En Margen del Mundo suena “Luna de Miel”, de Virus. La 107.9 FM Radio Berlín está en pleno relanzamiento y sus figuras se reúnen en el multiespacio de Chacarita. Luis Majul, director de la radio, se mueve orgulloso del equipo que armó para regalar música de los 90 y 2000, con algo –lo indispensable– de información. Teleshow es testigo del entusiasmo generalizado. “No madrugar me viene bárbaro”, asegura Jowi Campobassi, que hace el programa que va de 14 a 17. “¡Uf! ¡No digas eso en vos alta!”, comenta al pasar Franco Mercuriali, que tiene a cargo la primera mañana, de 7 a 10.
Diego Scott va de 10 a 14 y es feliz con este “flashback constante, porque dicen que la música que escuchaste entre los 17 y los 25 años es la que más te llega”. Diego Poggi, en tanto, es el único que bordea los treinta y no los 40. Hace “la vuelta”, de 17 a 20. Sin embargo, su juventud no es sinónimo de inexperiencia. “En esta misma frecuencia tuve mi primer laburo, a los 13 años, cuando era Radio Panda. Me gusta volver a escuchar a los Backstreet Boys y Roxette”, apunta el ex TN. Mientras que Federico Wiemeyer, más conocido como Dexter, celebra su lugar en las mañanas del sábado, de 10 a 13. “Me pone contento compartir ese momento tan positivo que tiene que ver con cómo encarar el finde. Damos un touch de lo que pasó, sin enloquecerte, y con mucha música de los 90 que es genial y estaba olvidada. El otro día escuché “Candy”, de Iggy Pop y fue un sopapo”, asegura Dexter. Y agrega: “La radio se adapta a si estás haciendo una torta de cumpleaños, vistiéndote para ir al Teatro Colón o andando en bici”. El madrugador, Franco Mercuriali, apunta: “Es un sacrificio arrancar tan temprano, pero me gusta acompañar a la gente en viaje al trabajo y mientras desayuna. Hacer radio genera menos tensión corporal que la tele. Por eso aparece mejor quién es uno”.
A cargo de la transmisión en ese momento, Joy Campobassi deja un segundo el estudio para brindar por su rol en radio. “Doy noticas netamente musicales. La gente no quiere más sobreinformación”, asegura la locutora que fue adolescente en los años 90 y es una entendida. “Hace unos años todo cambió con la irrupción del hip hop. Ahora un chico saca bases con una computadora, se promociona y arma una especie de festival. Las letras son pegadizas y no tan profundas. Son un beat que se repite. Lo respeto, pero no lo elijo”, agrega. Y cuenta: “A mi me va todo lo que tiene que ver con Nirvana y Kurt Cobain. Mis primeras preguntas existenciales me las hice gracias al grunge de los 90”.
ALMA MÁTER
Periodista, escritor, guionista, conductor, productor de cine, teatro, televisión y radio, Luis Majul es el fundador de Margen del Mundo, el espacio audiovisual desde donde sale la emisora que dirige. Conduce La Cornisa –desde 1999– y Voces por LN+ y hace radio a la mañana, por Rivadavia. Creó el sello editorial Margen Izquierdo, que editó libros como Lanata, La Dueña, Yo Acuso y Nisman, entre otros. Formado en el Colegio Mariano Moreno, trabajó como periodista en la agencia Diarios y Noticias (DyN) y el diario La Razón antes de pasar a la tele y luego convertirse en un empresario de los medios. Hoy su gran orgullo es Radio Berlín.
—¿Qué tiene de distinto esta frecuencia?
—Cuando empezamos a pensar la 107.9, la primera FM a la derecha del dial, hicimos un estudio para saber qué le faltaba a la audiencia. Así descubrimos que no había algo que tomara música de los 90 y del 2000. Para hacerla bien teníamos que elegir a los mejores, como Jowi Campobassi –la chica del noti de Telefé, de los tatuajes– que es una delicia escucharla. A Franco Mercuriali, que es periodista de TN, que toca el bajo, tiene su banda y que con la Tana Ricci hacen Buenos Días Berlín en la primera mañana. Y tenemos a Ale Lacroix, un icono de los 90 que la tiene atada. Por eso Berlín es mucho más que una FM. Es una experiencia musical para la generación que va desde los que tienen 35 a los que pasamos largamente los cincuenta. A media mañana contamos con Diego Scott, que trabajó mucho con Fernando Peña, y es súper versátil, standapero. Con Lolo Muñoz juegan de memoria. Tenemos también a Dexter, en el programa de los sábados. Y a Diego Poggi, que es más chico, pero sabe tanto de música que valora las grandes canciones de los 90. Porque los ochenta están sobre ofertados y melancolizados.
