La Banda del Golden Rocket es sin dudas uno de los programas más recordados de la televisión argentina de los primeros ‘90. Su historia imbatible de amor y amistad, de nostalgia juvenil y conflictos familiares, de rostros jóvenes y bonitos trascendió su época y todo lo vinculado a sus internas y curiosidades sigue despertando interés a más de tres décadas de su estreno
En diálogo con Moskita Muerta y Nilda Sarli en Por si las moscas (La Once Diez), Sergio Vainman, guionista del programa junto a Jorge Maestro, reveló algunos detalles de la cocina de la tira. Habló del surgimiento en las entrañas de Canal 13, de los vaivenes en la conformación del elenco y de cómo el romance de Adrián Suar y Araceli González impactó en la dinámica de la historia.
Vainman contó que junto a Maestro, autores de otros clásicos como Montaña Rusa y Clave de Sol, cranearon el programa en las trasnoches del canal de Constitución, mientras compaginaban otra producción suya, Estado Civil. En arduas conversaciones en la sala de video tape, empezaron a aparecer algunas piezas que formaron el rompecabezas de la tira.
Primero fue un auto, que luego se supo que no era un Golden Rocket sino un Kaiser Carabela, un lujoso vehículo de mediados de los ‘50, a partir del cual articularon el resto de la historia. El cuento de los tres primos, íntimos de chicos y enfrentados de grandes, que heredan el auto con el que también vienen tensiones, disputas y celos trasmitidos de generaciones anteriores.
Los tres primos que venían a recuperar su propia amistad tenían nombre. Diego Torres, Fabián Vena y Leonardo Sbaraglia. No, no es un error de tipeo ni de memoria. El actor de Clave de Sol era el indicado para el papel, pero a último momento no cerraron trato y fueron por otro con un largo recorrido en los medios: Adrián Suar.
El juego de las casualidades también iba a alcanzar a las protagonistas femeninas, ya que a los nombres de Gloria Carrá y Marisa Mondino costó agregar el de Araceli. “Con Jorge y el director Fernando Espinosa nos parecía que tenía una cara e imagen perfecta para lo que nosotros queríamos, pero había resistencias y en el canal no la querían a Araceli”, recordó el guionista. “No sé si porque era modelo, porque pensaban que no podía ser actriz, o llevar adelante un personaje”, conjeturó Vainman.
Hugo Di Guglielmo, gerente de programación de la emisora, era uno de los que no estaba convencido de apostar por Araceli. Además, tenía una objeción respecto del título que barajaban Maestro y Vainman. “Queríamos ponerle La banda de los conejos, porque el apellido de la familia era Conejo y no nos poníamos de acuerdo”, explicó el guionista.
¿Cómo apareció el Golden Rocket? A partir de un recuerdo del gerente, por un auto que había tenido de chico. “‘Les cambio a Araceli por el nombre’; nos ofreció: ‘Si ustedes le ponen La banda del Golden Rocket, nosotros le hacemos el contrato a Araceli’”. De más está decir que se dieron la mano y hubo trato.
De esta manera, la pareja que hubieran formado Leo Sbaraglia y vaya uno a saber qué actriz terminó siendo la historia de Adrián y Pato, que derivó en una de las parejas más icónicas del espectáculo contemporáneo. ¿Cuánto tuvo que ver La banda... en su relación. “Nosotros supimos que Adrián estaba muerto por Araceli, pero eso es un tema privado de ellos. La historia de sus personajes estaba planteada desde antes del romance”, señaló el guionista.
Pato trabajaba en una hamburguesería (Pumper Nic, emblema de época) en la que un día atiende a un joven algo tímido y deprimido con el que con el tiempo entabla una amistad. “La historia famosa que la amiga que escucha las lamentaciones por la novia que lo había dejado, hasta que un día de esa amistad pasan a amigos con derechos o amigos con mayúsculas, o más que amigos”, explicó el escritor.
Con el correr de la tira, ficción y realidad pasan a ser una sola cosa y Adrián y Araceli se convierten en novios. ¿Cuánto tuvo que ver esto en el boom de La banda? “Una potenció a la otra”, analizó Vainman. “En los hechos después la gente dice, ‘ah pero además salen en la vida real’, eso ya es otra cosa”, agregó el guionista, que recordó que lo mismo le ocurrió años más tarde en Montaña Rusa con Nancy Dupláa y Gastón Pauls: “Hace poco Nancy me preguntaba si éramos brujos o adivinos... No, solo éramos un poco más grandes, teníamos un poco más de experiencia y la vida de la gente no es tan distinta a la de la televisión”, cerró el autor.
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