Raffaella Carrá es una verdadera leyenda de la música italiana. También es una estrella de la televisión, pero en la Argentina es recordada por sus canciones y el descomunal éxito de sus discos en nuestro país. Sus hits en castellano son escuchados hoy en día en toda Hispanoamérica. Una prueba más de esto es el enorme furor que ha provocado en España el estreno del musical Explota, Explota (2020) una película basada en las canciones de Raffaella Carrá que esperemos llegue en algún momento a la Argentina.
Pero una historia menos conocida de la gran cantante es su paso por el cine argentino. Carrá tenía una filmografía con algunos títulos interesantes, como El expreso de Von Ryan (1965) donde actuó junto a Frank Sinatra, pero su carrera como cantante postergó sus trabajos como actriz. Eso hace que el film Bárbara (1980) sea una rareza entre rarezas. No solo su carrera en el cine se había suspendido una década atrás, sino que tampoco volvió a protagonizar un largometraje después de este.
En la Argentina existía una gran tradición de hacer películas con cantantes de éxito. Con Raffaella Carrá no se hizo una excepción. Pero a diferencia de este tipo de films, hay algunos elementos aquí que le dan un toque de locura y diversión extra y que marcan la diferencia. Parafraseando a la propia Raffaella, se podría decir que es una fiesta.
El argumento es tan increíble como sencillo. Jorge Martínez interpreta al misterioso heredero de una pequeña nación y se ha enamorado de una famosa cantante italiana que acaba de llegar a la Argentina. ¿Qué hace el príncipe en una conferencia de prensa haciéndose pasar por fotógrafo?, nadie lo sabe, pero es amor a primera vista. Y ya se sabe, el amor es así, inexplicable, como el guión de la película.
Como ambos están en Buenos Aires el romance se desarrolla en la ciudad, hablando todos en castellano. La pequeña nación de la que proviene Martínez tiene el mismo idioma y acento que los porteños, lo que es una suerte para el bien del film. Pero que se haya filmado en la ciudad tiene un motivo de interés extra. Bárbara posee un registro documental sobre algunos de los lugares más hermosos de la ex Capital Federal. A partir de los números musicales vemos los Bosques de Palermo, la Facultad de Derecho, La Boca, Retiro, el Planetario, el Obelisco, el Congreso y hasta la Torre de los Ingleses. Todo muy bien filmado y con un valor extra como documento de la ciudad por aquellos años.
Una curiosidad es el número musical de la canción “In the City”, cantada en inglés y con los bailarines vestidos con la bandera de Gran Bretaña. Un par de años más tarde este momento de la película no se podría haber filmado en nuestro país debido a la Guerra de Malvinas. A pesar de que Bárbara fue realizada durante la dictadura, no hay demasiados elementos para analizar con respecto a esto. Los tres agentes que persiguen al príncipe en realidad son sus súbditos y no tienen otra intención más que la de cumplir el mandato familiar que pesa sobre él.
Hay que destacar que los números musicales y su puesta en escena son realmente superiores al promedio del cine argentino de aquel momento e incluso del resto de la propia película. Estos momentos son lo que le da encanto a todo el conjunto. Para hacer Bárbara se contrataron técnicos y especialistas italianos de gran nombre. Algunos de ellos habían trabajado con Federico Fellini, Luchino Visconti y Dario Argento, algo de ese profesionalismo asoma en gran parte del film pero se luce particularmente en el vestuario y sobre todo en las coreografías. Otra parte del equipo eran argentinos, así como también todos los actores de la película.
Bárbara es un musical, una película romántica y por momentos también una comedia con humor chaplinesco. Tiene escenas de acción disparatadas, como Raffaella Carrá peleando contra tres patovicas y haciendo tomas de karate. Bueno, algunas patadas y vueltas coreografiadas, llegando incluso a un momento inolvidable donde la pelea se desarrolla a ritmo de tango. Mientras ella combate, el protagonista masculino disfruta de la heroína rescatándolo. La estrella es Raffaella y es una feminista sin marco teórico. Pequeños detalles absurdos que son posibles con el carisma arrebatador de ella. También hay toques policiales, algo de drama y un poco de documental. Se intercalan escenas bastante pobres, filmadas con torpeza, con otras que son simplemente adorables.
Alguien podrá decir que es una película kitsch, alguien podrá decir que es una película bizarra, alguien podrá decir que es directamente un bodrio. Todos tienen razón en parte, pero la verdad es que es una película adictiva. Los números musicales funcionan tan bien como las canciones y Barbara es una verdadera rareza dentro de la historia del cine argentino. A no confundirse, es una pieza extraña también para el cine italiano o la carrera de su protagonista.
Raffaella Carrá, por supuesto, se luce, está en la cumbre de su talento y simpatía. Enamora al instante. Y Jorge Martínez, a quien todos conocemos, pone corazón a cada escena. En lo que a cine se refiere, Martínez siempre fue de dar lo mejor, sin importar lo absurdo del guión que tenía en frente. Bárbara es una película que se puede ver en YouTube o cada tanto en Volver y realmente vale la pena. Ojalá algún día tenga una edición a la altura de lo que merece. Tal vez en este revival de Raffaella Carrá tenga una segunda oportunidad. Mientras tanto, sus no pocos fans, la siguen viendo una y otra vez. No se los puede culpar, la película se hace querer.
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