—Ahora el 2000 es retro, además de los 90…
—Claro. Bandas como Nirvana, Alanis Morissette, U2, Ace of Base, Brian Adams, Red Hot Chili Peppers, New Kids on the Block, Amy Winehouse, Oasis… Pero también Calamaro, Illya Kuryaki, Charly, Turf, Soda, Cerati, que para mí es el mejor. Los 90 es la era del compact disc, que todavía muchos tenemos. ¿Viste que es una década que tiene mala prensa desde la política? Pero desde la experiencia personal es la década del 1 a 1, del amor... Cuando yo pienso en los 2.000 pienso en la Internet masiva, en el mejor Fito Páez, de “El amor después del amor”... Y en el mejor Calamaro, con Alta suciedad.
—¿Mucha música, poca información dura?
—Sí. Y no te voy a decir que estamos en la perfección, pero estoy muy orgulloso. En mi vida y en mi carrera profesional me he equivocado mucho. Por eso estoy tratando de hacerle más corto el camino a los chicos, para que se equivoquen menos. Por eso: las palabras justas. Yo mismo soy muy verborrágico. En una radio como Berlín yo tendría que hacer un entrenamiento muy fuerte para tener un programa. De hecho, participo de una columna de actualidad, pero no puede pasar nunca de los tres minutos. ¡Nunca! Y cuando los paso, hay un relojito en la cabeza de todo el equipo que dice basta.
—¿La idea es no bombardear a la gente con noticias?
—No vivimos en un tupper y damos servicio para que estén informados, pero no te volvemos loco. Hay ciertas maneras de pasar la pandemia, una es alejándote de lo tóxico. Si vos querés eso, pero además saber cómo moverte, es ideal una radio que te haga compañía, que no te rete, que no te de clases de vida. Si vos querés mucha más información, podes escuchar mi programa en radio Rivadavia.
—¿Cómo vienen a plantarse en el mercado radial?
—Cuando me hice cargo de la radio era por streaming, pero pronto entendí que tenía que meterme en una frecuencia modulada para convencer a los anunciantes del gran impacto que tenía Berlín. Es muy probable que nos incorporemos a Ibope para competir con los líderes. Quiero ir contra la sobre oferta de algunas propuestas. Nos gustan los desafíos.
—¿Por qué se llama Berlín?
—Porque la ciudad me impactó. Es multicultural. Respeta su historia desde el punto de vista arquitectónico y tiene los museos más modernos del mundo para entender porque hoy Alemania es Alemania y porque el nazismo pasó por ahí. Además, es diversa. Y Berlín va a ser la primera ciudad por cuyo casco histórico no transite ni un solo auto.
—Es interesante todo lo que significaron los 90 para Berlín tras la caída del muro.
—Sí. De hecho hicimos un spot para presentar Radio Berlín que habla de eso, en paralelo con nuestra propuesta de comunicación. Nosotros no hablamos de la grieta. No tenemos nada que ver... Es cierto que yo estoy detrás de la radio y que, según Carlitos Rottemberg soy el gerente de supermercado de la grieta. ¡Todo bien! Él está muy identificado con una parte... ¡pero no importa!
—¿Es decir que vos acá te permitís correrte de la grieta?
—Este soy yo: tengo mi opinión, tengo análisis, tengo información, sí… pero este soy yo. La 107.9 FM Radio Berlín de los 90 y los 2000… Este soy yo. La feria Leer y comer, también soy yo.
—¿Me contabas que todavía tenés CDs?
—Sí, tengo muchos, pero los heredaron mis hijos, que aman la música. Mi hijo que es un cientista político y pronto se va a recibir de magister en ciencias sociales. Y mi hija, que se va a ir a vivir sola, tiene guardadito un pack de Lennon de colección. Tenemos también compactos de lujo de Ella Fitzgerald y de Aretha Franklin.
—¿Qué fueron los noventa para vos, desde lo musical?
—U2, Fito Páez, Madonna, Calamaro, El Flaco Spinetta. Yo transpiro música. Hace muchos años jugaba al futbol con personajes como el Zorrito von Quintiero y con Emmanuel Horvilleur –gran músico y ‘entusiasta’ jugador– y antes de empezar cantábamos: “¿Y dónde están esas chicas modernas?”. Tenés que ser un marciano para no estar atravesado por la música. Es cierto que tengo una imagen: hace 20 años que estoy con saco y corbata, con cara de orto, hablando de política... Recontra tóxico. La gente me ve y cruza la calle, pero bueno… Yo entiendo las reglas del juego. No niego lo que soy cuando me pongo el saco y la corbata, pero por la música estoy súper atravesado. Cerati me empezó a gustar en una segunda escuchada. Cuando suena “Vuelta por el Universo” digo: “¡Guauuu!”.
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