Las películas más taquilleras de la década del 70 tenían nombre y apellido. Tiburón era la obra maestra de Steven Spielberg y La guerra de las galaxias era la creación de George Lucas. Estos jóvenes habían logrado que los géneros cinematográficos volvieran a ser lo que habían sido en la época del Hollywood clásico. Para los cinéfilos, era un sueño hecho realidad pensar que ambos talentos pudieran unirse en un mismo proyecto.
Después de la revolución cultural que vivió el cine en la década del sesenta y la corriente realista y cruda que marcó gran parte de la década del setenta, los espectadores estaban necesitados de un entretenimiento como los de antes. Si lo hubieran propuesto diez años atrás, no les hubieran prestado atención, pero después de La guerra de las galaxias y Tiburón, nadie podía dudar del talento y la visión de George Lucas y Steven Spielberg.
Spielberg tenía la idea de hacer una película de James Bond. Pero George Lucas le dijo: Tengo algo mejor que James Bond para vos. Y le presentó al personaje que sería Indiana Jones. Un aventurero de la década del 30, como los del Hollywood clásico, como los de los seriales que se veían los sábados en todos los cines del mundo. Una aventura simple, pero muy, muy entretenida. Después de Encuentros cercanos del 3er tipo, es posible que Spielberg hubiera tenido reparos con la propuesta, pero el estreno de 1941 fue mal recibido y el director pensó que era un buen momento para ir a lo seguro. Dejó de lado el sueño de James Bond y decidió divertirse con la propuesta de su amigo. Solo restaba elegir al actor que encarnaría al héroe.
Ya establecido que el personaje se llamaría Indiana Jones, lo más difícil era que su intérprete estuviera a la altura de la aventura. Había dos candidatos principales: Uno era Tom Selleck y el otro, el favorito, era Harrison Ford. George Lucas había dirigido a Ford en American Graffiti y en La guerra de las galaxias. Y aunque en Los cazadores del arca perdida George Lucas era solo el productor, tenía miedo de que lo asociaran siempre al mismo actor. Steven Spielberg quería a Ford, aunque aceptó que Lucas manejara a Tom Selleck como una opción. Por sus compromisos con la serie Magnum, Selleck tuvo que rechazar el papel, que finalmente quedaría, como todos sabemos, en manos de Harrison Ford.
En su momento Steven Spielberg no pensó que estuviera haciendo una película importante. Él pensó Los cazadores del arca perdida como un film clase B. Puro entretenimiento y nada más. Lo que tal vez ni Lucas ni Spielberg sabían es que ese personaje iba a transformarse en un éxito de taquilla a nivel mundial. Y que todo el cine de aventuras, a partir de ese allí, se iba a fijar en Indiana Jones. Las imitaciones, referencias y homenajes a Los cazadores del arca se multiplicarían hasta el día de hoy.
La historia es muy sencilla pero irresistible. Hay una reliquia, el Arca de la Alianza, hay un arqueólogo aventurero, hay una mujer de armas tomar, Marion, interpretada por Karen Allen y nuestros héroes pelean por ese tesoro contra los nazis. La fórmula es simple pero espectacular, y la película sigue siendo, como lo fue en su estreno, una de las películas más divertidas de la historia. El sentido de la aventura es tan perfecto como el sentido del humor. Es una de esas películas que los espectadores amaron ver una y otra vez en el cine.
La música, hoy un clásico, está compuesta por John Williams, el mismo de La guerra de las galaxias y Tiburón. Los rubros técnicos son de un nivel inusual para cualquier película y Spielberg aprovecha la ligereza del relato para poner en imágenes todo su talento y habilidad para la narración. Con mucha cinefilia y un diálogo permanente con el Hollywood clásico, la película es una declaración de amor por el cine popular. Recordaba a cada momento la época en la cual el cine era el mejor escape para olvidarse de los pesares cotidianos. Ojalá Hollywood entendiera nuevamente esto.
Cuando se estrenó el récord de taquilla fue absoluto, pero además obtuvo una gran cantidad de premios y fue muy prestigiosa. Para los críticos significó un regreso al viejo Hollywood y aunque Spielberg todavía no era valorado todo lo que merecía, la película fue muy bien recibida.
Ocho nominaciones al Oscar consiguió. Ganó cinco en los rubros técnicos, pero es verdad que también fue nominada a mejor película y mejor director, algo sorprendente para esta clase de títulos. Fue un antes y un después para George Lucas, para Steven Spielberg y para la historia del cine. Se hicieron tres películas más y una serie, entre otras cosas. El cine, la televisión, la literatura y los videojuegos se vieron marcados por el personaje. Su peso cultural se instaló de forma definitiva. Para Harrison Ford, quien ya tenía en su haber el personaje de Han Solo en La guerra de las galaxias, este fue el punto más alto de su carrera y se terminaría convirtiendo en el actor más taquillero del siglo XX.
Todos recordamos las grandes escenas, desde el comienzo con la piedra gigante que está a punto de aplastar al héroe hasta el Arca de la Alianza siendo implacable con los nazis. La música es fácil de evocar para todos y el raje de Indiana Jones es reconocible en cualquier lugar, con su sombrero, su campera y su látigo. Se cumplen cuarenta años del estreno de Los cazadores del arca perdida, el nacimiento de Indiana Jones, un héroe como los de antes.
Disponible en Netflix
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