Hijos no reconocidos, luchas de poder y más de una traición. Conflictos de egos, problemas de adicciones, romances tórridos y el sexo como vehículo de perdición. ¿Más? Peleas familiares, una misteriosa desaparición y millones en juego. La historia de Luis Miguel supera el guion del mejor culebrón mexicano que alguna vez se haya escrito. Registrada por la televisión desde que tenía 11 años y retratada por los flashes a lo largo de buena parte del planeta, la vida del cantante mexicano aun hoy está signada por la mentira y el misterio. Y aunque la ficción de Netflix, Luis Miguel, la serie, haya llegado en 2018 para echar luz sobre algunos aspectos de la vida del astro, aún hay muchos puntos por deshilvanar y contextualizar para comprender quién es realmente Luis Miguel.
Especializado en espectáculos, Ernesto Buitrón es uno de los periodistas jóvenes de México que más sabe del tema. Tiene 38 años, vive en el Distrito Federal y trabaja en el programa Hoy, de Televisa. Antes estuvo en Venga la alegría, de la Tv Azteca, en Imagen Televisión y en Suelta la sopa, de Telemundo. Sus respuestas dejarán perplejo a más de uno.
—Marcela Basteri desapareció a mediados de los años ´80, ¿qué se cree popularmente en México acerca del paradero de la mamá de Luis Miguel?
—Acá se cree que Luis Rey desapareció a Marcela Basteri para quedarse con el dinero de Luis Miguel. Pocos han investigado este tema. Porque cuando Luis Miguel estaba en el estrellato, Luis Rey tenía negocios con Arturo El Negro Durazo, que era el jefe de la policía y tenía injerencia en la política mexicana y puntualmente con el PRI, que era el partido que estaba en el poder. Si Luis Rey la mató, Durazo nunca iba a meter la mano en ese tema. No iba a investigar. Y siempre hay que recordar que en un principio Luis Miguel pensó que su mamá los había abandonado. Había pasado un tiempo cuando quiso saber qué había pasado con ella. Y, de todas maneras, no lo hizo público porque todo lo mantenía en privado.
—¿Tampoco los medios quisieron ahondar en el tema?
—En aquel momento, muy pocos pudieron hacerlo. El poder policial y político era muy fuerte. Yo le he hecho varias notas al famoso actor Andrés García y me confirma lo que todo el mundo cree: que Luis Rey mató a Marcela Basteri por el dinero. García es un personaje central. Es el hombre que apoyó desde el principio la carrera de Luis Miguel. Luis Rey le pidió como un favor que lo llevara a la televisión y así lo descubrieron. Además, Andrés García ayudó económicamente a Luis Rey y a Marcela Basteri en aquellos comienzos. Y tan cerca estaba de la familia, que Luis Miguel siempre pensó que en realidad él era su padre biológico.
—¿Luis Miguel tiene dudas en ese sentido?
—Sí. Y de hecho se lo preguntó directamente a Andrés García, en El Paraíso, su casa de Acapulco. Porque siempre lo vio como una figura paterna y era un hombre guapo, nacido en República Dominicana, pero que triunfó en México. García, obviamente, lo negó. “No soy, pero me gustaría”, le dijo. Siempre siguieron muy vinculados, pero se pelearon hace poco, cuando el actor le llamó la atención por otro tema… De todas maneras, García sigue teniendo muy buena relación con Alejandro Basteri, el hermano menor de Luis Miguel.
—Volviendo a la muerte de Marcela Basteri, ¿cómo fue que Luis Miguel contrató al Mossad (el servicio de inteligencia israelí) para saber qué había pasado con su mamá?
—A través de su amigo, Miguel Alemán Magnani, cuya familia formaba parte del poder político. Él fue quien lo contactó con Federico De la Madrid, que era el hijo del presidente Miguel De la Madrid. Luis Miguel tenía muchos vínculos con el poder. Así fue como logró que el Mossad investigue. A esta altura, en México se cree que él sabe qué paso con la mamá, pero que nunca quiso hacerlo público.
—¿Hablaba de sus dudas con sus amigos?
—Tenía un círculo muy cerrado con Carlos Pietrasanta, conocido como Gardel, que era su confidente y dueño de Baby Oh, la discoteca emblemática de los ’90 en Acapulco. El es quien lo ayudaba a esconderse de los paparazzi y le daba los lugares para poder salir con mujeres. También era amigo de Roberto Palazuelos, de Jorge Van Rankin y de Toño Mauri. Yo he entrevistado a muchos de los amigos muy cercanos de Luis Miguel y siempre dicen lo enojado que estaba con su papá. Eso Luis Miguel quiso dejarlo en claro con la primera temporada de la serie. Porque la hizo como catarsis. La usa para ventilar toda su vida, pero no deja que sus vínculos más cercanos hablen con la prensa. Todos saben que si hablan, Luis Miguel se van a enojar. Eso incluye a la mamá y la abuelita de Michelle Salas, así como a sus amigos de la juventud.
—¿Qué injerencia real tiene Luis Miguel en lo que cuenta la serie de Netflix?
—Es productor. Luis Miguel tenía problemas legales con quien había sido su manager, William Brockhaus, y podía ir a la cárcel o tenía que pagar una suma dinero que no tenía para resolverlos. Entonces Miguel Alemán Magnani le propuso hacer el proyecto de la serie que hace Grande Producciones para Netflix. Tuvo que firmar papeles muy importantes para cobrar. Además, conozco periodistas que son asesores de la serie y me cuentan que Luis Miguel inspecciona cada capítulo de cada una de las dos temporadas. En la primera hubo un problema porque no le gustó cómo estaba escrito lo que tiene que ver con la historia de la madre. De hecho mandó a cambiar los guionistas mexicanos por unos colombianos. Porque así se maneja Luis Miguel.
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