Conocer a una persona muy distinta puede ser muy bueno o muy malo. a veces los opuestos se atraen, pero otras veces se repelen. Viendo a Cher y Meryl Streep uno se preguntaría cómo hacen para ser amigas. Es que a simple vista no pueden ser más distintas. Ya desde lo físico son bien opuestas. Una es una llamativa morocha de cabello enrulado y la otra una angelada rubia de pelo lacio. Meryl vivió dos grandes amores. John Cazale que murió muy joven de cáncer y Don Gummer con el que está casada hace más de 40 años. Cher también se casó dos veces, pero se divorció y tuvo variados romances.
“Me divertí con todos los hombres con los que estuve. Creo que nunca elegí mal. Y siempre me sentí feliz cuando apareció el siguiente. Es que no suelo durar más de dos años con el mismo”, explicó sin culpas. En la lista figuran Warren Beatty, Sonny Bono, Marlon Brando, Val Kilmer y Eric Clapton. Si nuestra monumental Moria fue pionera en el sex boys, ella fue precursora del toy boys. A medida que cumplía años sus parejas eran más jóvenes. Estuvo con Tom Cruise (16 años menor), Richie Sambora (13 años más joven) y un desconocido pero ardiente panadero, Rob Camiletti, (18 años menor), la enumeración continuaría pero será tema para otra nota.
Pero si las diferencias parecen muchas, era más lo que las acercaba, como un mismo humor irónico y una capacidad única de no creérsela. Además vivieron un hecho que las unió para siempre.
Corría 1983 cuando las convocaron para Silkwood. El proyecto era atractivo desde el principio. Lo dirigía Mike Nichols que exhibía el antecedente de haber realizado joyas como ¿Quién teme a Virginia Woolf? y El graduado.
Streep y Cher nunca habían trabajado juntas. La primera ya había ganado un Oscar por su papel en Kramer vs Kramer, un Bafta por su rol en La amante del teniente francés y enmudeció a todos con su interpretación en La decisión de Sophie (consejo al lector: si no vio esa película, deje ya esta nota, vaya a verla y luego retome la nota. Tiene mi bendición).
Cher no tenía experiencia en cine pero era la cantante más taquillera en Las Vegas y una estrella de la televisión. Lo que pintaba para guerra de egos se convirtió en una de las amistades más fuertes del planeta Hollywood.
Como la misma Cher contó, apenas conoció a Meryl simplemente la amó. Es que la cantante, aunque no era una primeriza en el espectáculo, estaba algo cohibida por los pergaminos de su compañera. El día que las presentaron se sentía nerviosa porque “era como tener una audiencia con el Papa”. En el primer encuentro, Meryl se acercó, la abrazó y simplemente le dijo: “Me alegro mucho que estés aquí”. Cher pronto descubrió las características que convertían a la Streep en algo mejor que una gran artista: era una excelente persona. "Ella es toda calidez y amistad y además tiene un gran sentido del humor ", la describió.
Al finalizar la película, ambas ya no eran compañeras de trabajo sino entrañables amigas. Así fue como un día acordaron encontrarse en el departamento de Meryl. Charla va, charla viene, el tiempo voló y a la Streep le dieron ganas de tomar un helado. Ya era de noche y, en tiempos sin delivery, a Cher le pareció que sería peligroso salir a comprar. Su amiga la tranquilizó. “Tenemos Little Italy a un lado, Chinatown al otro. No hay problema, estaremos bien”.
Apenas bajaron, lo primero que vieron fue a un hombre lanzando ladrillos contra un auto. Cher quiso regresar pero Meryl la volvió a tranquilizar y la convenció para ir a buscar el bendito helado. Caminaron unos metros y al llegar a una esquina escucharon los gritos angustiantes de una mujer. Lejos de huir para el otro lado, sin celular ni posibilidad de llamar al 911, avanzaron unos metros y vieron a un hombre corpulento arrancándole la ropa a una chica, con intenciones de violarla. “Meryl empezó a chillar. Yo empecé a chillar y las dos corrimos hacia el hombre gigante, que se dio la vuelta y corrió a su vez hacia nosotras”. Cuando parecía que las iba a atacar, las mujeres se separaron, sin dejar de gritar. Milagrosamente o no, el hombre pasó en medio de ellas y huyó.
