espirituales dicen que el ego hay que eliminarlo. Yo creo que no hay que eliminarlo: el ego puede ser nuestro maestro, nuestro amigo. El tema es el reprimirnos. O sea, si tienes una emoción de ira, de miedo, de envidia no te juzgues diciendo que eres mala. Simplemente observa ese pensamiento, observa esa emoción, pero no te identifiques con ella. El problema está cuando nos identificamos con esa emoción y ese pensamiento, caemos en él.
—¿Cómo haces para no identificarte?
—Es la práctica, el hábito diario de darte un espacio de silencio. Cuando formas ese hábito diario de meditar y hacer afirmaciones conscientes, cuando pasa cualquier cosa, tú tienes otra forma de verlo. Porque no estás mirando siempre desde la cabeza hacia afuera si no que estás mirando desde acá. Desde el sentir estás viendo las situaciones, y ahí todo empieza a transformarse.
—Un comentario dice: “Identificar la emoción, abrazarla y dejarla ir”. Suena bonito, pero no sé si es tan fácil.
—Me mentiría si dijera que en 10 años me volví un maestro. Eso es mentira. Llevo 15 años en el tema espiritual y todavía para mí es un trabajo. Para mí no está acabado ese trabajo. Siempre seguimos observándonos y sorprendiéndonos de lo que hay en uno y uno no sabía que existía. Está y proviene de algo y no sabés de dónde. A veces puede ser de la niñez. Incluso si tú eres más espiritual todavía puedes pensar que viene de una vida pasada. Es interesante conocerte pero siempre que sea desde la compasión, del amor y del perdón, observarte a ti así para que no te juzgues, para que no te amargues la vida. Hay que verlo como un viaje, no como algo obligatorio: conocerse a sí mismo es parte de la vida. Si tú te descubres a ti mismo descubres ese Dios que hay en ti. Porque también todos somos dioses, todos tenemos ese Dios interior. No existe un Dios castigador que está arriba de la nube, allá lejos. Dios está dentro de cada uno de nosotros. Nos vamos complicando a medida que pasa el tiempo en vez de irnos simplificando. ¿Por qué sucede esto? Sucede por lo mismo: porque siempre estamos en la mente pero no nos damos la oportunidad de sentirnos. A voluntad, poner la mano en el pecho, sentir los latidos del corazón, cerrar nuestros ojos y poder apreciar esa presencia que está en uno. Preguntémosle a ese sentir, a ese estado de paz, de silencio: ¿qué me quieres enseñar? Y él te va a enseñar en secreto, porque no es necesario que te diga una palabra.
—Aquellos que están pasando por algo feo, que todavía no tienen el hábito de hacerlo y quieren iniciarse en esto, ¿qué les decimos? ¿Qué hacer con los pensamientos y emociones catastróficas?
—A una persona muy nerviosa o que tiene esas crisis de pánico, depresión o lo que sea, no es solamente una práctica de meditación porque quizá esa práctica en vez de tranquilizarlo lo va a desesperar, porque no puede parar de pensar. Recomiendo empezar con lo más básico: tomar gotitas de tintura de valeriana, que son naturales y te ayudan a bajar los niveles de ansiedad, de estrés, presión. Después, cuando la persona ya se relaja y está más calmada, darle un hábito, por ejemplo, cuando camines, mírate a ti mismo y no al suelo. Pon el mentón en alto, mira de frente y respira profundo. Hay que enseñar a respirar bien, desde los pulmones. Después ya meditar.
—Si empezás hoy, ¿cuando ves los resultados?
—Se dice que en un plazo de 21 días si eres permanente, si eres constante, si tienes continuidad de propósitos. No podemos esperar resultados de la noche a la mañana. Es imposible. 21 días de un hábito distinto pueden cambiar tu forma de ver la vida, tu forma de pensar, tu forma de sentir, tu forma de actuar.
—¿Hay algún horario del día que sea el ideal?
1En mi caso, cuando me despierto trato de meditar un rato en mi cama, agradezco, me conecto con el tema de los verbos, empiezo a afirmar conscientemente cosas… Después en la ducha, ya es otra sesión para mí donde me reconecto y digo afirmaciones conscientes o hago un mantra. Ya después en la calle, mientras manejo. Pero eso ya es desprogramado porque no tengo un horario para eso.
—¿Cómo aprendemos a enfrentar a aquellas cosas que tenemos miedo y qué pasa cuando finalmente las enfrentamos?
—Primero, hay que ver de dónde proviene el miedo. Una vez, a un gran maestro le preguntaron quién es Dios para él. El maestro lo único que hizo fue suspirar hondo. Solo respiró y exhaló. Significa que la vida para él es Dios. Sin palabras, sin creencias. Solo una acción muy directa de lo que somos. Volviendo al miedo, la mente, los pensamientos o las creencias generan un miedo. Cuando tú te das cuenta que el miedo proviene de un pensamiento, de una creencia, el miedo automáticamente desaparece. Ahora, ojo. Cuando tú ya tienes un miedo muy arraigado a algo, enfrentar el miedo suele ser la mejor opción para superarlo. Si eres muy tímido o tímida, tienes que generar eventos conscientes en los cuales te expongas a hablar en público. Te lo digo porque me tocó hacerlo y en la adolescencia dije: “No puede ser esto”. Con un amigo me subí a cantar en los micros, salía a hacer mimo en la calle…
—Uno de tus libros es Que lo que pase por ti se transforme. ¿De qué depende?
—Todos tenemos un potencial interno: tenemos el poder de transformarlo todo. Todos somos abundancia, todos somos ricos y ricas internamente. El tema es reconectarte contigo, darte el espacio para reconectarte. No hay que buscar las cosas afuera, todo está dentro nuestro. La máxima riqueza está adentro de uno: la salud, la abundancia, el éxito, todo está dentro de ti. No tienes que ir a buscarlo, tienes que reconectarte con ello.
—Es retar a la gente a que lo pruebe, a que lo hagan. Sea por lo que sea que estén pasando.
—Cuando uno vibra en un estado diferente, uno no entiende las demás cosas. De hecho uno se cierra y no quiere escuchar a nadie porque está pasando un proceso oscuro en su vida. A veces hay personas que les cansa andar diciendo a cada rato todo lo que puede hacer el otro para mejorar. La misma persona le tiene que nacer preguntarse y decir ¿cómo salgo de aquí? ¿Cómo puedo lograr ser mejor? Tiene que nacer de cada persona. Uno lo único que puede hacer es ayudar con un poquito de luz, dejar un mensaje directo, alguna palabra linda, nada más. Pero cuando ya llega esa palabra a esa persona y surge la inquietud ahí hay que aprovechar y ahí hay que ayudar más todavía. Siempre es gradual, de a poco.
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