Jueves de súper última chance, gala de ahora o nunca en la segunda temporada de Masterchef Celebrity. En la semana de revancha, cuatro cocineros se midieron por el último lugar en el balcón y el correspondiente pasaporte al domingo de regreso, donde uno de ellos se reincorporará al exitoso reality gastronómico de Telefé.
Abajo, en el nerviosismo de las estaciones de cocina, Daniel Aráoz, Juanse, Hernán Loco Montenegro y Cae se jugaban su última aventura para continuar en la competencia. Arriba, en la tranquilidad del balcón, Flavia Palmiero, Fernando Carlos, Mariano Dalla Líbera y Sol Pérez seguían atentamente lo que ocurría con sus compañeros y se animaban a dar algunos consejos. El desafío consistía en la elaboración de cuatro presentaciones diferentes en base a espinaca. Faltaba poco tiempo para que unos y otros estén más cerca de lo esperado.
Promediando el desafío se escuchó el ruido de la sirena, con todo lo que eso significa. El que tomó la palabra fue Damián Betular para informar la decisión que había tomado el jurado: “Hoy voy a cumplir un sueño. Los cocineros que están en el balcón, que siempre dan indicaciones y son los mejores, hoy van a tener la oportunidad de ayudar”. Como ganador de la prueba inicial, Aráoz fue el encargado de armar las duplas: Sol con Cae, Fernando con Juanse, los dos Locos y él eligió a Flavia, para que lo asesore en la difícil tarea de elaborar un risotto.
Luego, otra vez el sonido paralizó los corazones masterchefianos. Esta vez, la consigna fue más compleja. Los del balcón debían emplatar lo que habían preparado los de las cocinas. Flavia se disponía a seleccionar el color de la vajilla, pero su coequiper estaba demasiado concentrando ultimando los detalles de su risotto. “Naranja”, alcanzó a decir con la idea de realzar el verde de la espinaca. La conductora regresó con los platos adecuados y animó a su compañero: “Vamos que Damián dice que está todo bien”, le dijo cucharón en mano y dispuesta a dar una mano. Pero el cordobés estaba en su mundo, con la manopla tomando el asa de la cacerola con el risotto y se preparaba para entrar en trance.
Con un movimiento frenético, el cordobés aplicó el tradicional sarteneo pero utilizando la olla en lugar de la sartén. El traqueteo con la hornalla le daba más energía, que retroalimentaba con onomatopeyas inclasificables. A su lado, la ex La ola verde, le ofrecía la sartén, pero era como si hablara en otro idioma. El actor estaba poseído en su tarea, ahora con las dos manos y por momentos padeciendo la situación. “¡Siento que va a explotar y no escucha!”, comentó con desesperación la animadora. Tanta energía llegó hasta la posición de los jurados y del conductor Santiago del Moro, quienes no podían creer lo que estaba pasando en el estudio. “Nunca vi sartenear con una olla”, sentenció Flavia antes que el cordobés terminara con su faena.
A la hora de escuchar la devolución de los chefs quedó demostrado que tanto sacrificio valió la pena. Primero, Donato De Santis avaló la técnica utilizada: “La olla es mejor que una sartén. Mantiene mejor los sabores y es más fácil a la hora de hacer la mantecatura, ese movimiento vigoroso que hiciste al final”, sentenció el italiano. Luego, su par Germán Martitegui elevó la preparación a la categoría de risotto, algo tantas veces intentado y nunca alcanzado en las dos ediciones de Masterchef Celebrity; y destacó especialmente la labor de Flavia en el emplatado.
Betular coincidió con su colega y Donato, el especialista en la cuestión, solo objetó la cocción de la cebolla. “Tiene color, sabor, se desgrana en la boca, promoción absoluta para este plato”, determinó. Para pasar al domingo solo había un obstáculo: los sorrentinos de Juanse. Sí, otra vez frente a frente con el líder paranoico. En una decisión salomónica, el jurado aplicó el viejo precepto televisivo de “los dos a la final” que en este caso se traduce en el paso al domingo de regreso. El músico dejó atrás el enojo del miércoles y terminó celebrando con el humorista en un paso de comedia digno del automovilismo: con alcohol sanitizante en vez de champagne pero con la alegría de dos competidores que superaron un gran desafío.
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