“Nos acercamos a la chica. Toda su ropa estaba hecha pedazos y ella sujetaba con fuerza su bolso. Así que tratamos de ayudarla a recomponerse, a que pareciera que no acabara de ser asaltada, a acomodarla un poco” recordó Cher muchos años después en el programa de James Corden.
La joven en estado de shock comenzó a tranquilizarse, pero entonces ocurrió algo insólito. “Nos miró y dijo: '¡Oh Dios! ¡Acabo de ser rescatada por Meryl Streep y Cher! Soy actriz y trabajo en un café donde canto y, madre mía, todos mis amigos van a estar súper celosos”. Ante el espanto y el miedo nunca se sabe cómo se reaccionará.
La amistad entre ambas artistas se acrecentó. En 1988 atravesaron lo que se podría llamar una “prueba de fuego” y ellas transformaron en un trámite o una lección. Ambas habían sido nominadas al Oscar, Cher por Hechizo de luna y Streep por El amor es un eterno vagabundo. La cantante ya había causado sensación en la alfombra roja cuando apareció con un diseño de Bob Mackie realizado en transparencias que la dejaban semidesnuda. Un estilo que hizo historia ya que en ese momento era tan rupturista como osado.
Al momento de la premiación se anunció que la ganadora de la estatuilla era Cher. Fue entonces que las cámaras enfocaron a Streep que, lejos de poner cara de circunstancias, aplaudía a rabiar y con sincera alegría a su amiga. En el momento del discurso, Cher no se quedó atrás. Primero dio muestras de su complicidad. La llamó “Mary Louise Streep”, su nombre completo y algo a lo que pocos se atreven. Luego aseguró orgullosa: “Hice mi primera película con vos y ahora ambas estamos nominadas. Me siento feliz y agradecida”. Meryl respondió lanzándole besos con sus manos ante un teatro que estallaba en aplausos. Amistad 10 – Aquelarre 0.
La cantante no duda en defender a su amiga si ve que la atacan. Cuando se la acusó de no hacer lo suficiente para evitar las violaciones y acoso sexual de Harvey Weinstein, la morocha salió en su defensa aclarando que era una “mujer de honor” y volvió a contar cómo arriesgó su vida cuando vio a la joven atacada.
Meryl por su parte siempre quiso volver a trabajar con su amiga y tanto insistió que lo logró. Protagonizaron Mamma mía 2. En la primera parte le ofrecieron interpretar a Tanya, una de las amigas de Donna, pero lo rechazó. En la segunda aceptó, aunque tuvo que hacer de madre de la versión joven de Donna. La situación provocó muchas bromas ya que ambas se llevan solo tres años. Eso sí Cher no pudo con su genio y eligió al protagonista masculino, Andy García. Nadie puede criticar su buen gusto a la hora de elegir candidatos.
Meryl siguió dando muestras de su amistad. Las escenas que Cher debía filmar no coincidían con las de ella, sin embargo se aparecía por el set para acompañar. Ante los críticos no ahorraba en halagos. “Cher se roba la película. Siempre fui fan de su música”.
El día del estreno, en julio de 2018, la expectativa era inmensa por ver a estas dos súper estrellas juntas. Las chicas no defraudaron. Ante las decenas de cámaras que la seguían se dieron un “piquito”, pícaro y cómplice.
Meryl siempre intenta que Cher comparta algún proyecto. Los que las conocen aseguran que se envían mensajes todo el tiempo y que intentan verse sin que nadie las moleste varias veces al año. La clave de su amistad parece estar en que no compiten sino que se respetan y entienden, comparten un humor irónico y una honestidad brutal. Es que si lograron hacer huir a un violador y no competir en el competitivo Hollywood, nada ni nadie podrá con ellas.
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