Rodolfo García, fundador de Almendra y amigo íntimo de Spinetta, tiene muerte cerebral

El músico de 74 años sufrió un ACV. Influencia indiscutible para las nuevas generaciones de bateristas, cuenta con una trayectoria tan extensa como intachable en la escena nacional. En 2014 fue nombrado Director Nacional de Artes

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Rodolfo García con los palillos
Rodolfo García con los palillos y en su mundo: al pie de la batería (Foto: Facebook)

En épocas donde la vida estaba atravesada por el colegio, la colimba, el rock naciente y la amistad, Rodolfo García conoció a Luis Alberto Spinetta y junto a Edelmiro Molinari y Emilio del Guercio armaron Almendra. “Los juglares en mi tierra natal, se han perdido, nunca más volverán”, cantaba García en “Campos verdes”, desde su banqueta de baterista. Fue uno de los singles que primero pegaron del grupo, de esos temas inolvidables que pasaron inmediatamente a formar parte del cancionero popular argentino.

Hoy, Rodolfo enfrenta un cuadro irreversible: este miércoles sufrió un ACV -se desmayó en su casa- que le provocó muerte cerebral, pese a que fue intervenido de urgencia. Justo él, que fue un juglar en su tierra natal. Y como también dice la canción, no es verdad que todo es como ayer.

“Campos verdes”, Almendra (Video: Youtube)

Rodolfo García vivía muy cerca de la casa de Spinetta, pero no iban al mismo colegio, ni tenían la misma vida. Cuando se conocieron, Luis tenía 13 años y cursaba en el San Román. Por ese entonces Rodolfo ya había cumplido 17, hacía el industrial en el Manuel Belgrano de Floresta y, además, trabajaba en un taller mecánico.

García tenía una banda llamada Los Larkins y lo invitó a su joven colega a sumarse. Así empezaron. El grupo cambió varias veces de nombre y terminaron siendo Los Mods, que después se fusionaron con Los Sbirros, y de ahí salió la semilla de Almendra, ya con Del Guercio y Molinari adentro.

Mientras yo terminaba la colimba nos escribíamos cartas, fantaseábamos con que el grupo iba a matar. En marzo del 68 me dieron de baja y ahí comenzó la historia”, recordaba García para el libro Spinetta. Crónica e iluminaciones, del periodista y escritor Eduardo Berti.

Antes de terminar el año ya estaban en el estudio grabando como Almendra el primer simple que incluía “Tema de Pototo” y “El mundo entre las manos”. En 1969 tocaron en vivo y en 1970 sacaron el disco homónimo, el de la famosa tapa dibujada por el Flaco. En 1970 sacaron otro disco y se separaron, aunque Rodolfo no quería.

Almendra, liderada por el Flaco
Almendra, liderada por el Flaco Spinetta, es una de las raíces del rock nacional; a la derecha, Rodolfo García

“Yo estaba en desacuerdo con la separación, porque consideraba que el grupo estaba comenzando una nueva etapa. En ese momento se dijo: ‘No nos dividimos, nos multiplicamos’. De alguna manera fue cierto porque de Almendra salieron tres grupos: Pescado Rabioso (Luis), Color Humano (Edelmiro) y Aquelarre (Emilio y yo). Pero en realidad no habíamos decidido multiplicarnos, sino que nos dividimos porque no nos bancábamos más seguir juntos”, explicó García en el libro de Berti.

Con Aquelarre, García exploró otras facetas musicales, con un estilo más del blues, con algo de la experimentación del jazz y otras letras. Eran todos más grandes: García en la batería, Emilio del Guercio en el bajo, Héctor Starc en guitarra y Hugo González Neira en teclados. Todos ponían voces y esa combinación también le dio un color particular a este grupo que abrió otro capítulo en la historia del rock argentino marcando el pulso de la década del 70.

La relación de amistad entre García y Spinetta nunca se cortó y en 1973, ya con Aquelarre en marcha, el Flaco lo llamó para participar de Artaud. Si bien se suponía que iba a ser el tercer álbum de Pescado Rabioso, terminó siendo un solista de Spinetta con amigos, y García estuvo ahí, como siempre.

Emilio Del Guercio le muestra
Emilio Del Guercio le muestra a Catarina Spinetta el dibujo que le regaló El Flaco, en una imagen del documental sobre la vida de Spinetta que produjo National Geographic

En 1975 desembarcaron con Aquelarre en España y llegaron a la RTVE, donde los recibieron en un programa especial, dedicado solo a ellos. “En Argentina están considerados como uno de los grupos de música avanzada más importantes que existen, por ello su actuación tiene un interés especial para nosotros, porque por primera vez podemos escuchar un grupo argentino no folclórico”, anuncia el presentador antes de comenzar a entrevistarlos.

Una de las preguntas va para Rodolfo: “¿Conoces el ambiente musical de América Latina?”. García habla de Uruguay, de Brasil, y reconoce no saber qué pasa en el resto de los países. No mentía: el movimiento del rock argentino era único. Después de hablar un poco de sus comienzos, la banda ofreció un show en vivo que hoy, a más de cuatro décadas de haber sido grabado, se destaca por la calidad de su sonido.

“Violencia en el parque”, Aquelarre (Video: Youtube)

La evolución nunca dejó de estar presente en la carrera de Rodolfo y en 1978, después de darle un cierre a Aquelarre, comenzó una nueva aventura llamada Tantor. Acompañado otra vez por Héctor Starc y con la incorporación de Carlos Alberto Machi Rufino en bajo y voz, el trío desarrolló un estilo progresivo y se decidió por la música instrumental: seguían experimentando.

Con los años, García participó de otras bandas amigas, creó nuevas agrupaciones, volvió alguna que otra vez con sus viejos compañeros, y en 2014 fue nombrado Director Nacional de Artes por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

“Tocar la música de Spinetta siempre es un honor. Para mí es la amistad más larga que tuve en mi vida, tuve esa suerte, pero además es uno de los más grandes poetas y músicos que nos dio esta tierra. Siempre es bueno recordarlo como a él le gustaba: tocando”, dijo en 2019 para una entrevista con Tiempo Argentino. En ese entonces toda su energía estaba puesta en Jaguar, el proyecto que tenía con Lito Epumer, Dhani Ferrón y Julián Gancberg. Rodolfo no paraba de tocar.

"Canción del lugar", Jaguar (Video: Youtube)

Empezó con el acordeón, como su papá, pero enloqueció con el rock and roll de Little Richard y se pasó a las cacerolas de su madre, que se convirtieron enseguida en su primera batería. Escribió algunas de las páginas más importantes de la enciclopedia del rock nacional y sentó las bases de una escena enorme que lo recordará por siempre. Rodolfo García tiene 74 años, y su memoria se lleva consigo el ritmo de toda una generación.

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