Entre los efectos colaterales del coronavirus, el confinamiento afectó la dinámica de las convivencias, especialmente las de pareja. Y como muchas otras, la que conforman Ricardo Darín y Florencia Bas atravesó un desafío que, según consideró el actor, pasaron “con una nota bastante buena”.
“Una vez más, agradezco profundamente estar cerca de Florencia. Porque la vida al lado de ella es genial en muchos sentidos. A mí me ha rescatado de setenta mil cosas. Nuestra dinámica del vida, como en casi todos los casos, no es estar las 24 horas del día juntos. Entonces ahí está puesta a prueba la relación”, dijo Darín en una entrevista radial con Catalina Dlugi (Agarrate Catalina, La OnceDiez).
“Y eso no significa que no tengamos roces o que uno en algún momento no se harte un poco de escuchar al otro todo el día”, admitió sobre los escollos de la cuarentena. Para sortearlos, dijo que la receta que aplicaron fue “con mucho amor, porque nos queremos mucho, nos conocemos, hay mucho humor. A veces nos miramos y somos dos viejitas mirando televisión y nos causa gracia. Son cosas que le pasan a todo el mundo y que son pruebas, muy a fondo, de una relación. Y creo que nosotros nos sacamos una nota bastante buena”, consideró.
Pero sin dudas lo diferente que la pandemia les planteó a la dupla Darín-Bas fue por el lado de lo deportivo: ella se animó a acompañarlo en el tenis. “Hacemos mucho ejercicio juntos, salimos a caminar, sacamos a los perros a caminar, hacemos bici o andamos en una cinta. Ahora empezamos a jugar al tenis, cosa que ella nunca en la vida quiso. Como me ve como un estúpido siempre con tenis, dijo: “Bueno, voy a aprender”. Estamos yendo a jugar juntos y nos divertimos mucho”, dijo el papá del Chino y Clara.
“Parecía que caminaba por la calle y que tenía un seguidor que la seguía a ella sola. Era como una cosa radiante, que iba caminando por la calle. No pude resistirlo, no lo pude resistir”, describió Ricardo sobre la primera impresión que le causó conocer a Florencia en una noche de fines de 1987, caminando por una avenida Corrientes todavía titilante, después de las funciones y a la hora de la pizza. “¿Ella te aceptó enseguida?”, le preguntó Catalina. “No, no. Por suerte no, ¡eso me gustó más todavía! Es más, me confesó que yo mucho no le gustaba, que no era mi fan ni nada por el estilo”, recordó Darín.
Luego habló con cariño del andar por un camino que transitan juntos hace más de treinta años: “Fue muy lindo y es muy lindo: el resultado de eso es haber tenido la posibilidad juntos de armar un equipo como el que armamos con el Chino y Clara. Los vemos a ellos y estamos cada vez más orgullosos”, sintetizó.
En la charla, el actor contó que venía “muy emocionado” por un ensayo general de ART, que en la próxima temporada lo tendrá en el rol de director junto a Germán Palacios: “Hay una revitalización del conflicto sobre el escenario que es muy interesante”, adelantó sobre el desafío que afrontará el elenco compuesto por Pablo Echarri, Fernán Mirás y Mike Amigorena.
También, espera que “en los primeros días de julio” pueda comenzar el rodaje de la película sobre el juicio a las juntas militares que dirigirá Santiago Mitre: de título aun no definido (”Creémos que va a llamarse 1985″), Darín interpretará al fiscal Julio César Strassera y, además, será uno de los productores del film. “Estamos tratando de lograr un punto de equilibrio entre la época, siendo rigurosos, pero al mismo tiempo queremos tener un poco más de libertad, porque es la manera. Lo interesante es lo que se cuenta, cómo y qué es lo que ocurre con ese conflicto, como intentaron resolverlo”, dijo el protagonista de La Cordillera, Carancho y Perdido por perdido, entre muchas otras.
Antes de despedirse de Catalina, Darín dejó “un recuerdo para un actor maravilloso, extraordinario, que tuve la oportunidad de trabajar dos veces con él y que ayer nos dejó, que se llama José María Marcos”. De 71 años, el actor falleció luego de una complicación hepática: “Era un tipo increíble. Cuando me enteré de su muerte, me agarró una tristeza infernal, estuve llorando todo el día. Lo quiero despedir como se merece, porque era un grande sin estridencias, no era famoso: era un grande de verdad. José María Marcos. Me pongo de pie”, lo saludó su colega Ricardo.
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