La época de oro en la que el espectáculo nacional tuvo, entre tantas figuras, una gran riqueza de artistas dedicados a la comedia y a las imitaciones, parece haber quedado en el olvido. Pero gracias al archivo cada tanto podemos recordar esos personajes que nos hicieron pasar momentos de mucha diversión. Uno de ellos, a quien principalmente se lo recuerda recreando la voz del relator de fútbol José María Muñoz, más los mil y un sonidos que se le podían ocurrir en cada una de sus intervenciones en programas de televisión, cine o teatro de revistas es Jorge Troiani (75).
Actor, imitador y relator deportivo, como él se define en esta nota con Teleshow, se trata de uno de los artistas que compartió sus habilidades con grandes de la escena que van desde Alberto Olmedo a Jorge Porcel, pasando por Moria Casán, Zulma Faiad, Jorge Corona y Tristán, hasta su gran compañero y compinche en películas como Los colimbas al ataque y Rambito y Rambón, primera misión, el entrañable Carlitos Russo.
“A pesar del encierro estamos haciendo cosas porque no es un encierro total… ¡No es una cadena perpetua! -dice con humor Troiani-. Puedo ir a realizar compras a un supermercado chino, a una farmacia y hacer otros mandados. También me doy una vuelta por la Asociación Argentina de Actores para ver cómo está funcionando todo lo que tiene que ver con la vida económica, más allá de que no hay laburo”.
Volver es uno de los canales que actualmente reitera, durante varios días al mes, filmes en lo que ha participado. Por lo tanto sus apariciones le siguen redituando, aunque sea de manera mínima.
En cuanto a su actual vida profesional, Jorge cuenta: “Íbamos a ir este verano a Mar del Plata con (Jorge) Corona, pero la pandemia estaba brava y decidimos quedarnos en casa. Tenemos expectativas para hacer algo los dos durante el invierno en Buenos Aires. Por ahora esos son los planes laborales. Yo tenía un espectáculo programado en Caseros que se llamaba Show por Cuatro, y justo vino otra vez el encierro y tuvimos que suspender, a pesar de que habíamos vendido muchas entradas. Por suerte la gente no reclamó las entradas y nos aguanta hasta que volvamos otra vez”.
Troiani vive con su hermana Susana, dos años mayor que él, en el barrio de Belgrano. “Toda la vida fui soltero. Tuve aventuras con mujeres, como cualquier hombre, más en el ambiente en el que está uno. Yo trabajé en espectáculos donde había muchas bailarinas y vedettes, como era el caso de la revista porteña y algún que otro show que uno hace, o temporadas durante en el verano”.
“A los 20 la pasaba bárbaro, a los 40 la mejor edad, a los 60 es como que tenés todo bien en claro y ahora, a los 75 que tengo, estoy disfrutando y agradeciendo que llegué hasta acá”, sostiene el artista, que nunca fue papá. “Con todas las aventuras que tuve con mujeres no llegamos a ninguna oportunidad de casamiento”, reafirma, a pesar de que Wikipedia en su descripción destaca que tiene siete hijos, con nombres incluidos. “No tengo hijos. Aclaralo, por favor...”, pide.
“Gané mucha plata y puedo vivir sin trabajar, además, de tener una buena jubilación. Pero el rico no se salva del ataque al hígado o de la muerte. Somos lo mismo”, aclara el hombre que participó con la voz relatora de José María Muñoz en la película argentina que ganó el Oscar en 2010, El secreto de sus ojos. “Fue una satisfacción muy grande que te dirija Juan José Campanella. Es como jugar con Maradona o Messi”, reconoce.
“Por suerte no estuve ninguna tentación de agresión sobre mi cuerpo”, responde ante la pregunta sobre si había alguna vez había tenido alguna adicción en su momento de mayor fama y popularidad en el ambiente artístico.
Jorge Troiani nació el 3 de diciembre de 1945 cerca del Parque de la Independencia, en Rosario. A los seis años llegó a Buenos Aires con su familia de clase media. “Nos vinimos porque le salió a mi padre un trabajo. Nosotros éramos seis hermanos y ahora quedamos mi hermana y yo. Mi papá era abogado y mi madre una ama de casa de las de antes”.
“Simpaticé mucho por Newell´s y Rosario Central, pero mi hermano cuando estábamos en Buenos Aires me llevó a La Bombonera y ahí me hice de Boca. Somos fanáticos, pero reconocemos cuando jugamos mal”, expresa sobre ese recuerdo que lo lleva muy presente.
Telecataplúm, La revista dislocada, Telecómicos, Los hijos de Lopéz, Mesa de Noticias, Feliz Domingo y Ritmo de la Noche fueron algunos de los tantos programas en lo que fue parte el actor. Y no podemos dejar de mencionar El Telo y la Tele, la película de Hugo Sofovich con la cual debutó en la pantalla grande. “De esa época me quedaron muchos amigos como Corona, Nito Artaza, Romerito y Osvaldo Principi, entre otros. Cada vez que me encuentro con ellos hay un trato muy bueno”, comenta. En teatro, participó en más de 20 obras dedicadas a la revista y al café concert.
“Uno gracias a Dios tiene que agradecer porque sigue estando en vidriera. Mucha gente en la calle me sigue recordando. Hasta el día de hoy veo las películas y me sigo riendo. Olmedo se destacó mucho porque era el ‘gracioso del barrio’ y lo llevó a la televisión. Porcel era un talentoso y sabía mucho de esto, pero era medio seriote. Tiene fama de jodido pero no es así, fue un tipo de un talento increíble que cantaba y bailaba. Él me contaba que disfrutaba mucho de hacer este tipo de películas”, rememora al ser consultado sobre su relación con una de las duplas más taquilleras del humor nacional.
En cuanto al escaso humor que hay en estos tiempos, muy lejos de aquellos años de esplendor que hicieron grande al género, el también relator analiza: “Siempre digo que en la Argentina hay imitadores muy buenos. El imitador siempre, al llamarlo para ciertos espectáculos, tiene que actuar; cuando Fredy (Villarreal) hace teatro, actúa también en la obra que hace. Pero la mayoría son buenos. Lo fundamental del imitador es que dentro de lo suyo haga reír, y la mayoría hace reír bastante. Pachu (Peña) está pasando un gran momento, ya es gracioso de por sí”.
En la charla, no puede esquivar hablar sobre política, refiriéndose al la gestión del Gobierno. “Está en la pelea. Yo a (Alberto) Fernández lo veo a un papá con muchos hijos, y uno de los hijos está infectado y debe ser difícil para un padre manejar una familia con un hijo infectado que no contagie a los demás. Entonces, está bravísimo”.
“Yo no se lo deseo a ningún gobierno del mundo gobernar con esto, es muy difícil porque se le viene toda la economía encima y todos los problemas. Argentina ya es difícil, imagínate ahora con esto -destacó-. Acá no tiene que haber banderismo. Ponete de acuerdo porque no podés pensar en tu partido. ¡Qué importa tu partido…! Y hagan la cosa lo mejor posible para uno. Es terrible: ni con lo que está pasando mejora la grieta, es increíble...”.
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